Es quinto año al hilo que la temporada arranca en mayo, según expuso Data Transmission Network (DTN), una de las empresas de previsión meteorológica más grandes de Estados Unidos, en la conferencia “Tropical Season Outlook” (previsión a la temporada tropical) organizada a través de la embajada de ese país en Guatemala.
Nathan Hamblin, líder de pronóstico meteorológico de DTN, explicó que esta sería una temporada “especialmente lluviosa”, con lapsos de canícula “muy cortos”.
“Si nos atenemos a la perspectiva histórica, para entender lo que se viene para Guatemala, la tendencia es a que aparezcan más tormentas tropicales y menos huracanas”, dijo Hamblin, quien impartió la conferencia desde Minnesota.
Los datos previstos por DTN apuntan a que en la zona del Mar Caribe y el Golfo de México, catalogada de “alto potencial de impacto”, entre julio y septiembre se formarán 20 tormentas tropicales, nueve huracanes y 4 huracanes mayores, todos ellos con alta probabilidad de incursionar en tierras centroamericanas.
Un tormento más
Uno de los puntos abordados tanto por DTN como por la embajada estadounidense fue el del manejo de los albergues que se habilitan en temporada de lluvias en plena crisis sanitaria por el covid-19, en donde se busca que las aglomeraciones de gente y el hacinamiento no sean una realidad.
“Todas las medidas de seguridad y distanciamiento se están asegurando en nuestros albergues”, dice José Miguel Benítez, vocero de la Municipalidad de Guatemala.
La comuna capitalina cuenta con cinco albergues: dos en la Zona 5, uno en Zona 2, uno en la alcaldía auxiliar de Zona 6 y otro en el barrio El Gallito, en la Zona 3. El aforo posible es de 55 personas en cada uno, por lo que según Benítez, “sí es posible mantener la distancia de seguridad”.
La Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) tiene otros nueve sitios de acogida.
“En ninguna parte del mundo hay albergues que estén habilitados para atender una pandemia, solo solo para épocas de frío y lluvia. Sin embargo, aplicamos los protocolos internacionales transmitidos por el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS): uso de mascarilla, disponibilidad de alcohol en gel, distanciamiento entre los refugiados”, comenta Ángel Alvizures, encargado de comunicación de la Municipalidad de Guatemala.
El meteorólogo Hamblin insta, de cualquier manera, a que las autoridades guatemaltecas busquen lugares más espaciosos para habilitar albergues, como hoteles o colegios. “Hay que encontrar alternativas; además, se deben colocar barreras o pantallas entre los acogidos, y mantenerlos siempre separados”.
Alvizures cuenta que en todos los albergues se toma la temperatura a todo el que ingresa.
Hamblin dice que deberían tener pruebas para el virus almacenadas en tales lugares.
Temporada de gran impacto
“El año análogo (de condiciones similares) más cercano es 2005”, cuenta Nathan Gamblin. En aquella ocasión, el huracán Stan se cebó contra Guatemala, en donde provocó 669 muertes y cientos de desaparecidos.
Esta temporada lluviosa se prevé más pronunciada que lo habitual, esto en medio del fenómeno meteorológico La Niña, de componente frío y que propicia la formación de tormentas tropicales en Centroamérica y el sur de Estados Unidos.
Jutiapa es uno de los departamentos en donde ya se ha evidenciado. “En Ciudad Pedro de Alvarado, en la estación lluviosa, tenemos por lo general 150 mm de precipitación. Esta vez, en solo tres días, tuvimos 160 mm”, explicó Francisco Juárez, subdirector del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh).
Precisamente en ese departamento, pero en el municipio de Asunción Mita, se encuentra el albergue de Conred más concurrido desde que comenzara la época de lluvias: el de la colonia Nueva Esperanza, con 125 ocupantes diarios.
Desde 2016 que una tormenta no pisaba territorio guatemalteco. Esa vez, el huracán Earl llegó a registrar hasta 177 milímetros de agua en el área limítrofe con Belice, sobre todo en Melchor de Mencos.
En Occidente ya han superado los 200 mm desde la entrada de Amanda el pasado 31 de mayo, y en Suchitepéquez y Petén reportan al menos 295 personas afectadas.
Luego de esa tormenta, el paso actual de una nueva, Cristóbal, añadiría entre 100 y 150mm de precipitación al conteo global del país, según DTN. En Estados Unidos esperan que este segundo fenómeno llegue a sus costas, en Luisiana, el domingo.
Según los datos recogidos por DTN, entre 1981 y 2010, el promedio de tormentas tropicales anuales fue de 12, seis huracanes y tres huracanes mayores.
Por su parte, el promedio de los años análogos es de 16 tormentas tropicales, ocho huracanes y tres huracanes mayores, muy cercano a lo previsto para 2020.