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¿Por qué siempre es lo mismo en Guatemala con los desastres en la época lluviosa?
El Fondo Mundial para la Reducción y Recuperación de Desastres y el Banco Mundial han colocado a Guatemala entre los países con mayor riesgo de sufrir desastres naturales por diversas condiciones, no solo la geografía, sino también los accidentes naturales y la pobreza.
Los incidentes por las lluvias siguen reportándose desde distintos puntos del país, entre inundaciones, deslaves y afectaciones en las carreteras, según reportes institucionales. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)
Guatemala según las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE) tiene una densa población de 17.8 millones de habitantes a la fecha, además, su ubicación geográfica la hace propensa a desastres naturales.
A lo largo de los años el país ha sufrido en cada época lluviosa. Este 2024 no es distinto. Ya en el inicio de la actual época lluviosa se ha declarado alerta amarilla en 14 de los 22 departamentos.
Las condiciones del clima generan una fuerte lluvia en el centro, sur y occidente del país. Esto ha provocado el desbordamiento de ríos, inundaciones de comunidades y derrumbes en carreteras principales y secundarias.
Más de dos millones de personas afectadas por los desastres y de abril a junio se contabilizan ya diez personas muertas. Las causas: crecidas de ríos, caída de árboles, derrumbes y colapso de las viviendas.
Alejandro Maldonado, exsecretario ejecutivo de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) entre 2000 y 2004 y 2008 y 2016, explica, en principio, que Guatemala, desde tiempos de la Colonia, tuvo un enfoque 100 por ciento reactivo a los desastres.
“Era de esperar a que se diera la emergencia y luego ver cómo se podía atender”, recuerda.
Sin embargo, ejemplifica, “después del impacto del huracán Mitch en Centroamérica se constató que ese sistema no estaba funcionando y que las instituciones como el Comité Nacional de Emergencia (Cone) que hasta 1996 era una dependencia del Ministerio de la Defensa, simplemente eran para la respuesta y no iban a tener nunca un impacto en prevenir o en reducir el impacto de los desastres”.
En aquel 1996 el Congreso de la República le da vida a la Conred y sustituye al Cone. “Fue acertado”, asegura Maldonado.
“Sólo en el nombre vemos el cambio de enfoque y de concepto, de trasladar la visión de la emergencia al riesgo, la vulnerabilidad y la prevención”, admite.
Las siete finalidades que le asigna la Ley a la Conred según Maldonado “están orientadas precisamente a la prevención, a la preparación, a reducir el impacto de los desastres en el país”.
Empieza una transición a finales de la década de 1990, añade Maldonado, “del enfoque emergencista a uno de reducción de riesgos de desastre y empieza a transformarse la Conred en una institución técnico-científica, orientada a la prevención y que no tiene por ley ninguna función real en materia de la respuesta a los desastres”.
Para el exsecretario ejecutivo de la Conred, fue hace 24 años, a inicios de los 2000, que comenzó la transición de “una entidad puramente emergencista de respuesta a una verdadera institución científica de prevención de desastres, para evitar las emergencias que año con año se dan el país, incluidas las muertes”.
Los últimos dos gobiernos
Maldonado, que también es experto en temas de gestión de riesgos y cambio climático, asegura que muchos de los problemas que se viven en la actualidad, se dieron durante los últimos dos gobiernos -Jimmy Morales y Alejandro Giammattei-.
“Ellos abandonaron totalmente ese concepto de prevención y de preparación y retornaron a la institución al enfoque emergencista y los resultados están a la vista”, lamenta.
Según Maldonado, el reto que tienen las nuevas autoridades “es de retomar el rumbo y empezar a aplicar lo que dice la ley de Conred, porque es buena y tiene herramientas extremadamente importantes”.
Además, añade, se deben “aplicar las normas de reducción de desastres. Muy importante, atender y hacer todo bajo el marco nacional de recuperación”.
Es decir, explica el exfuncionario, no se puede “seguir con las prácticas antiguas de simplemente reconstruir o reparar por salir del paso, sino que sea un requisito indispensable para la recuperación”.
“Se trata de una transformación que implica una gestión para la reducción de riesgos de desastres para romper ese ciclo”, argumenta.
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Maldonado puso como ejemplo la reconstrucción que se hizo posterior al terremoto de San Marcos en el 2012. “Ahí se reconstruyeron una enorme cantidad de casas aplicando las normas de reducción de desastres para evitar que siguieran siendo vulnerables a futuros sismos”.
“Luego de ese terremoto, años más tarde, volvió a ocurrir otro en la misma región y esas casas de reconstrucción no tuvieron daños porque funcionó esa aplicación del marco nacional de recuperación”, recuerda Maldonado.
El especialista considera que “hay estudios del Banco Mundial que demuestran que por cada quetzal que Guatemala invierta en prevención se ahorrará entre 7 y 12 quetzales en respuesta a futuro”, menciona.
“Es un verdadero reto para las autoridades actuales el retomar el rumbo y el mandato legal que les da la ley de Conred y empezar ya realmente a hacer de la gestión de reducción de riesgos de desastres un eje transversal, que es indispensable para el desarrollo del país”, reflexiona.
¿Qué se hizo mal en los dos gobiernos pasados?
“No aplicaron las normas de reducción de desastres”
“Si usted mira que construyen un libramiento que no cumple con la normativa, que ya estaba vigente en esa época, entonces invertir en infraestructura que no cumple con estos conceptos que, por cierto, son obligatorios por ley y que actualmente se le está pidiendo a la iniciativa privada”, opina.
Para Maldonado tiene que ser el propio gobierno el que cumpla con sus propias reglas, “y ese es uno de los principales problemas”.
El segundo, agrega, “es que el enfoque de Conred retrocedió a ser una institución que la ley ni siquiera lo contempla, es decir, emergencista y que prácticamente dejó en el abandono la parte de gestión de reducción de riesgos de desastre”.
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Maldonado puso como ejemplo que cuando dejó la Conred en 2016 “estaba terminada la norma NRD 5, que es de protección contra incendios, pero estamos en 2024 y todavía no ha sido aprobada. No ha salido ninguna nueva normativa”.
El exsecretario ejecutivo considera que han pasado los años para ir “cubriendo esas lagunas que tiene el país todavía y que obviamente nos hacen vulnerables al impacto de desastres”.
“Se detuvo ese avance que se tenía porque obviamente en el 2016 todavía hacía falta seguir trabajando en la gestión integral de reducción de riesgos de desastres, pero en 8 años se paralizó totalmente ese enfoque”, lamenta.
La gestión del nuevo gobierno
Sobre la gestión de la emergencia actual en el inicio de la temporada de lluvia, Maldonado expresa que desconoce si “se están aplicando las normativas o el marco nacional de recuperación”.
“Si no lo han hecho, creo que todavía están a tiempo de cumplir con la ley. Sin embargo, sí me preocupa que, por lo menos en las declaraciones públicas, no he visto que el énfasis, o el enfoque, sea en la gestión integral de reducción de riesgos de desastres”.
Maldonado aclara que no tiene la información de adentro de cómo trabajan las emergencias actuales, pero reflexiona que “es una alerta al Gobierno de que la gestión integral de reducción de riesgos de desastres debe ser su prioridad número uno”.
Alertas por condiciones
Las condiciones climáticas no son ninguna sorpresa, explica el experto. “Esto es algo que los científicos y los modelos matemáticos han venido anunciando constantemente. De hecho, sabemos que esta temporada de huracanes en el Atlántico será superior a lo normal”.
“Es imperativo que se implementen todas estas medidas de preparación de prevención de gestión de reducción de riesgos de desastres, que incluyen elementos tan importantes, y que han funcionado muy bien en Guatemala como los sistemas de alerta temprana comunitarios”, puntualiza.