Los belgas lo aceptaron como soldado, junto a otros dos peruanos -que ya murieron- y en enero de 1943 zarpó para iniciar su vida militar.
BBC NEWS MUNDO
“A la guerra se va a matar y a que lo maten a uno”: la historia del último peruano que participó en la Batalla de Normandía, durante la Segunda Guerra Mundial
Un amigo le preguntó si quería ir a la guerra, en diciembre de 1942. Jorge Sanjinez Lenz, entonces de 25 años, no lo dudó y fue con su amigo a la embajada de Bélgica en Lima, Perú, que recibía a los voluntarios para combatir en Europa junto a las naciones Aliadas (Francia, Reino Unido, y Polonia) durante la Segunda Guerra Mundial.
Jorge Sanjinez llegó a Inglaterra en julio de 1943 y se unió a la Brigada Piron, de Bélgica. COLECCIÓN DE LA FAMILIA SANJINEZ
BBC Mundo habló por teléfono con Jorge Sanjinez, que ahora tiene 100 años. Debido a su pérdida de audición, su esposa, Meldín Alava, nos ayudó en la comunicación.
Sanjinez nos contó cómo fue su participación en la Batalla de Normandía, desarrollada entre junio y agosto de 1944, para liberar Francia de los nazis, y luego Bélgica y Holanda.
¿Cómo empezó su vida militar?
Fui en barco a Estados Unidos y entramos por el río Misisipi, hasta Nueva Orleans, Louisiana. Luego fuimos en tren a Miami y de ahí en tren a Nueva York. De Nueva York nos enviaron a Canadá, donde entrenamos en invierno, en Quebec. (En junio de 1943) todos los voluntarios embarcamos en Halifax (en el barco Queen Mary) hasta Inglaterra.
¿Cómo fue el entrenamiento en Inglaterra?
Recibimos un entrenamiento militar completo, especializado en búsqueda de minas antipersonales. Todas las mañanas practicábamos tiro al blanco. Luego, el reconocimiento de todas las armas que podían usarse en la guerra.
¿Tenía momentos libres?
Todos los días los soldados salíamos a las 5:30 de la tarde y nos íbamos de fiesta. Nos daban dos preservativos a cada uno porque había muchas enfermedades venéreas y los ingleses querían soldados sanos y mujeres sin barriga.
“No le importaba morir”
Jorge fue enviado a la Brigada Piron, formada inicialmente por soldados belgas en Reino Unido mientras Bélgica estaba ocupada por los nazis.
La Batalla de Normandía empezó el 6 de junio de 1944, con el Día D. Pero Jorge se unió al combate el 8 de agosto, junto a los más de 2.000 soldados de su batallón, de acuerdo a un comunicado de la embajada de Francia en Perú, cuando desembarcaron en la playa de Courseulles-sur-Mer, que recibía el nombre codificado de “Juno”.
¿Cómo recuerda su llegada a Normandía?
Antes de nuestro desembarco nadie sabía cuándo se abriría nuestro frente. Fue uno de los grandes secretos del gobierno británico. Solíamos hacer ejercicios en las playas y salíamos en barcos, así que días antes de partir nos llevaron a altamar para que no tuviéramos contacto con la gente y nos dijeron “Señores, esto ya no es un entrenamiento, ¡esto es Normandía!”. Pero nuestra unidad ya estaba preparada para las armas y para hacer una limpieza completa de las minas que quedaban en la costa francesa.
¿Cómo eran los combates?
En la guerra se escucha solo música de balas. Los ataques más fuertes eran en las noches. Veíamos las balas al rojo vivo que llegaban a nosotros. A la guerra no se va a bailar, se va a matar y a que lo maten a uno. Los nazis eran excelentes soldados, nadie lo va a negar. Pero nosotros combatíamos mejor. Yo era francotirador. Disparé tanto que los que conté como muertos eran como 100.
¿Lo hirieron?
Perdí a tres compañeros a mi costado. Pero a mí no me hirieron ni un pelo (la esposa dice que le cayeron esquirlas en el cuello). Parece que no me quería San Pedro en el cielo.
¿Tuvo miedo alguna vez?
No conozco el miedo. Enseñé a mis compañeros a no tener miedo. El miedo depende de la familia que se queda en casa. Yo no tenía absolutamente a nadie en Perú. Estaba completamente solo.
Jorge Sanjinez había nacido en Moquegua, en el sur de Perú, en enero de 1917, en plena Primera Guerra Mundial.
Cuando tenía 4 años su familia se mudó con él a Bolivia. A los 12 se escapó a Lima, donde trabajó en la calle hasta llegar al hipódromo de la ciudad, a cuidar y limpiar caballos.
Con el tiempo, perdió el contacto con sus parientes. “Por eso no tenía miedo”, dice su esposa. “No le importaba morir”.
Cruz de Guerra de Bélgica
¿Qué ciudades ayudó a liberar de los nazis junto a la Brigada Pirón?
Ya es difícil recordar todas. Nuestra misión era la limpieza completa de alemanes en todo Francia, Bélgica, hasta la frontera con Holanda. Aquí (a donde llegaron a fines de setiembre de 1944) simplemente defendimos la línea casi hasta el final de la guerra, para mantener a los nazis fuera.
¿Cómo se ganó la Cruz de Guerra?
La Cruz de Guerra belga la gané por la orden de un comandante de construir un puente para que el ejército de Francia y Bélgica pudieran cruzar un río (el puente se construyó en Capelle, Holanda, en abril de 1945, “bajo la visión directa del enemigo”, según el certificado belga de este reconocimiento, y fue una “misión perfectamente exitosa).
La Legión de Honor de Francia
El 15 de abril de 1945, Sanjinez fue ascendido a cabo y el 1 de agosto de 1945, a sargento, según la embajada de Francia.
Volvió a Perú en enero de 1946.
¿Por qué no se quedó en Europa después de la Guerra?
Pude quedarme en Inglaterra, tuve tanta suerte… Pero a veces los pueblos jalan de regreso y quería contarles a mis compañeros (de trabajo) algo de lo que había hecho.
Cuando volvió a Perú, Sanjinez trabajó como tripulante de cabina en la ya desaparecida aerolínea peruana Faucett.
Después, fue agente de viajes en Lima y en Pucallpa, en la selva de Perú, donde conoció a Meldín Alava, su tercera esposa, 44 años menor que él. Tienen 38 años de matrimonio y dos hijos. Él tiene otros tres hijos de sus dos matrimonios anteriores.
En 1994, Sanjinez viajó a Bruselas, Bélgica, para celebrar el aniversario 50 de la liberación de la ciudad, detalla la embajada de Francia, y en 2001, recibió la Orden del Rey Leopoldo II, de ese mismo país. Se la enviaron por correo, según José Ignacio Mogrovejo, autor de las memorias de Sanjinez, aún sin publicar.
En 2014, Francia homenajeó a los soldados que participaron en la liberación del país, durante la ceremonia por el aniversario número 70 de Normandía.
Pero Sanjinez no pudo ir. Entonces, el embajador de Francia en el Perú, Fabrice Mauriès, viajó a Pucallpa, para poder entregarle al soldado la Legión de Honor, la más alta condecoración de ese país, en el grado de caballero, en febrero de 2017.
“Me siento completamente feliz y satisfecho por algo que nunca había pensado. Vive la France!”, dijo el ex soldado a BBC Mundo sobre su último reconocimiento.
Como dijo el embajador francés en Perú, ésta es la historia de un peruano que se enroló “en el mayor conflicto bélico de la historia, que desgarró Europa y marcó la historia mundial para siempre”.