Como si se tratara de una festividad, el sábado último los pobladores del sur de Chiapas se apostaron a la orilla de una carretera para aplaudir el paso de un grupo armado del Cartel de Sinaloa, mostraron su alegría y al paso del comboy de vehículos gritaron “¡Somos Sinaloa!”.
Esto es parte del panorama que en las últimas tres semanas se vive en la frontera de México con Guatemala, ante las pugnas entre la estructura de Sinaloa y el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Estas organizaciones criminales, según las autoridades, buscan quedarse con el escaso mercado de la cocaína, lo que ha obligado al despliegue de más elementos de la PNC y del Ejército en Ayutla, San Marcos, donde este año se registraron siete homicidios relacionados con el narcotráfico.
Región clave
David Boteo, subdirector de Operaciones de la PNC, dice que Huehuetenango es un territorio extenso y se ha detectado el ingreso de grupos armados, por lo que se triplicó la presencia de fuerzas de seguridad.
“La gente no denuncia, pero a veces lo que hacen es tomar videos y los suben a redes sociales, y es así como se ha determinado que entran estos grupos al país”, refiere.
Con este mismo objetivo el Ejército efectuó rastrillajes aéreos sobre la línea fronteriza con México.
Boteo refiere que por el momento no se han registrado enfrentamientos con grupos armados y el despliegue policial es preventivo, para evitar que estas bandas ingresen al país.
“Han incursionado a hacer otro tipo de negocios, pero no ha habido enfrentamientos. Hay bastante información de que sujetos armados han ingresado en vehículos sin placas”, reconoce Boteo.
Huehuetenango, según el jefe policial, es un punto estratégico donde converge no solo el paso de la droga, sino también el contrabando de mercadería y el tráfico ilegal de personas.
Estos dos últimos ilícitos le interesan al crimen organizado, pues el mercado de la cocaína ha sido desplazado por la venta de fentanilo en Estados Unidos, y no descarta que pronto suceda en Guatemala.
Con la presencia del Ejército y de la PNC, Boteo sostiene que en las próximas semanas las autoridades retomarán el control del área.
Este año las estadísticas han puesto en evidencia la violencia en esta región, generada por las actividades del narcotráfico. Solo en julio y agosto la violencia se desbordó en Ayutla, Ocós, La Blanca y Malacatán, todos municipios de San Marcos, donde las autoridades antinarcóticos de Estados Unidos ha detectado la presencia de clanes que trafican droga por las vías marítima y terrestre.
Diferencias
El 25 de marzo del 2008, en un balneario de Zacapa, fue acribillado a balazos el supuesto narcotraficante Juan José León Ardón, alias Juancho León, junto a sus 11 guardaespaldas.
Los hechos marcaron el ingreso de la estructura criminal denominada Los Zetas.
Boteo reitera que la fuerte presencia de integrantes del Cartel de Sinaloa y CJNG en las fronteras guatemaltecas no son señales de que quieran tomar el control del territorio nacional, pues las diferencias con Los Zetas son considerables.
“Los Zetas integraban un grupo nuevo y violento que solo quería robar y acaparar todo”, explicó Boteo.
Exhibicionistas
“El riesgo siempre existe, pero no de que estos grupos pasen a tomar territorio nacional”, expone Ronaldo Leiva, exministro de la Defensa y analista en temas de seguridad, quien considera que el tema no es nuevo y los carteles mexicanos siempre han estado al acecho e ingresado al país para tener el control de sus negocios, y lo que sucede es que en las últimas semanas han sido más “exhibicionistas”.
“Si quisieran tomar el control del territorio nacional no podrían”, opina Leiva, al argumentar que el terreno accidentado y el mal estado de las carreteras en esas áreas fronterizas les restan protección y quedarían vulnerables ante el Ejército.
“Pueden estar equipados como un ejército, pero no cuentan con la fuerza para invadir una región”, según Leiva.
Añade que estos grupos no necesitan posicionarse en el territorio, puesto que tienen asegurados sus negocios con la siembra de amapola en San Marcos para la elaboración de heroína, cuyo mercado meta es Estados Unidos.
“Los Setas solo eran un brazo armado, encargados de la violencia, e intentaron apropiarse de ciertos mercados en el sur de México para ingresar a Guatemala, pero fueron desarticulados por el Ejército. Estos nuevos grupos no lo van a hacer”, puntualiza.
Mario Mérida, en cambio, analista en temas de seguridad, considera que hay que tomarse en serio el ingreso del cartel de Sinaloa en la comunidad de Comalapa, Chiapas, pues solo queda a 45 minutos de la frontera con Guatemala y la estrategia de esa estructura criminal sería ganarse la confianza de los pobladores y esperar que las fuerzas de seguridad se dispersen o se retiren, para ingresar al territorio nacional.