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Laura Melo, representante en Guatemala del PMA, menciona en entrevista con Prensa Libre que la marcada desigualdad e inequidad que hay en el país es parte del problema, así como la variabilidad climática que afecta principalmente a los agricultores de subsistencia. Pero sin programas de gobierno a largo plazo que sean sostenidos, la situación para los más vulnerables poco cambiara.
Se dice que la seguridad alimentaria va más allá del hambre.
El concepto de seguridad alimentaria tiene que con ver la disponibilidad, el acceso y con el consumo de alimentos, estos tres factores deben ser estables para no afecta la situación nutricional y de seguridad alimentaria de un país.
Se habla también del hambre estacional, que para las poblaciones más vulnerables es un período del año en el que no tienen acceso a alimentos y tampoco consumen de calidad, y su disponibilidad es a precios más elevados que el resto del año, esta situación compromete la seguridad alimentaria.
En las familias vulnerables el 65% de sus ingresos va al consumo de alimentos, esto significa que todas sus demás necesidades se verán afectadas porque no tienen dinero para temas de salud, de educación, por eso, el tema de seguridad alimentaria crea un ciclo que se va acentuando cada vez más y afecta el desarrollo de las personas, porque sin una dieta balanceada los niños desarrollarán desnutrición crónica.
Por eso es que el tema de seguridad alimentaria no es solo una situación de hambre, es más complejo.
¿Por qué la pobreza e inseguridad alimentaria crecen cada año en Guatemala?
Hay una diversidad de factores, uno es un tema económico: Guatemala es un país de renta media, una economía que funciona, pero estos indicadores macroeconómicos no demuestran el gran nivel de desigualdad y de inequidad que hay, se estima que seis de cada diez personas viven en pobreza multidimensional.
El otro factor es que el país es vulnerable a choques naturales, a la variabilidad climática. Guatemala ha sido golpeada durante varios años consecutivos con patrones erráticos climáticos, lo que afecta directamente a la producción de alimentos, esto considerando que un número alto de personas depende de la agricultura de subsistencia.
Debido a esto muchas cosechas se pierden, y también afecta a los sectores de exportación, como el café, donde la gente encuentra trabajo jornalero, y se pierden oportunidades de trabajo para las familias más pobres.
Esta situación se va acentuando y las personas van perdiendo su capacidad de hacerle frente, son cada vez menos resilientes a estos choques climáticos, por eso es tan importante promover la resiliencia de las familias, de las comunidades, porque estos choques afectan su acceso a alimentos.
En este escenario, ¿qué tan importante es el apoyo, la tecnificación de los agricultores de subsistencia?
El sector agrícola en Guatemala es importante y económicamente sólido, hay que valorizarlo e invertir en sus diferentes niveles, si por un lado es importante el sector para exportación, también hay un grupo amplio de pequeños agricultores, y estos son los más vulnerables a choques de distintos tipos que pueden afectar su producción.
Los pequeños productores tienen menos capacidad de resistir los choques y no se pueden evitar, lo que sí se puede evitar es la forma en que nos preparamos y como respondemos a ellos para evitar en un desastre y que lleven a un número grande de personas a la pobreza o a la miseria.
Es muy importante trabajar con los pequeños agricultores, con los agricultores de subsistencia, para tener prácticas agrícolas más sostenibles.
Hay que acompañar y trabaja con las mujeres en estas comunidades. En muchas hay casos de migración y las mujeres se quedan solas con la responsabilidad de los niños y de la familia, por eso es importante que haya inversión en capacitar, en acompañar a estos productores y productoras a diversificar sus medios de vida, a tener estas técnicas más adaptadas a los cambios climáticos.
Es necesario tener sistemas de protección social, sistemas de apoyo para que durante este período -hambre estacional- se les dé una ayuda adicional para garantizarles el acceso estable de alimentos durante todo el año.
¿Por qué ha fracasado el Estado y sus políticas para reducir la cifra de personas con inseguridad alimentaria, y niños con desnutrición crónica?
Estamos hablando de cambios significativos en la vida de las personas, inversiones económicas importantes, pero también cambios de comportamiento, de la forma de trabajar del sector agrícola, los cambios a este nivel necesitan una inversión estable y por un período relativamente largo de tiempo.
La debilidad está en no existir programas de largo plazo que sean sostenidos y que sean acompañados.
Para ver cambios se requiere no solamente de una inversión a largo plazo, también una inversión articulada y simultánea en diferentes sectores para que se produzcan mejores oportunidades de vida para las personas más vulnerables.
¿Hacia dónde debe encaminarse Guatemala para lograr el objetivo de desarrollo sostenible de poner fin al hambre, de conseguir la seguridad alimentaria?
Algo que nos da esperanza y satisfacción es que el presidente durante el periodo de transición priorizó el tema de la nutrición, y en la toma de posesión anunció la Gran Cruzada Nacional por la Nutrición, pero la situación de covid-19 crea una serie de retos adicionales al país, al mundo.
Guatemala está luchando para enfrentar la situación del covid-19, pero obviamente lo que necesita es una inversión, un plan de estado a largo plazo que lleve a resolver la situación del país.
Se necesita un plan claro de varios años donde se articulen intervenciones de salud, de educación, del sistema de producción de alimentos, de la economía, de creación de empleo, tienen que ser articuladas para llegar a cambios sustantivos.
Si una visión a largo plazo, sin una visión articulada y sostenida en el tiempo es difícil cambiar.
¿Qué pasará si el aislamiento social por el covid-19 se extiende más allá del tiempo previsto? ¿Cómo país estamos preparados para hacer frente a esto sin que las cifras de hambruna se eleven?
La situación de covid aparece justamente al principio de este período de hambre estacional, un estudio que el PMA identificó que cerca de 2.3 millones de personas estaban en inseguridad alimentaria, y de ellas medio millón en inseguridad alimentaria grave, con el impacto del covid-19 mucha gente perdió su trabajo, además bajaron significativamente las remesas, entonces, las personas van teniendo cada vez menos ingresos y menos fondos para comprar alimentos.
El país está haciendo un esfuerzo, el gobierno anunció varias medidas para apoyar a las familias que serán afectadas desde el punto de vista económico y de seguridad alimentaria, pero la dimensión de este problema es profundamente impactante por la cantidad de personas afectadas.
Este es un reto y el gobierno lo tiene claro y nosotros como cooperación internacional, como el PMA, estamos haciendo todo lo posible para intentar movilizar recursos para apoyar.
Es una crisis global y hay competencia por los recursos, porque este problema afecta a todos los países, incluyendo a los donantes.
Guatemala tiene un gran reto: reactivar la economía, pero también proteger las vidas humanas contra esta enfermedad. Es un equilibrio complicado, y los esfuerzos se están haciendo, tenemos que pensar en cómo apoyar no solo en esta fase inmediata sino también en la rehabilitación de la situación económica del país.
¿Nos llevará varios meses recuperarnos?
La perspectiva de tiempo es difícil saber, estamos en el medio de la crisis. Independientemente de esta enfermedad, por todos los problemas que ya tiene Guatemala en seguridad alimentaria, acá se acumulan varios factores y llevará tiempo recuperarse.
¿De qué manera el PMA apoya a Guatemala para enfrentar la inseguridad alimentaria?
Tenemos fondos para apoyar en Huehuetenango, una zona que ya estaba afectada por la inseguridad alimentaria. También un financiamiento de la Unión Europea, el enfoque es más para ayudar en la recuperación económica en comunidades de El Progreso, Zacapa, Chiquimula.
Trabajamos con el Ministerio de Educación en apoyo de comunicación a las familias y los niños en el tema de la alimentación escolar. Acompañamos al Ministerio de Agricultura y al Ministerio de Desarrollo Social para tener sistemas de monitoreo de asistencia más eficientes y transparentes.
Apoyamos al Ministerio de Agricultura en la compra de alimentos, un proceso que comenzó antes del covid-19 para la respuesta a los programas de gobierno al hambre estacional, el rol del PMA es exclusivamente para la compra de alimentos.
Para nosotros es importante estar presentes y acompañar al país, y dar el apoyo en un momento tan complicado como el que se está viviendo. Nuestra preocupación es poder movilizar recursos, en ese esfuerzo estamos para dar más asistencia.