Algo no era normal frente a la consulta externa. Diez minutos antes del ataque, varios menores enviaban mensajes de texto con inusual prisa, mientras un vendedor del lugar escuchó a su lado a un hombre con un celular, quien decía: “¡Vénganse; hay poca gente!”.
Era la voz de “el Blocky”, quien había sido trasladado desde la cárcel Fraijanes 1, donde también permanece su hermano Aldo Dupié, alias “el Lobo”, señalado de liderar grupos de extorsionistas desde ese penal.
Por ese movimiento extraño testigos que presenciaron el hecho indicaban que el grupo trató de rescatar al Blocky, pero las autoridades penitenciarias en un principio establecieron que se trataba de un ataque, del cual resultó ileso.
Cristian Monroy, uno de los testigos observó el momento de los balazos y narró: “Lanzaron la granada cuando los reos entraban. Los custodios salieron corriendo… Me tiré al suelo y vi cuando una mujer cayó y estaba muriendo”.
En el lugar fueron atendidas varias personas por crisis nerviosa por parte de los bomberos municipales y voluntarios. En la confusión algunos resultaron heridos tras escapar de la balacera.
“Traje a mi esposa a exámenes y preferí quedarme en el carro. Estaba recostado cuando una bala entró por el vidrio. Salí y h abía un hombre y una mujer tirados. La mujer ya no se movía, y el hombre gritaba por ayuda”, refirió otro testigo.
Heridos
En el Hospital General se atendió a 22 heridos, aunque minutos después una mujer falleció. Otras tres personas fueron atendidas en hospital del IGSS 7-19 por el mismo suceso.
“El ataque fue directo y más parece que fue en contra del reo y no tras su liberación”, indicó el director del Sistema Penitenciario en ese entonces, Giovani Pivaral. En consecuencia al hecho indicó el funcionario que tomarían rutas alternas para el traslado de reos y solicitarían discreción a los jueces en las autorizaciones.
Pivaral expresó que la seguridad del reo era suficiente, aunque reconoció que los custodios no repelieron el ataque. Por su parte el presidente Otto Pérez Molina refirió que se habían cumplido los protocolos de seguridad y acataron la orden del juez.
El director del Hospital General San Juan de Dios, Julio Figueroa, dijo que en varias ocasiones han advertido a Gobernación de los riesgos que conlleva atender reos en ese lugar, pero no se ha hecho nada al respecto. “No podemos tener ninguna mediad de resguardo porque nuestra competencia es dar la asistencia médica; el peligro sigue latente”, manifestó Figueroa.
Historias trágicas
En el lugar del ataque falleció María Romero Saravia, quien en un principio no había sido identificada y se encontraba a metros de la entrada de la consulta externa en una venta de comida; ella era de origen salvadoreño.
Otro de los fallecidos fue Domingo Ical Alvarado, quien era guardia penitenciario, por la gravedad de las heridas murió al día siguiente. Una semana después del ataque fallecía Modesto Ambrocio Esteban González, quien fue alcanzado por las balas.
El 3 de mayo del 2015 fallecía la cuarta víctima del ataque, Kimberly Ruano, de 29 años, quien trabajaba en el Departamento de Investigación Materno Infantil del Hospital General. Ruano fue alcanzada por las esquirlas de la granada en la cabeza.