Del resumen político del año hay mucho que decir, pero poco que rescatar. Los organismos Ejecutivo y Legislativo estuvieron muchos días en los principales titulares, pero no precisamente por su buen desempeño.
La batuta de las polémicas en el Gobierno la tuvo la mayor parte del tiempo el presidente Otto Pérez Molina, por lo fuerte de sus propuestas y la insistencia en llevarlas adelante. Una tuvo eco y la otra se suspendió.
Se trata de la despenalización de la droga, que después evolucionó a una propuesta más completa de “nuevas rutas” contra el narcotráfico, y las reformas a la Constitución, que se quedaron sin conocerse en el Congreso.
ADMISIÓN MUNDIAL
Primero fue lanzada como una propuesta concreta, después se convirtió en una idea para debatir otras opciones para frenar las muertes por el narcotráfico y por último se acompañó de una “revisión” y evaluación de la actual política antidrogas. El planteamiento del presidente de Guatemala de despenalizar la producción, tránsito y consumo de las drogas causó polémica internacional antes de su discusión en los máximos organismos del planeta.
Después de la primera mención formal del gobernante guatemalteco, el 11 de febrero, la Embajada de EE. UU. reaccionó al divulgar un comunicado en donde manifestaba su oposición a tal propuesta. Varios funcionarios de ese país visitaron Guatemala en los siguientes meses para reiterar la negativa a la idea.
No obstante, Pérez Molina logró, primero, que la propuesta de revisar lo actuado en las últimas décadas sobre el tráfico ilícito de drogas, así como la viabilidad de explorar nuevas alternativas, fuera aceptada en la Cumbre de las Américas de Cartagena, Colombia, en abril, y por unanimidad, los países del hemisferio, incluido EE. UU., solicitaron a la Organización de los Estados Americanos (OEA) que encabezara un análisis sobre el asunto.
La OEA se encuentra en esa tarea y deberá entregar un informe en abril del 2013, para que los jefes de Estado del continente lo discutan en futuras oportunidades.
Después, el debate de alto nivel fue aceptado en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en septiembre, y en la Cumbre Iberoamericana de Cádiz, España, en noviembre.
Para llegar a ello, el gobernante tuvo que lidiar con algunas tensiones en el Istmo, especialmente con El Salvador, a cuyo presidente, Mauricio Funes, señaló de ser utilizado por EE. UU. para boicotear la iniciativa.
FAMOSAS REFORMAS
Al presidente no le fue tan bien con las reformas constitucionales, ya que del plan original nada quedó con la propuesta que llegó al Congreso.
Después de varias depuraciones y sesiones con al menos siete asesores, el mandatario entregó al Congreso un plan para modificar la Carta Magna, en donde, después de varias audiencias, seguirá en análisis.
Pérez Molina adujo que los recursos que podrían servir para una consulta popular tras la eventual aprobación de las reformas se utilizarían mejor para la reconstrucción por el terremoto del 7 de noviembre, pero trascendió que en realidad el gobernante cayó en cuenta de que no tenía los 105 votos requeridos para el aval en el Congreso.
MAL MANEJO DE CRISIS
Detonantes de conflictividad social, como la minería, la actividad hidroeléctrica y reformas a la carrera magisterial, le explotaron al gobierno en su primer año, y en los tres casos hubo problemas para controlar la agitación social.
Con los estudiantes normalistas, además de enfrentamientos en el Parque de la Industria, en los que resultó herido el ministro de Gobernación, Mauricio López Bonilla, las autoridades deben atender la advertencia de medidas de hecho que mantienen los inconformes, para el comienzo del ciclo escolar.
En Santa Cruz Barillas, Huehuetenango, tampoco se logró la firma de un acuerdo de regalías con una hidroeléctrica, pese a que ya se había dialogado con la población.
El ejemplo más claro de mal manejo de crisis se dio el 4 de octubre, al destacar a efectivos del Ejército a una protesta de los cantones de Totonicapán por varias demandas sociales.
Los enfrentamientos dejaron seis campesinos muertos por disparos de los militares, que en apariencia se defendieron de una turba. El agravante de la situación fue que el Gobierno cambió varias veces la versión de lo ocurrido, hasta aceptar la participación del Ejército en las muertes.
DEL CONGRESO
Las negociaciones bajo la mesa, mal uso de las cajas chicas, el nepotismo y la permanente campaña electoral de la oposición nublaron los pocos decretos que aprobó este año el Congreso.
Desde el divisionismo de la bancada oficial hasta el bloqueo de la agenda legislativa por parte de Libertad Democrática Renovada (Líder), el Legislativo pasó muchas de sus sesiones tratando de lograr el quórum necesario para trabajar, con lo que consiguió la aprobación de solo 35 leyes.
De nada sirvió el ingreso de 90 diputados nuevos, ya que la mayoría asumió las costumbres, de inmediato, del resto de congresistas con experiencia.
Desde el primer día hubo acaloradas discusiones en el Congreso que no llevaron a nada. Los protagonistas fueron el presidente del Parlamento, Gudy Rivera, del Partido Patriota (PP), y Mario Taracena, de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE).
Además, el primer día de labores también fue evidencia para la población de que los diputados tienen más interés en llegar al poder que trabajar por sus votantes, ya que se registraron los primeros movimientos de legisladores de un partido a otro.
Todas las bancadas han sido afectadas —o beneficiadas— por el transfuguismo, al punto de que los últimos movimientos del PP a Líder son justificados con el interés en que los diputados sean reelectos, de cara al proceso electoral del 2015.
La aprobación rápida de la actualización tributaria y del presupuesto para el 2013 levantaron rápidas sospechas de las negociaciones por obras para obtener el apoyo de bloques aliados, además de que en voz baja es lo que confiesan varios miembros del Congreso.
También se conoció a lo largo del año que diputados tienen a sus familiares en puestos en el Legislativo, como secretarias o asesores.
PERSISTEN PRÁCTICAS
Cuando era opositor, el PP acostumbraba a llevar megáfonos al pleno para hacerse escuchar y reclamar al oficialismo, práctica común en la exdiputada Anabella De León. También, ordenaba en fila a funcionarios para interpelarlos y se retrasaba la agenda legislativa, sin mencionar los jaloneos y empujones entre el bloque oficialista y opositores.
Ahora, al PP le ha tocado todo lo anterior, gracias a la principal bancada opositora: Líder.
El bloque, que es coordinado por Manuel Baldizón, secretario general de Líder y excandidato presidencial, planteó varios interrogatorios a ministros para el período extraordinario de sesiones. De ahí que no se haya podido concretar ni una sola sesión para ese fin, debido a que prácticamente ningún diputado tiene interés en interpelar.
Luis Chávez, de Líder, es el encargado ahora del megáfono, y ha protagonizado encontronazos con el futuro presidente del Congreso, Pedro Muadi, del PP, quien también ha tenido poca apertura hacia la Prensa.