El gasto descrito anteriormente no incluye los alimentos para los congresistas y asesores, tarjetas de presentación, mobiliario y equipo, boletos aéreos, gasolina, café y té de distintos sabores, entre otros. Tampoco se cuenta ahí los cinco contratos de arrendamiento de oficinas por un monto de Q4.1 millones.
En total, el Congreso ha gastado del 14 de enero, cuando inició el periodo parlamentario que terminó ayer, entre arrendamientos, compras directas y negociaciones entre entidades públicas y adquisiciones de baja cuantía Q23.6 millones. En el otro extremo está la productividad de los diputados, que decidieron no sesionar y adelantar el receso del primer período de sesiones ordinarias.
A inicios del periodo legislativo, que comenzó el 14 de enero, la Junta Directiva del Congreso y los jefes de bloques acordaron que se sesionaría dos días a la semana. Los miércoles para avanzar en la agenda diaria y los jueves para retomar el proceso de las cinco interpelaciones a funcionarios del Ejecutivo que están pendientes.
De las 24 convocatorias a sesiones realizadas hasta la semana pasada, los legisladores asistieron a 12 ordinarias. Mientras que ninguna de las plenarias convocadas para avanzar en los juicios políticos en contra de funcionarios del gobierno no se efectuaron por falta de asistencia.
Trabajo administrativo continúa
“Nosotros esperamos que se realicen sesiones y se planifique además la del Día de la Constitución –31 de mayo–”, declaró el primer vicepresidente del Legislativo, Boris España. Dijo que esperará que los diputados asistan, tal como lo hicieron el pasado 19 de abril, cuando se aprobó un aumento de Q339.9 millones al Presupuesto General del Estado.
España declaró que la ausencia de los congresistas en estas semanas es influida por la campaña electoral. Actualmente 126 de los 160 diputados busca retener un escaño, sin contar otro grupo que del Congreso busca ahora una curul en el Parlamento Centroamericano y otros que compiten por un puesto en el Ejecutivo o dirigir alguna alcaldía.
Respecto a los gastos, España justificó que los gastos tienen dos visiones: hay diputados que han comenzado a arreglar las oficinas para sus sucesores y segundo, que el trabajo administrativo continúa, aunque muchos estén en sus distritos en campaña o en trabajos de fiscalización.
“El trabajo continúa, se reciben visitas y se mantienen las reuniones por parte de los asesores”, justificó el primer vicepresidente del Congreso.
Época electoral
La última vez que se reunieron los diputados, al menos en mayoría, fue el 19 de abril. En esa ocasión 122 diputados discutieron una ampliación presupuestaria de casi Q340 millones al Presupuesto General para aumentar el financiamiento al Programa del Adulto Mayor, el cual es manejado por el Ministerio de Trabajo.
La nueva norma entrará en vigor en julio próximo, después de la primera vuelta electoral. Dos meses antes, el tema fue planteado en una reunión entre la Asociación Nacional de Municipalidades (Anam) y el ministro de Trabajo, Rafael Rodríguez Pellecer, quién pidió a todos los jefes ediles que firmaran una carta para solicitar formalmente el aumento al Congreso.
Algunos legisladores indicaron que en época de campaña el legislativo se convierte en una plataforma para ofrecer de todo. Todos quieren lograr la reelección y una vitrina para mostrarse es este organismo, coincidieron los entrevistados.
“Pensamos que el Congreso de la República debe trabajar regularmente. El no tener sesiones plenarias y de comisiones no es lo que los guatemaltecos esperamos”, criticó María del Carmen Aceña, analista del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN).
El informe del trabajo del legislativo elaborado por el CIEN a finales de mayo del año pasado, detalla que los diputados hasta el 15 de mayo sesionaron en promedio 45 veces; este año en el mismo periodo se quedaron en 12 plenarias realizadas. “Los elegimos para cuatro años y no para tres años y medio”, añadió Aceña.
La entrevistada cuestionó la ausencia de los legisladores y el poco avance de la agenda legislativa. Además, pidió también revisar las compras que realizan y recordó que en otras oportunidades se ha evidenciado que compran, por ejemplo, agua pura y se la llevan. “Hay que fiscalizar si los fondos e insumos del Congreso no se utilizan para campaña”, advirtió.
Sin austeridad
A finales del año pasado el Congreso gastó más de Q40 mil en sillones, espejos y mesas para algunos congresistas, algunas de esas compras justificadas como urgentes. Los gastos al final del año superaron los Q12 millones solo en servicio de telefonía, gasolina, seguro médico, mobiliario y equipo y alimentos.
En 2021, el entonces presidente de este organismo y actual diputado que busca la reelección por el distrito de Sololá, Allan Rodriguez, compró con fondos del Congreso una ducha relajante y un jardín para su oficina, para ello el Legislativo pagó más de Q14 mil.