“Bomba en Redención” fue el titular de la nota superior, publicada en la página 2.
Según la nota, los integrantes del Partido Redención habían recibido amenazas, las cuales se concretaron el 20 de junio.
“Una potente bomba de fabricación casera explotó ayer a las 14.55 horas en las oficinas del partido oficial Redención, destruyendo prácticamente la vieja casa, situada en la 10a. calle 3-25 de la zona 1”.
Ninguna persona resultó lesionada en esa ocasión, pese a que la mayor parte de empleados del partido se encontraba adentro.
Minutos después de que estalló la bomba se presentaron elementos de la Policía Nacional y Judicial, así como el secretario general de dicha agrupación, Ricardo Estrada Aguilar.
Ernesto de Paz, Juan Zepeda y Juan Castañeda, guardianes del edificio, dijeron que ellos se encontraban trabajando, y que se habían guarecido de un fuerte aguacero que había caído al mediodía.
La puerta de la casa se encontraba abierta, y adentro también estaba Isabel Moncada, directora de asuntos femeninos de Redención.
El bombazo destruyó casi por completo la casa, mas sus moradores no pasaron de sufrir un susto y crisis nerviosa.
En casa de coronel Mendoza
Otro artefacto estalló ese día a las 21.30 horas en la residencia del subdirector general de teléfonos, coronel Miguel Ángel Mendoza Azurdia, en la 3a. calle “A” 0-31 de la zona 10, a cien metros, aproximadamente, de la entonces Casa Presidencial.
Según la nota, la bomba fue colocada en una pared de 1.60 metros, cercana al jardín de la residencia.
La explosión, se dijo entonces, abrió dos boquetes y rompió vidrios de varias viviendas cercanas.
El que fue calificado como “acto terrorista” estremeció parte de la zona 10. No hubo daños personales.
Mendoza se encontraba viendo televisión cuando fue el suceso.
“Ni antes ni después de la explosión se escuhó ruido alguno de personas o vehículos”, comentó Mendoza.
Cuando se le preguntó si el acto terrorista iba dirigido contra su personal, él dijo que no.
“No creo que se trate de algo personal. Lo que los terroristas hacen es torear al cuco”, comentó.
Entre los detalles de la nota se indica que caía una llovizna pertinaz, Mendoza se cubría la cabeza con un sombrero de fieltro, y que además vestía chumpa de cuero.