Según datos publicados por la Dirección General de Evaluación e Investigación (Digeduca) del Ministerio de Educación, en 2014, de 7 mil 017 estudiantes que cursaban el primer grado de primaria en escuelas públicas, 2 mil 315 estaban empezando la etapa de lectura.
El 33% de los estudiantes evaluados por Digeduca sabían leer algunas palabras aisladas, pero aún presentaban dificultad al momento de unir los sonidos de las letras que suelen formar una palabra. Por otro lado, estos mismos destacaban por tener un vocabulario limitado.
Del mismo número de estudiantes se reveló que, aún en primer año, había mil 122 en primer grado de primaria que no lograban dominar el español, y/o no habían iniciado el proceso de lectura, según dieron a conocer los análisis de la Evaluación de Lectura Inicial que Digeduca puso en marcha en 2014.
Hacia el presente, la Dirección también ha revelado otro dato puntual en su informe “Resultados generales de la evaluación educativa”, publicado en julio de 2023 en el que se estableció que el desempeño en Lectura de los graduandos de diversificado en 2022 descendió en comparación con el total que obtuvieron los estudiantes del último año de diversificado en 2019.
Del total de los graduandos evaluados el año pasado, siete de cada 10 estudiaban en instituciones privadas y los otros dos en establecimientos públicos. La evaluación fue aplicada a jóvenes tanto en modalidad presencial como virtual.
Según Digeduca, la comprensión lectora en los graduandos de diversificado del país dio un salto desde 2019. Hace cuatro años, los estudiantes de diversificado evaluados registraron 37.03 puntos, en un rango donde cien representa el máximo desempeño. Pero en 2022, el número descendió a 31. Esta cantidad revela menos de la mitad de un total de cien que se espera obtengan los egresados del Sistema Educativo Nacional.
La decisión de fomentar nuevas generaciones de lectores ávidos se ha visto truncada en Guatemala, si se ponen en perspectiva los números revelados anteriormente.
Estos son respaldados por la misma cartera ministerial que, a través del último informe de Digeduca, ha establecido que al menos, “al finalizar el primer grado, los estudiantes deberían conocer la mayoría de las letras, decodificar palabras poco conocidas y leer con fluidez las palabras familiares”.
Desafío pedagógico
Mónica Flores, doctora en Educación y experta en adquisición y desarrollo de aprendizaje de lectura y escritura, declara que más allá de las exigencias que supone el Currículo Nacional Base, la llamada lectura profunda supone una máxima capacidad en las personas, pues se trata de la capacidad que permite mantener una cuota de raciocinio, que además permite comprender las palabras y aplicarlas en ideas.
Sin embargo, Guatemala presenta un desafío si tomamos en cuenta los resultados de 2022 y los que antecedieron a los estudiantes que se graduarían del diversificado en 2024 o 2025.
¿Qué es lo que se esconde detrás de este escenario alarmante? Según especialistas locales en Educación, Pedagogía y Lectura, esto se puede deber a las metodologías de lectura que los menores han encontrado en sus hogares e instituciones educativas.
Una evaluación aplicada el año pasado por Digeduca, en la cual participaron 19 mil 013 maestros de Educación Preprimaria y Primaria, reveló que del 100% de respuestas que podían ser correctas en los test de Comunicación y Lenguaje, en promedio se obtuvo un 54.11%.
De los 19 mil 013 docentes de Preprimaria y Primaria involucrados, 244 alcanzaron 90 puntos o más, mientras que 7 mil 216 lograron superar la mitad de la nota máxima, con 60 puntos buenos o más.
Según apunta Flores, la situación de los docentes puede deberse a que muchos enseñan a sus alumnos con las mismas técnicas con que les enseñaron a ellos años atrás.
“No hay un cambio. Es necesario que los docentes sepan sobre los fundamentos teóricos y metodologías para que sea efectiva la enseñanza, pero han salido bajos en comprensión lectora. Esto sucede especialmente porque no conocen tantas estrategias para comprender”, apunta la doctora.
Flores explica que la lectura enseñada debe ser sistemática y directa con los estudiantes, lejos de una forma didáctica tradicional, y que además puede estar basada en evidencia científica que vaya de la mano con la psicología cognitiva y la neurociencia.
“El desarrollo de la lectura viene desde la practica docente, y por eso el reto consiste en formar a los maestros para que dominen los fundamentos de la enseñanza de la lectura y así lograr que los estudiantes desarrollen las habilidades necesarias para leer con comprensión”, agrega Flores.
La directora ejecutiva de Empresarios por la Educación, Verónica Spross, opina que es vital renovar didácticas. Comenta que en Guatemala no hay suficientes estrategias que incluyan dinámicas como métodos socráticos, dramatizaciones o la asignación de leer en casa. “Claro que el docente debe ser hábil, pero no siempre tiene las herramientas o, de tenerlas, no las implementa. Esto también tiene que ver con la disponibilidad que tienen instituciones o familias a los libros”, argumenta Spross.
El hogar es otro de los espacios donde se debe cosechar la lectura, pero ¿qué ocurre cuando las intenciones de los padres no pasan del hecho de comprar libros?
Según apunta María Raquel Montenegro, directora ejecutiva de la Red para la Lectoescritura Inicial de Centroamérica del Centro de Investigaciones Educativas de la Universidad del Valle de Guatemala (CIE-UVG), aún desde casa es fundamental leerles a los niños desde temprana edad, ya que esto fortalece el reconocimiento de nociones sobre palabras y sonidos.
“Es un proceso que no se fortalece respondiendo preguntas, sino implementando información. En los primeros años de lectura, el menor también debe aprender mediante la escucha. Es el fundamento para la comprensión lectora”, asegura Montenegro.
¿Pantallas o libros?
De acuerdo con el Modelo de la Cuerda, propuesto en 2001 por la psicóloga estadounidense Hollis Scarborough, para llegar a una lectura hábil, fluida y que permita la comprensión del texto, las personas requieren conocimientos previos, vocabulario, estructura del lenguaje, razonamiento verbal, conocimiento literario, conciencia fonológica, decodificación y reconocimiento visual.
Sin embargo, uno de los desafíos que se agregan al panorama de la comprensión lectora se relaciona con el formato en el que se aprende a leer, ya sea mediante un libro físico o uno virtual consumido a través de pantallas.
¿Qué ocurre con este escenario en el país? Montenegro afirma que cuando un niño se enfrenta al texto en una pantalla es diferente a un libro físico, dado el proceso cognitivo que influye en la lectura. Explica que hay variables como luminosidad y opacidad del papel, así como el tamaño de letra, lo que puede influir en la lectura.
Aunque no hay una forma de esclarecer cuál es la mejor opción para aprender a leer, sobre todo en un momento histórico dominado por la virtualidad, Montenegro asegura que lo importante es saber implementar la lectura, tanto en ámbitos virtuales como a través del material impreso. “Ambos son necesarios, pero debemos saber cómo aplicar las estrategias de comprensión.
Desde el Ministerio se considera que la implementación de tecnología permite incorporar herramientas en el diseño de las clases y actividades, “de manera que se conviertan en un recurso adicional que complementa y facilita la adquisición de conocimientos y habilidades”, expresa.
Asimismo, el Ministerio establece que desligar el uso de la tecnología de los procesos de enseñanza y aprendizaje en una era digital, con un mercado laboral en el que priman las habilidades digitales, no es conveniente, ya que “se busca cerrar la brecha de oportunidades” entre estudiantes de la ruralidad y la urbanidad.
No obstante, el escenario para acceder a la tecnología desde los primeros años de estudio se puede volver otro factor complejo para muchos. Más allá de las complejidades en la adquisición de un equipo en estratos donde la mayoría de menores asisten a escuelas públicas, se debe considerar que el internet en el país es de los más caros en Centroamérica, según un informe del 2021 elaborado por la Alianza para el Internet Asequible.
De acuerdo con el estudio, en Guatemala 1GB de internet móvil es equivalente a un 3.51% del ingreso mensual. Por otro lado, en países como Costa Rica, por la misma cantidad de internet se invierte el 0.7% de un salario.
El caso de Suecia y las pantallas
Hans Magnusson, embajador de Suecia en Guatemala, explica a Prensa Libre que desde el Parlamento sueco se ha establecido una política por hacer del país el mejor en uso tecnológico. A partir de esto, Magnusson asegura que “el Ministerio de Educación giró instrucciones a la autoridad escolar para que preparen una estrategia de educación y digitalización basada en evidencia”.
De acuerdo con el embajador, la propuesta en espera será aplicable a los estudiantes de preprimaria y kínder, y debe ser revisada por el Ministerio y un grupo de expertos.
El embajador no descarta el uso de pantallas en Suecia, pero reconoce la importancia de los formatos: “Sabemos que la mayoría de las personas tienen acceso a pantallas, pero sí es importante mantener el uso de libros en papel porque facilita el aprendizaje”.