Esta enfermedad, que entonces significaba un enorme problema para los exploradores europeos, se trataba con medicamentos a base de quinina, un compuesto que solo podía extraerse de plantas provenientes de Sudamérica.
BBC NEWS MUNDO
William Henry Perkin, el inglés que descubrió los tintes sintéticos por accidente y revolucionó la química
En 1856 un adolescente llamado William Henry Perkin trabajaba en su laboratorio casero con la ambiciosa meta de encontrar un tratamiento para la malaria.
William Henry Perkin (centro) trabajando en su laboratorio en el colorante sintético que bautizó como "malveína". (Imagen: Fundación del Patrimonio Químico)
Perkin buscaba crear una fuente más barata y confiable que la quinina, pero el experimento salió mal. Al menos desde el punto de vista médico.
Lo que el londinense de 18 años obtuvo fue un líquido oscuro cuyo residuo parecía teñir de púrpura todo lo que tocaba.
Entonces, hizo lo que toda mente curiosa haría: investigar las propiedades de su “error”.
La “década malva”
Tras varias pruebas, Perkin mezcló su extracto con petróleo y etanol, y según la leyenda, probó su desarrollo en unas pantaletas de seda blancas de su hermana.
El blanco se tiñó de un color púrpura mucho más intenso que el que hasta aquel entonces se podía obtener de forma natural usando la mucosa de una especie de caracoles marinos.
El joven llamó a su colorante “malveína”, un color que hoy en día suele ser descrito como “malva” o incluso “púrpura de Perkin”, en honor al inventor nacido hace 180 años.
“Tras su descubrimiento, se centró en patentar, fabricar y comercializar este colorante púrpura”, explica Google en el doodle de este lunes que homenajea a Perkin.
Este primer tinte sintético no solo era más intenso que el natural, sino que además daba paso a una producción masiva y más barata del colorante justo en plena expansión de la industria textil.
No obstante, el tono malva explotó en popularidad cuando la reina Victoria de Inglaterra concurrió a la boda de su hija con un vestido de seda teñido de este particular color.
Tan extendido sería su uso en Londres que los años 1890 pasarían a ser conocidos la “década malva”.
Mucho más que un color
El invento de Perkin dio inicio a la fabricación de vibrantes tintes sintéticos que supuso una revolución para la industria textil y que, desde entonces, se ha convertido en una industria de miles de millones de dólares en todo el mundo.
En lo social, la “malveína” supuso la caída de barreras de clase en la producción masiva de indumentaria, pues ni el púrpura de la realeza le era ya exclusivo.
Pero los cambios en la moda fueron apenas el inicio de una transformación mucho mayor.
Según dijo a la BBC el renombrado físico inglés Brian Cox, “Perkin aceleró la decadencia de la química orgánica y dio inicio a una nueva era de productos sintéticos, desde plásticos hasta perfumes y medicinas“.