El presidente de Guatemala tiene el salario más alto de la región. Otros funcionarios, en cambio, tienen remuneraciones inferiores a las de sus homólogos en Centroamérica.
El malestar ciudadano por la ineficiencia de los servicios públicos y la corrupción a todo nivel hace cuestionar si los empleados públicos merecen las remuneraciones que reciben del erario.
En las instituciones, además del salario, funcionarios también perciben otros ingresos, como bonificaciones, gastos de representación y viáticos. En algunos casos, incluso, disponen del presupuesto para gustos personales, que ha sido una práctica de los últimos presidentes de la República.