Marlon Antonio Pérez, presidente de la Junta Electoral sobre el Voto en el Extranjero, informó que se conformaron 109 juntas receptoras, las cuales estarán distribuidas así: 39 en Los Ángeles, California; 27 en Nueva York; 25 en Silver Spring, Maryland; y 18 en Houston, Texas.
Cada junta receptora recibirá 600 papeletas, de las cuales tres son en sistema Braille, para los no videntes.
Los esfuerzos para cumplir la tarea, precisó Pérez, se centraron en garantizar que todo el mobiliario, equipo y papeletas estén el domingo a las 5 horas en cada centro de votación. También en la conformación de las juntas receptoras, para las cuales se contactó a personas a través de un call center, quienes luego se registraron en una página web.
Los elegidos, alrededor de 200 voluntarios, fueron capacitados y finalmente juramentados.
Pérez afirmó que también se trabajó para garantizar una transmisión de datos “efectiva, confiable y segura”. En ese sentido precisó que “nuestro deber será que los datos que se consignen en Estados Unidos se transmitan a Guatemala y ya acá va a haber otro equipo que verificará que la información no contenga errores”.
En total, el TSE registra que en EE. UU. hay 62 mil 270 empadronados. Los centros de votación estarán instalados en los consulados de Guatemala en Los Ángeles y Houston, así como en los hoteles Double Tree by Hilton, en Silver Pring, y W. Marrior en Nueva York.
Pesimismo en comunidad migrante
El optimismo del presidente de la Junta Electoral sobre el Voto en el Extranjero contrasta con el escepticismo de la comunidad migrante en EE. UU.
Walter Batres, presidente de la Red Migrante Guatemalteca, criticó que “no hubo un intento de hacer bien las cosas” por parte del TSE. La principal queja de los migrantes radica en la poca voluntad de las autoridades de facilitar la obtención del DPI (Documento Personal de Identificación) para los guatemaltecos en EE. UU.
“Si mucho votarán unas dos mil 100 personas. Y Para 3.5 millones de guatemaltecos que viven en Estados Unidos, eso debería ser una vergüenza”, señaló Batres.
Los migrantes consideran que las largas distancias que hay entre los centros de votación y varios estados donde hay miles de guatemaltecos será el principal obstáculo, puesto que movilizarse representa tiempo y mucho dinero.
Juan García, guatemalteco que radica en Providence, Rodhe Island, calificó el proceso de “una farsa”, puesto que, a las peticiones y sugerencias de líderes migrantes nunca fueron tomadas en cuenta.
“Para mi es una farsa porque la Constitución dice que todos tenemos derechos a votar. ¿Cómo es posible que hayan organizado el voto en el extranjero sin tener DPI? Eso es una burla”, cuestionó García.
Por aparte, Byron Quezada, integrantes de la Fraternidad Shecana de California, indicó que “el trabajo no se llevó a cabo como debió hacerse”. “El proceso va a ser un fracaso total”, precisó el líder migrante, por la poca cantidad de guatemaltecos que podrán emitir su voto.
Los líderes migrantes temen que esas limitaciones hayan sido intencionales con el fin de favorecer alguna candidatura.
Al cierre de esta nota, el portavoz del TSE no había respondido a las llamadas telefónicas.
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