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1954: Castillo Armas llega a Guatemala

El 3 de julio de 1954 llegan al país los miembros de la junta provisional, provenientes de El Salvador, para tomar posesión del gobierno, luego del derrocamiento del coronel Jacobo Árbenz Guzmán por las hordas anticomunistas.

Arriba: Castillo Armas y su esposa Odilia saludan a la multitud desde el balcón presidencial. (Foto: Hemeroteca PL)

Arriba: Castillo Armas y su esposa Odilia saludan a la multitud desde el balcón presidencial. (Foto: Hemeroteca PL)

De un avión bimotor con matrícula 349280 del ejército norteamericano bajaron entre aplausos de millares de personas que esperaban el arribo de la comitiva, los coroneles Élfego H. Monzón, presidente interino de la junta; Carlos Castillo Armas, el mayor Enrique Oliva, los licenciados Juan Ibarra y Eduardo Cáceres Lenhoff, el embajador de Estados Unidos, John E. Peurifoy y el nuncio apostólico Genaro Verolino.

El coronel Castillo Armas, líder del movimiento de liberación nacional, tomó la palabra para decir, entre otras cosas, que el triunfo no había sido solamente suyo sino de cuantos guatemaltecos participaron en su movimiento, y que estaba feliz al verse de nuevo en su patria.

Políticas del nuevo gobierno

La junta de gobierno, encabezada por Monzón, dijo en un discurso que se mantendrían invulnerables las conquistas sociales, en referencia a la vigencia del Código de Trabajo, el régimen de seguridad social, entre otras, frutos de la Revolución de 1944. Sin embargo la Ley Agraria quedaría suspendida hasta que fuera promulgada la nueva Constitución y se determinara una forma justa y equitativa para su aplicación.

“Procederemos drástica y rápidamente a efecto de que se haga una pronta y eficaz justicia”, dijo Monzón refiriéndose a los propósitos de la junta de extirpar el comunismo en Guatemala.

Agregó que hasta ese momento había más de dos mil presos en centros penales de la capital, al extremo de que “debo decirles con pena que ya no tenemos cárceles para albergarlos y que estamos habilitando algunos lugares con objeto de resolver este problema”.

El Cristo “anticomunista”

Desde 1953, el arzobispo de Guatemala, Mariano Rossell y Arellano, empezó un movimiento dentro de la feligresía católica, que en ese entonces era mayoría, para contrarrestar lo que él consideraba “comunismo o materialismo ateo” refiriéndose a las acciones del gobierno de Árbenz, como la Reforma Agraria, el sindicalismo y la promoción de libertad de pensamiento y culto. Rossell tomó como símbolo de la cruzada a la famosa y venerada imagen del Cristo Negro de Esquipulas.

En un principio, Rossell intentó sacar la imagen original tallada en 1595 por Quirio Cataño; sin embargo, como era lógico, una gran parte de católicos se opusieron, y fueron tachados de comunistas.

Por el estatus que tiene la imagen en el ideario guatemalteco, era una cosa impensable sacarlo de la Basílica.

Entonces, se decidió hacer una réplica que recorrió durante dos años todo el país. La premisa de la peregrinación era avivar la fe de los fieles y acabar con el comunismo, agitando el conflicto político que se cernía sobre la población guatemalteca ante los cambios y reformas sociales de la Revolución de 1944, que estaban en marcha.

La negativa a la peregrinación de la imagen fue tomada como una ofensa por Rossell al extremo que devolvió a la Municipalidad de Esquipulas el diploma que lo acreditaba como hijo predilecto de la villa, a pesar de que él era natural de ese lugar.

El arzobispo metropolitano, como autoridad moral y conciencia de sus feligreses católicos, tomó su púlpito como una tribuna política y despotricó contra el gobierno. Sus efectos se observaron al consumarse la caída de Árbenz y el masivo apoyo que el movimiento de liberación nacional obtuvo a la llegada de Castillo Armas al país el 3 de julio de 1954.

Ese 3 de julio se denominó durante varios años como el “Día de la Liberación” y se organizaba una procesión triunfal con la imagen del Cristo Negro que hoy se venera en la Catedral Metropolitana. Durante muchos años se consideró a la imagen como liberadora de Guatemala y apareció en numerosa propaganda anticomunista con el lema “Dios, Patria, Libertad”. Incluso, fue usada en mítines políticos hasta la década de los años 1990, cuando el partido político Movimiento de Liberación Nacional se extinguió.

El papel de la CIA en la Contrarrevolución de 1954. (Video: Youtube)

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