Esa noche caía una copiosa lluvia, que causó una avalancha de rocas, lodo y árboles que descendió del volcán Tolimán y soterró viviendas de la comunidad. El saldo fue de 23 muertos, en su mayoría niños, y 10 desaparecidos.
El alcalde, Francisco Cruz, dijo que la catástrofe fue causada por la deforestación.
Tragedia
Sobrevivientes del alud indicaron que escucharon vibrar el suelo al momento del alud, el cual sepultó parte de la aldea. Los sobrevivientes se organizaron para rescatar a la víctimas que se encontraban bajo toneladas de lodo y rocas.
Luego de varias horas, comenzó el rescate de los cuerpos de los soterrados, con ayuda de agentes de la Policía Nacional Civil, pobladores y bomberos.
Al amanecer, los pobladores, que no contaban con palas ni azadones, tuvieron que utilizar las manos para sacar los cadáveres. A las 10 horas, las cuadrillas de rescate habían encontrado cinco cuerpos.
Luto en el Porvenir
Conforme pasaban las horas se podía medir la magnitud de la tragedia. El dolor era evidente entre los vecinos. Venancio Samayoa, uno de los sobrevivientes, explicó: “Dios mío, ¡qué tragedia tan grande! ¡Mi tío Juan y sus seis hijos no aparecen!”, mientras colaboraba con los cuerpos de socorro que buscaban entre el lodo y piedras a las víctimas de la peor catástrofe de ese invierno.
Una mujer lloraba frente a los cadáveres de algunos familiares. César Augusto González, otro de los afectados, no encontraba consuelo. El lodo le arrancó a sus padres, un hermano, dos cuñadas, tres sobrinos y dos primos.
“Escuchamos truenos, como un temblor; pensamos que era un terremoto, pero nunca imaginamos que fuera esto”, resaltó, mientras esperaba noticias del traslado de los restos de sus familiares al salón comunal de San Lucas Tolimán.
El recuento de los daños fue de 23 muertos —entre ellos 15 niños—, 10 desaparecidos, 12 heridos, 18 viviendas totalmente destruidas y 150 damnificados.
Masivo sepelio
Durante la misa en el salón municipal, bastaba ver la fila de modestos ataúdes de madera rústica formados desde el más pequeño al más grande, para darse cuenta de la magnitud de la tragedia.
Luego de que el obispo de Sololá Raúl Antonio Martínez, monseñor Gregorio Shaffer y el sacerdote Juan Gogen terminaron el oficio religioso, cientos de pobladores cargaron los féretros hasta el cementerio de la localidad para el sepelio masivo.
Perro es rescatado vivo luego de deslave. (Video: tomado de Youtube)