El ataque ocurrió en uno de los vestíbulos del complejo con capacidad para albergar a 20 mil personas. Los asistentes al concierto, en su mayoría adolescenes abandonaban el recinto cuando se reportó la explosión.
En Twitter, varios de los asistentes al concierto publicaron imágenes y videos que mostraron la angustia y confusión que se vivió luego de escuchar la explosión.
“Todo el mundo estaba gritando y corriendo, el suelo estaba repleto de abrigos y teléfonos móviles. La gente simplemente arrojaba todo”, dijo Robert tempkin, de 22 años, a la BBC.
Este ataque es considerado el más violento en Inglaterra desde el que sucediera en el 2005, cuando cuatro bombas fueron detonadas en el servicio de transporte de Londres, con un resultado de 52 personas asesinadas.
El ataque fue reivindicado por el denominado Estado Islámico. El atacante utilizó un artefacto explosivo inmolándose en el acto.
Semanas después, la cantante Ariana Grande organizó el 4 de junio de este mismo año un concierto en solidaridad con las familias de las víctimas del atentado al cual acudieron 50 mil personas y fue televisado en directo a todo el mundo.
Odio y terrorismo
Un año antes, el 12 de junio de 2016 se produce un ataque en una discoteca gay en Orlando, Florida, Estados Unidos dejando como saldo 50 personas fallecidas. El crimen atribuido también al yihadismo es también considerado un crimen de odio hacia los homosexuales.
El atacante fue identificado como Omar Mateen, un ciudadano estadounidense de origen afgano de 29 años. Irrumpió en la discoteca Pulse, en el centro de Orlando y abrió fuego con un arma automática contra los asistentes al establecimiento.
Mateen murió en medio de una ráfaga de balas entre la intervención policial.