De junio a octubre, no faltaron a la cita, en la cual les pedía oración y penitencia, así como transmitir un mensaje de conversión.
Cada vez los seguía más gente, en su mayoría curiosos y escépticos. El 13 de junio, había unas cuantas decenas de personas; el 13 de julio, aproximadamente cinco mil asistentes; y para el 13 de agosto, casi 15 mil. No faltó quien dijera que era un truco, una fantasía, una invención infantil. A los pequeños los llamaron mentirosos, pero ellos no perdieron la fe y rezaban el rosario con insistencia.
El 13 de octubre, la Señora del Cielo, como la llamaban, revelaría su identidad. Llovía a torrentes. Llegó el mediodía y no pasaba nada. Les dijeron a Lucía, Jacinta y Francisco que era inútil, que se fueran de allí. Había unas 40 mil personas empapadas en la llanura. De pronto Lucía les dijo: “Guarden sus paraguas”, y a Francisco y Jacinta les avisó: “Ya viene Ella, he visto el resplandor”. Repentinamente paró la lluvia y el cielo se despejó totalmente.
“Soy la Señora del Rosario y vengo a advertir a los creyentes que se conviertan y pidan perdón por sus faltas”, les dijo la dama vestida de blanco. Después agregó: “Quiero que me construyan una capilla en este lugar”, y terminó anunciando que la (Primera) Guerra Mundial iba a terminar pronto.
Antes de irse, la dama señaló al sol. En aquel lugar había fieles católicos, pero también protestantes y ateos que habían llegado para denunciar la falsedad de las apariciones. Todos vieron al astro empezar a “bailar” en el cielo, y después dio la impresión de que caía, ante el terror de la multitud, para luego volver a su lugar. El milagro había ocurrido y uno de los principales testimonios lo pronunció el periodista Avelino de Almeida, escéptico a morir, pero que terminó dando fe del portento: “Fue un espectáculo único, increíble”.
En aquel lugar fue construida una capilla en 1920, y actualmente es un Santuario que recibe a millones de visitantes de todo el mundo.
Dos de los videntes, Francisco y Jacinta fueron canonizados el 13 de mayo de 2017 por el papa Francisco en el marco del centenario de las apariciones de la Virgen en Fátima.