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Uno de sus principales libros es El Principito, surgido, probablemente, mientras estaba en Antigua Guatemala en 1938, recuperándose de un accidente aéreo. Saint-Exupéry nació en 1900 en el seno de una familia acomodada.
Su padre era ejecutivo de una compañía de seguros, y su madre, de gran sensibilidad artística. Tenía cuatro hermanos. A los cuatro años de edad falleció su padre y se trasladó junto con su familia a residir en el castillo de su tía. Fue muy feliz, rodeado de cariño, en especial de su madre, cuya sensibilidad y cultura lo marcaron profundamente, y con la que mantuvo una voluminosa correspondencia durante toda su vida.
Sus estudios en la infancia los realizó en instituciones católicas. Luego, intentó ingresar en la Escuela naval, pero no logró su objetivo y se inscribió en Bellas Artes.
Apasionado por la aviación, pudo aprender el oficio de piloto durante su servicio militar, pero la familia de su novia se opuso a que se incorporara al ejército del aire.
En 1926 marcó un giro decisivo en su vida, con la publicación de la novela breve El aviador, en Le Navire dargent, de J. Prévost, y con un contrato como piloto. A partir de ese momento, cada escala de piloto, correspondió una etapa de su producción literaria, alimentada con la experiencia.
Hipótesis acerca de El Principito
Una de las principales obras de Saint-Exupéry es El Principito, uno de los libros más leídos alrededor del mundo. En febrero de 1938, el escritor y piloto francés salió de la ciudad de Nueva York rumbo a Punta Arenas (Chile). Una de las escalas para abastecerse de combustible fue Guatemala, país que no le era desconocido, ya que su esposa Consuelo Suncín, de nacionalidad salvadoreña, era viuda del escritor guatemalteco Enrique Gómez Carillo.
El avión de Exupéry aterrizó en el aeropuerto La Aurora, pero se sobrecargó de gasolina y al despegar se estrelló al final de la pista. Gravemente heridos, tripulante y piloto, fueron conducidos al Hospital San Juan de Dios y posteriormente al Militar.
Exupéry pasó cinco días en coma y debido a múltiples quemaduras y fracturas tuvo que someterse a varias operaciones, lo que hizo que el escritor pasara varios meses en el país, primero en el Hotel Palace y luego en una casa grande, de inmensos corredores, en Antigua Guatemala.
Poco tiempo después, en 1941 escribió su principal obra, la cual según los estudiosos estuvo inspirada en Antigua, la ciudad de las rosas, rodeada por los volcanes.
Según el poeta e investigador argentino residente en Guatemala, Jorge Carrol, el asteroide B 612 (que refiere en el libro) es la Antigua. En el capítulo XX, Exupéry escribe: “Me creía rico con una flor única y no poseo más que una rosa ordinaria. La rosa y mis tres volcanes que me llegan a la rodilla, uno de los cuales quizá está apagado para siempre”.
A partir de 1943, Antoine Marie de Saint-Exupéry pidió incorporarse a las fuerzas francesas en África del Norte y retomó las misiones desde Cerdeña y Córcega. En el transcurso de una de ellas, el 31 de julio de 1944, su avión desapareció en el Mediterráneo.
Un cuerpo sin identificar que vestía con los colores franceses fue encontrado varios días después al este del archipiélago Frioul, al sur de Marsella, y enterrado en Carqueiranne, en septiembre de ese año.
En realidad, nunca se supo qué ocurrió con Antoine de Saint-Exupéry. Quizá se fue a vivir al asteroide B612, que “sólo una vez ha sido visto con el telescopio, en el año 1909, por un astrónomo de origen turco”, El Principito.
Años después
- En 1998, un pescador llamado Jean-Claude Bianco encontró una pulsera de plata con el nombre de Saint-Exupéry, al este de la isla de Riou, al sur de Marsella. Estaba enganchada a una pieza de tela, quizá de su traje de vuelo.
- Dos años después, el buzo Luc Vanrell encontró un P-38 Lightning estrellado en el fondo del mar, frente a las costas de Marsella, muy cerca de donde se halló el brazalete. Los restos del avión fueron recuperados en octubre del 2003.
- Investigadores del Departamento francés Arqueológicas Subacuáticas confirmaron, el 7 de abril del 2004, que el avión era el de Saint-Exupéry. No hay marcas o agujeros de armas de fuego, pero solo se encontró un fragmento del aparato. Ese mismo año, los restos fueron entregados al Museo del Aire y del Espacio, en Le Bourget.
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