Prensa Libre conversó con Diamanti, en el marco del College Freedom Forum at UFM (CFF at UFM), que se llevó a cabo este jueves 20 de febrero en la Universidad Francisco Marroquín. Fue un evento en el que los estudiantes tuvieron la oportunidad de conocer de cerca a activistas de todo el mundo que han sufrido graves violaciones de sus derechos humanos.
El evento fue realizado por primera vez fuera de los Estados Unidos en el año 2016, cuando la conferencia se llevó a cabo en la UFM, teniendo un gran impacto con más de ochocientos asistentes. Hasta entonces, habían sido únicamente las prestigiosas universidades de Stanford, Yale, Colorado Boulder y Tufts las que habían acogido ediciones del College Freedom Forum.
¿Cuál es el papel de un activista de derechos humanos?
No se tiene que estar en una dictadura para que se violen los derechos humanos, porque sucede en todos el continente y los defensores ayudamos a que los sistemas mejoren, para que donde hubo una matanza haya justicia, donde se torturó a una persona haya una reparación. La mejor manera de fortalecer una democracia es apoyando el respeto a los derechos humanos.
¿Cómo detectar que en un país se está perdiendo la democracia?
El primer síntoma es la persecución a la prensa. Los gobiernos con pretensiones autoritarias saben que mientras haya prensa libre la sociedad podrá mantener sus derechos, pero en el momento que eliminan la libertad de prensa también, prácticamente, anulan el resto de los derechos, como una especie de efecto dominó. A una persona le pueden quitar su casa, propiedades y hasta los derechos a la educación y la salud, pero mientras tenga una ventana de libertad o un espacio para expresarse, siempre se podrá recuperar.
En cambio, cuando controlan a los medios de comunicación, también supeditan la conciencia de la gente para evitar que se entere de lo que está sucediendo y es en este momento cuando comienzan a controlar el país porque los regímenes autoritarios no avanzan hasta estar seguros de que han dominado a la prensa, porque saben que el costo de que la gente se pueda organizar y efectúe protestas es muy alto.
En el país se recién aprobó una reforma que busca fiscalizar y sancionar a discreción, incluso hasta el cierre, las oenegés y todas las organizaciones de la sociedad ¿Qué opina?
Una organización no tiene que estar inscrita para preservar su derecho a la libre asociación, tenemos ese derecho aunque no nos formalicemos, así que el Estado debe preservar esos derechos. No puede haber un artificio jurídico que cercene ese derecho, ahora, garantizar el proceso de transparencia está bien.
A través de las asociaciones los ciudadanos pueden lograr cambios en la sociedad porque tiene un inmenso poder, porque solo una persona no lo puede lograr nada, entonces este derecho hay que preservarlo y estar muy vigilantes porque esta medida puede ser utilizada para reducir la oposición hacia el gobierno.
¿Qué papel juegan la organizaciones sociales en una sociedad democrática?
La democracia la hacen todas las instituciones vivas, primero el marco institucional, las reglas de juego, y luego todos los demás sectores como el privado, productivo, empresarial y los estudiantes, entre muchos, por lo que preservar estas fuerzas es vital para tener una democracia sana.
Debemos entender que todos formamos parte de la sociedad que consiste en la unión de todas las fuerzas y esto hace fuerte una democracia, entonces, entre todos debemos hacer crecer una democracia sólida que defienda y promueva los derechos humanos.
En Venezuela cometimos el error de que no reaccionamos con fuerza desde el principio durante los primeros vestigios autoritarios de Hugo Chávez para controlar la sociedad.
La reforma de las oenegés dice que la asociación que altere el “orden público” puede ser cancelada, lo cual según sus detractores, es una arbitrariedad, ¿Qué opina?
Ahí hay puntos muy delicados que hay que evaluar y volvemos al tema de los síntomas de las dictaduras. El Estado tiene el monopolio de garantizar la paz en una sociedad, pero ese ejercicio no puede vulnerar derechos fundamentales.
Primero hay que preservar el derecho a la protesta, que tiene que ver con la libertad de expresión, lo cual no puede evitar ningún derecho; ahora, si la protesta se vuelve violenta el Estado puede intervenir porque nadie tiene derecho de agredir a otra persona ni destruir los bienes privados o públicos.
En ese caso el Estado tiene la potestad de intervenir, pero esa intervención tiene que ser mesurada no puede contravenir el derecho a la vida, torturar o privar la libertad a nadie. Debe haber un balance donde la sociedad puede expresarse libremente y protestar, pero no tienen que ser violenta, porque no se puede vulnerar otros derechos.
Creo que el reto radica en que los ciudadanos entiendan bien sus derechos a la libre asociación, a la libre expresión, a la libertad de protesta y exigir que se cometan excesos por parte del Estado. No se puede usar el aparato del control social con la excusa de mantener el orden público, porque se vulneran muchos derechos.
¿Qué repercusiones puede tener el hecho de que un Estado ejerza control sobre la sociedad civil?
Protestar es un derecho humano mientras se realice con respeto hacia los demás ciudadanos, por lo tanto no puede ser una justificación para que se les persiga, porque sería una persecución política y eso es un delito. Es importante estar seguro de que el Estado nunca vaya en contra de sus opositores, que quien está en el poder no utilice ese poder para perseguir a quienes se le oponen porque ese es el comienzo de la destrucción de la democracia.
En el momento que el Estado comienza a criminalizar la opinión pública, las protesta, el derecho de asociación y otros graves excesos, si no se detienen a tiempo, la democracia comienza a convertirse en una dictadura. Por eso es importante que cada vez que los ciudadanos vean un abuso de poder busquen frenarlo y creo que la Declaración Universal de los Derechos Humanos es el entramado para ponerle limite a estos crímenes.
El rol de los ciudadanos es poner límite a los gobernantes y al Estado en el ejercicio de sus funciones y demandar que sean que seamos respetados y para eso tenemos una herramienta sumamente poderosa que es la no violencia. porque esta preserva la vida y los derechos humanos de todos.
¿Cuál es su mensaje a los guatemaltecos?
Que los venezolanos no podemos solos, necesitamos ayuda de los demás países porque el cáncer de la dictadura se propaga y si no quieren que llegue a Guatemala lo mejor es luchar contra todas las dictaduras del continente y que utilicen la no violencia como herramienta para organizarse porque es la única herramienta que preserva y defiende los derechos humanos. La solidaridad es el antídoto contra las dictaduras.
Perfil de Diamanti
Rodrigo Diamanti es venezolano, activista por los derechos humanos y un experto en la no violencia. Fue parte del Movimiento Estudiantil Venezolano, que organizó a miles de personas en defensa de la democracia, en el 2007.
En el 2009 fundó la organización no gubernamental Un Mundo sin Mordaza, una organización internacional de derechos humanos dedicada a la defensa de la democracia en Venezuela y en el exterior, por medios pacíficos e innovadores.
A lo largo de los años, él y su organización han ayudado a coordinar varias protestas masivas en contra de la dictadura de Nicolás Maduro, en más de 50 países. También ha organizado campañas de alto perfil, para concienciar sobre los abusos a los derechos humanos en su país, tales como #SOSVenezuela y #TuVozEstuPoder.
En el 2012 fue reconocido por el World Economic Forum como un Global Shaper, y en el 2013 la alcaldía de Roma le otorgó la Medalla de Roma. Durante el 2017 y 2018 fue investigador asociado del Harvard Ash Center for Democratic Governance and Innovation. Ha dado charlas y dirigido seminarios en más de veinte países.
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