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La funcionaria fue nombrada para dirigir el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, inglés) el 12 de octubre del 2017, por su cercanía con el general John Kelly, quién la precedió en el cargo, cita un análisis de la agencia EFE.
Durante seis meses fue la segunda jefa de Gabinete, detrás de Kelly. Ese período estuvo marcado por la formulación de la política de inmigración de Trump y el desarrollo de los planes para construir el muro en la frontera con México.
El departamento que dirige Nielsen está encargado, según explica su página web, de la seguridad de fronteras, los servicios de inmigración y ciudadanía, los derechos civiles, seguridad cibernética, manejo de desastres y prevención del terrorismo, entre otras.
Además, es el encargado de hacer cumplir las leyes de inmigración de EE. UU.; por ejemplo, es la institución a cargo del manejo de los programas Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (Daca) y del Estatus de Protección Temporal (TPS), por lo cual está a cargo del funcionamiento del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), que a su vez controla a la Patrulla Fronteriza.
Plantear problemas
La Cancillería guatemalteca informó que en la reunión se abordarán temas de migración, seguridad y respeto de los derechos humanos.
Al respecto, Carrera expuso que Nielsen dará seguimiento a lo que planteó el vicepresidente Mike Pence en su visita del pasado 28 de junio y pedirá a los países del Triángulo Norte de Centroamérica y a México respuestas concretas y de corto plazo para detener la migración ilegal.
menores no acompañados del Triángulo Norte de Centroamérica y México han sido detenidos en la frontera sur este año.
El excanciller considera que la reunión es una oportunidad para plantear soluciones a los problemas que empujan esa migración hacia EE. UU. como la falta de una política de empleo temporal y la necesidad de reunificación, tanto de las familias que recién fueron separadas como de aquellas que viajan para reencontrarse.
Carrera apuntó que sería un error tratar de reducir la migración irregular solo con medidas represivas o de reforzar la seguridad en fronteras.
“Lo difícil es que EE. UU. piense que —migrar— es un tema de voluntad y nosotros —como región— insistamos en seguirle la corriente, de que los migrantes se van porque quieren y punto y que hay que detenerlo. Eso no va a tener ningún éxito ni para EE. UU. ni para nosotros”, precisó Carrera.
Negociar
Aunque la visita de Nielsen tenga como propósito abordar planes para frenar la migración, Óscar Chacón, director ejecutivo de Alianza Américas, red integrada por organizaciones de migrantes de Latinoamérica y el Caribe en aquel país, refiere que los gobiernos del Triángulo Norte y México deben adoptar una postura de negociación para obtener un beneficio mutuo puesto que la migración históricamente ha beneficiado a EE. UU.
familias de México, Guatemala, Honduras y El Salvador fueron interceptadas en el mismo período.
“Ha sido una bendición para este país que tanta gente se haya venido, es importante que nuestros gobiernos entiendan eso porque de otra manera nos ponen en una situación como que tenemos que pedir perdón”, refirió.
Destacó la mano de obra de los migrantes que ha sido aprovechada por la industria estadounidense, y que gracias ellos se ha mantenido el sistema del seguro social, puesto que “sin la juventud migrante EE. UU. sería un país de ancianos”.
Bochorno
La secretaria de Seguridad Nacional de EE. UU., Kirstjen Nielsen, vivió un episodio incómodo el pasado 20 de junio cuando fue abucheada por un grupo de manifestantes mientras ella comía en un restaurante mexicano de Washington, D. C.
Al grito de “¡vergüenza, vergüenza!”, a causa de la política de separación de familias que en ese entonces aún estaba vigente, los manifestantes ingresaron al restaurante, el cual Nielsen se vio obligada a abandonar. Trabajadores hispanos que laboran en el lugar indicaron que la secretaria estadounidense solía comer ahí y que suponían que era una trabajadora del gobierno, pero no imaginaban que se trataba de una funcionaria de tan alto rango.
Un día después del incidente el presidente Donald Trump firmó un decreto para detener la separación de familias, pero más de dos mil 300 menores ya habían sido apartados de sus padres.
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