Y un ejemplo de esta paradoja parece ser el territorio chileno de Isla de Pascua.
BBC NEWS MUNDO
La historia oculta de Isla de Pascua y cómo se convirtió en una prisión para sus propios habitantes
Una isla remota y paradisíaca en el Océano Pacífico podría ser el plan perfecto para despojarse de cualquier atadura. Sin embargo, lejanía y libertad no siempre van de la mano.
¿A dónde iría un fugitivo en la isla más remota del planeta?
“Tierra Sola”, un reciente documental chileno, se hace esta pregunta y cómo para sus habitantes primitivos y algunos en la actualidad, la isla es una prisión.
Lejos, muy lejos
Isla de Pascua tiene 163 km cuadrados y se ubica en el Océano Pacífico Sur en el extremo oriental llamado Triángulo de la Polinesia.
De Chile la separan 3.526 kilómetros al este. El territorio más cercano al oeste son las islas británicas Pitcairn, también en medio del océano, a 2075 km.
No hay otro lugar habitado en el mundo que esté tan aislado en el mar como la Isla de Pascua, señala el portal oficial de turismo de Chile.
La isla es uno de los principales destinos turísticos chilenos con un gran interés por parte de viajeros internacionales que valoran su naturaleza y la misteriosa cultura de los rapanui, sus habitantes ancestrales.
Los Moais, esas gigantescas esculturas de piedra con imágenes de hombres son el sello indiscutido de este enclave.
Pero no todo es paradisíaco.
Colonización
Isla de Pascua fue anexada a Chile en 1888.
Como el gobierno chileno fracasó en sus intentos colonizadores, a partir de 1895 y por casi 60 años, arrendó la isla a la “Compañía Explotadora de la Isla de Pascua”, una sociedad con capitales británicos, convirtiéndola en una gran hacienda ovejera, según publica la Biblioteca Nacional de Chile.
Y esta decisión no fue positiva para los habitantes nativos de la isla.
La llegada de los europeos trajo el desarrollo de una serie de traumáticos procesos de transformación de la población rapanui que casi la extinguen, asegura el libro “La Compañía Explotadora de Isla de Pascua Patrimonio, Memoria e Identidad en Rapa Nui”, de Claudio Cristino y Miguel Fuentes.
Expediciones esclavistas, desarrollo de epidemias, misiones católicas e inversiones capitalistas y nacionales, contribuyeron a su deterioro.
Las características típicas de la cultura rapanui, una comunidad pescadora, agricultora y tribal, parecen que están a punto de desaparecer.
Sin embargo, al mismo tiempo nace un espacio para la resistencia y rebeldía que les permitió sobrevivir, añade el libro.
La primera cárcel
Muchos rapanui murieron, otros se convirtieron en esclavos y otros tantos se lanzaron a la aventura casi suicida de salir en botes al mar abierto en busca de un futuro.
De los 14.000 que llegaron a ser en su momento de mayor apogeo, sólo quedaron 111 habitantes nativos a finales del siglo XIX.
Y ese centenar de rapanui, cuyas familias actuales son sus descendientes, quedó recluido en porciones muy pequeñas de tierra, con difícil acceso a agua y alimentos.
“Para los más viejos, toda la isla había sido una cárcel en una época de su historia que se conoce muy poco”, señala a BBC Mundo la documentalista chilena Tiziana Panizza, directora de “Tierra Sola”.
En los primeros años de soberanía chilena, los rapanui quedaron encerrados en su propio hogar ya que Chile no les dio la ciudadanía hasta 1966 cuando la isla pasó a formar parte del Departamento de Valparaíso.
La otra cárcel
“Qué absurdo tener una cárcel en un lugar donde no hay a dónde ir”, se preguntó Panizza quien registró la vida de los presos en la isla además de analizar al menos 32 antiguos documentales sobre el lugar.
Y es que en la actualidad, Isla de Pascua, con sus 5.035 habitantes según el último censo, cuenta con una prisión.
Para Panizza se trata de un lugar contradictorio, porque es una cárcel sin muros.
“Los presos hacen artesanías, los turistas pueden entrar a la cárcel para comprarlas y a veces los mismos presos salen para adquirir materiales” para sus obras.
“La cárcel es un término que se supone es igual para todos pero en este lugar tiene otro significado. Incluso en la misma cultura rapanui, no existe una palabra para decir cárcel”, describe Panizza.
“La vida dentro de la cárcel feliz”, tituló el diario La Tercera de Chile en 2016 en una visita a la prisión “más tranquila del país” y de la que nadie quiere fugarse porque no hay dónde ir y porque acá comemos carne todos los días, ni tiene dónde hacerlo”, aseguraba uno de los reclusos.
Sin embargo, las autoridades piensan diferente.
“La realidad de la isla, no es exactamente como dicen los medios. Nuestra cárcel tiene muros“, señala a BBC Mundo, la gobernadora de Isla de Pascua, Carolina Hotu Hey.
Pero aclara que “los muros son de mallas de acero, pues culturalmente no acostumbramos a tener muros de cemento”.
“Los presos (que no superan la decena) cumplen condenas dispuestas por los Tribunales de Justicia chilenos, y gozan de los mismos beneficios que ofrecen las otras cárceles del país, como talleres, visitas, etc.
“La diferencia radica en que las penas son más bajas que en el resto de Chile, debido a la Ley Pascua 16441, especial para la isla, que data del año 1966 y que solo se aplica a los presos nativos”, explica Hotu Hey quien nació en la isla al igual que sus padres y abuelos.
La gobernadora cuenta también que siempre residió en la isla, excepto en un breve intervalo en su adolescencia cuando viajó a la ciudad de Santiago de Chile para estudiar, ya que no existía educación superior en el territorio.
Problemas
La puja por las tierras en la isla de Pascua no es cosa nueva.
Y cada tanto se produce alguna manifestación por un reclamo de los rapanui.
Un ejemplo fue en 2011, cuando una familia nativa ocupó los terrenos donde se encuentra el hotel Hanga Roa, alegando que pertenecen a sus ancestros y el Estado los entregó a manos privadas violando la ley de 1966, que establece que las tierras no pueden ser propiedad de particulares foráneos o de extranjeros.
Otro ejemplo, de 2010, se puede ver en el documental chileno, en el que miembros rapanui realizan un manifestación en las calles de la isla ante un inusual número de soldados del ejército chileno.
Sin embargo, las autoridades locales afirman que en la actualidad en la isla hay paz.
“Puedo decir que actualmente en la isla reina el optimismo”, afirma Hotu Hey.
La gobernadora lo justificó al enumerar que la administración del Parque Nacional Rapa Nui se entregó al pueblo, que antes estaba en manos de la administración nacional.
“A esto se le suma la creación de una Ley de control de ingreso y residencia en la Isla (Ley de residencia, permanencia y circulación en el territorio especial de Isla de Pascua) la que está siendo aprobada en el Congreso Nacional, cumpliéndose un gran anhelo de nuestra comunidad”.
La funcionaria también recordó que “la propiedad de la tierra está en manos de sus dueños originales, los rapanui. Ya que están protegidas por la ley indígena promulgada en 1993, la que prohíbe que extranjeros y chilenos continentales, es decir los no pertenecientes a la etnia, puedan comprarlas”.
Cruzar historias
El documental “Tierra Sola” muestra esas dos “cárceles” que tuvo y tiene Isla de Pascua.
“Aquí hay un tema que tiene que ver con la libertad y su paradoja y con cruzar historias para contar cuándo la isla fue una cárcel pero también una historia contemporánea en donde hay una cárcel”, describe Panizza.
“Haciendo esta película aprendí de la gente”.
“Es un pueblo que ha sido de pura supervivencia y fuerza. Yo lo siento mucho cuando la gente dice que los rapanui son problemáticos y conflictivos, pero hay que saber de qué historia vienen”, concluyó Panizza.
“Hoy Rapa Nui goza de tranquilidad y paz social y se concentran los esfuerzos en la protección del medio ambiente y sustentabilidad, educación y otros en pos del fortalecimiento de nuestra cultura”, resumió la gobernadora.