“Entonces ya no vi a mi bebé y me sacaron del otro lado, yo no sabía que no los encontraban, hasta que mi papá vino los empezamos a buscar, mi hermano no aparecía y era uno de los que estaban tirados ahí”, dijo Mayen
Después de esa inolvidable escena de ver a su hermano, Elder Mayen, muerto y tendido sobre el pavimento, le dan la noticia que su hijo había sido ingresado a la emergencia porque fue alcanzado por tres balas.
Roxana Mayen contó que afortunadamente el menor se encuentra estable, pero tiene una herida fuerte en la espalda, y dos rozones de bala en la cabeza y el brazo, por lo que no tiene dudas que sobrevivió de milagro.
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Otra de las personas muertas es Juan Sical Toj, uno de los guardias del Sistema Penitenciario (SP) que custodiaban al reo fugado. Los hermanos de Sical Toj contaron que en sus trabajos les dieron permiso para ir al hospital después de recibir la trágica noticia.
Relataron que su hermano tenía 57 años, pero recuerdan que fue hace más de 18 años, cuando acababa de nacer el más pequeño de sus dos hijos, cuando él empezó a trabajar como guardia del SP para sacar adelante a su familia.
“Hay que matar a esos que lo hicieron, quienes los defienden son los derechos humanos, ellos están encima de todos los delincuentes, ellos los defienden, a los pobres no”, dijo uno de los hermanos.
Ediberto Valdez Ramos era otro guardia del SP que formaba parte de los tres custodios asignados al reo y quien murió baleado en el lugar de ataque. El SP informó que llevaba 8 años y tres meses de servicio como guardia penitenciario.
Margarito Sucuc, otro de los muertos, trabajaba como agentes de seguridad para el Hospital Roosevelt, estaba designado para cuidar la puerta del ingreso a la emergencia y fue herido de bala durante el ataque y posteriormente trasladado por los Bomberos Municipales a la emergencia del Hospital General San Juan de Dios, donde murió.
Mientras que Enner Augusto Sarceño, Jorge Mario Picholá y Francisca Gómez Sunún, eran pacientes del hospital Roosevelt y se encontraban en el centro asistencial porque asistirían a consulta en la dura batalla que emprendieron contra las enfermedades que los aquejaban.
Sarceño y Sunun eran parte de los heridos, pero fallecieron horas después del ataque en la emergencia del Hospital Roosevelt, mientras que Picholá murió en su ingreso al Hospital General San Juan de Dios.