Guatemala

Se resisten a dejar tradición

Pocos recursos limitan a padres para llevar a sus niños con la Virgen.

Sea por la crisis económica o por la pérdida de las tradiciones, cada vez son menos los guatemaltecos que ofrecen a sus niños a la Virgen de Guadalupe. Los comerciantes de trajes típicos indígenas hacen el último esfuerzo por vender sus productos.

Los alrededores del Mercado Central en la capital se han llenado de puestos de venta de pequeños trajes indígenas. Pero aunque la tradición pesa, la economía también, y muchos guatemaltecos han tenido este año que faltar a su promesa a la Virgen de Guadalupe.

Esta consiste en que las mujeres le piden a la guadalupana que sus niños nazcan sanos, bajo la promesa de que si es así, los vestirán durante sus siete primeros años con trajes típicos indígenas y se los ofrecerán cada 12 de diciembre en la iglesia que ostenta su nombre.

La intención es lo que cuenta

Pero cada traje no cuesta menos de Q40, y no todas las familias pueden comprarlos, sobre todo si hay que vestir a más de un niño. Por ello, muchas de éstas, en vez de adquirir un traje completo, compran pequeños adornos, como collares o sombreros, y utilizan la indumentaria del año anterior.

Imelda Caal, vendedora de Cobán, ha venido a ofrecer sus trajes a la capital ?desde antes del terremoto; inclusive ese año colocamos los puestos entre el barro?, recuerda. Sin embargo, en tono triste, manifestó que ?las tradiciones se están perdiendo, y la gente sólo quiere trajes baratos?. Los vestidos originales hechos a mano alcanzan los Q250.

?Por la situación del país, se hace necesario regatear?, aseguró Sofía Monroy, compradora. Este año, los trajes más vendidos han sido los de San Juan Diego, debido a su reciente canonización.

Víctor Rodríguez y Olga García cumplirán este año, al igual que el anterior, con la tradición de llevar a sus niños con la Virgen; además, sus padres no les perdonarían que sus nietos falten ese día.

Rodríguez aseguró que su madre ?cumplió la tradición con sus nueve hijos; nosotros tenemos que hacerlo con el nuestro, para seguir en la misma línea?. Comentó que después de llevar al niño a la iglesia, la familia se reúne en la casa de la abuela.

Mientras la fecha se acerca, los vendedores hacen votos porque sus ventas mejoren; eso sí, difícilmente ?los precios bajarán?, afirmaron. Por su parte, los padres de familia, pese a la situación económica, se resisten a abandonar la tradición.

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