De acuerdo con organizaciones humanitarias, gran parte de los niños y adolescentes de entre 8 y 17 años que migran a EE. UU., provienen de comunidades indígenas de San Marcos, Quetzaltenango, Quiché, Sololá, Totonicapán y Huehuetenango, aunque también hay registros de la capital, Jalapa, Jutiapa, Izabal y Petén.
Rosa Posadas, de la Unión de Guatemaltecos Emigrantes en Los Ángeles, indicó que en las zonas fronterizas entre México y EE. UU. opera el crimen organizado y que sus integrantes obligan a los niños a transportar drogas a cambio de permitirles continuar la travesía.
Explicó que a criterio de su organización, la totalidad de menores que llegan a Tijuana y Nogales, México, son obligados por criminales a trasegar droga, a cambio de que les faciliten el tránsito por los denominados pasos ciegos. En el caso de las niñas la situación se agrava, porque algunas son prostituidas.
Según Posadas, el peligro al que se exponen los niños que viajan de forma irregular a EE. UU. es extremo durante todo el tránsito —Guatemala, México y EE. UU.—, porque son víctimas de tortura y violaciones, por lo que insta a los padres de familia a que eviten exponer a sus hijos a tratos inhumanos.
Sin oportunidades
Carol Girón, coordinadora del Proyecto Niñez no Acompañada, de la Pastoral Social de Movilidad Humana, dio a conocer que miles de niños y jóvenes se ven forzados a migrar a EE. UU. debido a la falta de oportunidades, difícil accesos a derechos básicos, aumento de la violencia o reunificación familiar.
“Lo preocupante es que México impulsa una política de detención frente a la migración irregular, que concluye con la deportación automática, sin analizar por qué es que los niños deciden dejar el país”, refirió.
Añadió que cuando los menores van de manera no acompañada se exponen a todo tipo de peligros en una frontera considerada hostil, como la de Guatemala-México.
Aumentó llegada de niños migrantes en agosto pero cifras totales son inferiores al 2014. http://t.co/PMsdz7qfG5 pic.twitter.com/SGrru9xAcb
— Univision Noticias (@UniNoticias) September 22, 2015
“Es difícil identificar puntos rojos para los niños migrantes, porque todo el viaje es violento y complejo, pero las rutas a Veracruz y Tamaulipas, México, son zonas álgidas, en donde secuestran, violan y ocurren desapariciones”, indicó.
Fernando Castro, del Consejo Nacional de Atención al Migrante (Conamigua), informó que de enero al 7 de septiembre último, México deportó vía terrestre a 51 mil 460 migrantes, de los cuales ocho mil 685 eran menores, lo que preocupa a activistas porque muchos de ellos huían de la violencia.
Desde el comienzo del año fiscal en Estados Unidos, en octubre del 2014, la Patrulla Fronteriza ha detenido en ese país a más de 35 mil menores que viajaban sin compañía, de ellos un alto porcentaje son guatemaltecos.
Banda de explotadores
De acuerdo con información de connacionales residentes en Tapachula, Chiapas, México, en esa ciudad opera una banda dedicada a la explotación infantil, la cual recluta a niños guatemaltecos que no logran llegar a EE. UU. y quedan abandonados en ese lugar.
Alfonso Echeverría, un guatemalteco que trabaja en esa ciudad, indicó que es común ver a niños y adolescentes que venden frutas y golosinas o limpian vidrios de automóviles.
Añadió que los más pequeños son obligados a trabajar como lustradores de zapatos y malabaristas, a cambio de obtener un lugar en dónde dormir y un poco de comida.
Echeverría señaló que en los casos más dramáticos se puede observar cómo niñas con trajes típicos de Guatemala piden limosna o son obligadas a ejercer la prostitución.
Ademar Barilli, director de la Casa del Migrante en Tecún Umán, San Marcos, indicó que las bandas de trata de personas se aprovechan de la situación precaria por la que pasan decenas de niños y jóvenes migrantes, a quienes obligan a efectuar tareas inhumanas.
Indicó que el problema se ha intensificado debido a las políticas de deportación que ha implementado México, lo que a la vez ha favorecido el surgimiento de grupos que se dedican a la explotación infantil.
Gemayel Fuentes, de la oficina de derechos humanos de la Casa del Migrante, refirió que de enero a junio últimos atendieron a 252 menores, lo que demuestra que el problema tiene grandes dimensiones y que va en aumento, por lo que se coordina con autoridades y organizaciones de Tapachula para que se garantice la integridad de los niños guatemaltecos que llegan a ese lugar.
Testimonios
Mario Gómez Salvador, un guatemalteco originario de Puerto Barrios, Izabal, viajó a EE. UU. en el 2004 debido a la violencia y la falta de oportunidades, pero dejó a su esposa y su hija, de 2 meses.
Gómez indicó que en el 2006 su esposa, Miriam, decidió viajar para reunirse con él, en Reno, Nevada, pero sin su hija, a quien llevaron de forma ilegal en el 2010, cuando tenía 6 años.
El #PapaFrancisco comparte con niños y familias migrantes un mensaje de esperanza y les anima a no dejar de soñar. pic.twitter.com/4qkkFDjWr6
— Internacionales (@inter_pl) September 25, 2015
Agregó que la travesía de la niña duró más de un mes, tiempo que se convirtió en un calvario, porque en oportunidades perdían comunicación, hasta por cinco días, con la mujer que la llevó a EE. UU.
Lucas, 13, de la aldea San Marcos Huista, Jacaltenango, Huehuetenango, viajó a EE. UU. de forma ilegal debido a la pobreza que padece su familia, pero a través de préstamos lograron reunir Q50 mil para el pago del coyote que lo llevaría a ese país; sin embargo, ya tiene 51 días de estar retenido, debido a que fue abandonado por el traficante.