Política
|Suscriptores
“Sí hay un trabajo de acercamiento, de lobby”: canciller habla sobre la relación con Donald Trump
La Cancillería ya ha activado un plan de acercamiento con las nuevas autoridades designadas de EE. UU.
El gobierno de Bernardo Arévalo ya está buscando acercamientos con los funcionarios designados del presidente electo, Donald Trump. ( Foto Prensa Libre: Presidencia de Guatemala / AFP)
Este jueves 14 de noviembre da inicio la interpelación del canciller, Carlos Ramiro Martínez, después de cinco meses de haber sido solicitada.
En ese contexto, el titular de la cartera de Relaciones Exteriores espera que su juicio político finalice antes de la toma de posesión del nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para que se levante la prohibición de viajar.
Martínez habla sobre las expectativas que genera el recién electo gobierno de Trump y el impacto para Guatemala; explica, además, el trabajo que ya están haciendo desde los consulados para evitar desinformación y mejorar los mecanismos de recepción de eventuales grupos de retornados.
¿Cómo ha afectado durante este tiempo que el canciller no pueda viajar?
Nos ha impedido estar presente en distintas reuniones con el nivel ministerial. Hemos estado representados en casi todo, pero evidentemente los ministros buscan relacionarse y compartir con otros ministros.
Yo hoy —ayer— estaría viajando a Escuador para la Cumbre Iberoamericana.
¿Esta prohibición puede afectar a la relación bilateral con el nuevo gobierno de Estados Unidos?
No, no tenemos en agenda reuniones previstas. Hay que esperar que asuman el 20 de enero y, a partir de eso, yo también esperaría que el proceso de interpelación sino concluyera en las sesiones que quedan este año, terminara en las primeras semanas de enero.
Ya finalizó la primera interpelación de un ministro de este gobierno, ¿qué espera con la suya?
Yo esperaría que las sesiones tuvieran quórum, que pudieran darse de manera sucesiva. Yo creo que a la larga a todos nos beneficia que estos procesos no se alarguen tanto; afecta a cada ministro, a cada cartera y yo diría que hasta afecta el tiempo legislativo.
Yo esperaría que mi interpelación pudiera transcurrir de una manera más rápida —que la del minsitro de Gobernación—.
Respecto al cambio de gobierno de Estados Unidos, ¿posee la administración de Bernardo Arévalo conexiones que le permitan construir vínculos estrechos con la administración de Trump?
Eso esperaríamos, venimos trabajando de manera bipartidista desde que el gobierno del presidente Arevalo resultó electo.
En las distintas misiones a Washington nos han permitido contactar senadores congresistas, tanques de pensamiento de ambos partidos. De cara al proceso electoral, tratamos de acercarnos a ambas estructuras de los candidatos.
¿Qué estrategia se utilizará para acercarse a los funcionarios estadounidenses que ya han sido confirmados, como Marco Rubio y Tom Homan?
Estamos tratando de establecer esos contactos, lo queremos hacer antes del 20 de enero. Es el embajador Hugo Beteta quien está trabajando el acercamiento de los funcionarios ya designados.
Entonces, sí hay un trabajo constante de acercamiento, de lobby que no hemos descuidado.
Una herramienta que se ha utilizado por otros gobiernos es la contratación de firmas especializadas en Lobby, ¿se está considerando esta alternativa?
No se está trabajando con ninguna firma. Le diría que al día de hoy no se ha considerado, tampoco se descarta.
Por supuesto tenemos que esperar a ver cómo empieza la gestión.
Sobre la cooperación estadounidense, ¿se ha considerado que pueda haber una reducción en los montos?
Creemos que hay temas que son de interés prioritario para los dos países y creemos que en esa dirección la cooperación va a seguir fluyendo hacia ciertos sectores como el sector de seguridad, de combate al narcotráfico que es una prioridad para ambos estados.
¿Les preocupa que se levanten sanciones contra guatemaltecos en la lista Engel o ley Magnitsky?
Nosotros como gobierno no tenemos una preocupación expresa. La imposición de esas sanciones y el retiro de las visas fueron decisiones del gobierno de los Estados Unidos y ellos las tomarán para levantarlas o para confirmarlas.
Sobre la migración y la línea de acción que Trump prometió en campaña respecto a las deportaciones, ¿qué medidas de protección a los deportados se están considerando?
Aquí regreso a su primera administración —de Trump— donde ya vimos qué tipo de decisiones tomó y no dudo que ahora va a adoptar las mismas.
Son promesas electorales, como lo fue el muro, que no se terminó de construir. Entonces, estamos tratando de desarrollar a través de nuestros consulados un aviso, una alerta para acciones de protección.
Sí puede ser que las cifras —de deportados— se incrementen, detrás de eso no solo hay una decisión política si la adoptan ellos, sino ahí está un montaje, una logística y una capacidad limitada, me imagino con los costos que puede conllevar. Y en el caso nuestro, pues tratar de reestablecer mejores mecanismos de recepción de retornados.
¿Qué tipo de alerta es la que se emite?
Esto ya lo veníamos trabajando hace meses porque hay un fenómeno que se repite cada cuatro años, ante un cambio de gobierno: hay un incremento de flujos.
Ante esa experiencia de procesos electorales anteriores, es un aviso de estar pendientes de cualquier incremento y a mayor números de migrantes va a implicar mayor necesidad, mayor acciones de protección, especialmente a la zona de los consulados en frontera. En este momento lo que la gente necesita también es que el gobierno les traslade tranquilidad. Se ha hecho un trabajo, se ha definido una estrategia.
Esa la estamos puliendo con gente que tiene experiencia en la Cancillería, que ha pasado por aquí, para ver cómo mejorar la capacidad de respuesta en los consulados.
El peor escenario sería la deportación masiva, el mejor, que las cosas no cambiarán y que otorgaran el Estatus de Protección Temporal.