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Las presiones que hizo EE. UU. cuando Donald Trump era presidente (que se podrían repetir independientemente de si regresa a la Casa Blanca)

Exmandatario estadounidense habla con orgullo de las coacciones que ejerció hacia México y lo promociona con miras a su candidatura presidencial.

El exministro de Gobernación de Guatemala, Enrique Degenhart, y el exsecretario de Seguridad Nacional de EE. UU., Kevin McAleenan, firman el acuerdo, ante la presencia del expresidente Trump. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

El exministro de Gobernación de Guatemala, Enrique Degenhart, y el exsecretario de Seguridad Nacional de EE. UU., Kevin McAleenan, firman el acuerdo, ante la presencia del expresidente Trump. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

El expresidente de EE. UU., Donald Trump, habló la semana pasada sobre el manejo que su Gobierno hizo del tema migratorio, del cual resaltó las presiones que ejerció sobre México —que se extendieron a Guatemala— para que aceptara a solicitantes de asilo y no llegaran a la frontera sur de su país.

Necesitamos 20 mil soldados y queremos que todo el mundo se quede en México y que nadie venga a Estados Unidos”, desatacó Trump en su primer evento oficial de campaña en Nueva Hampshire, el pasado 29 de enero. Palabras que le habría dicho a un funcionario mexicano a quien presionó para que el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador avalara el polémico programa Quédate en México, en 2019.

Aunque tanto López Obrador como su canciller Marcelo Ebrard han desestimado haber cedido a presiones de Washington cuando Trump era presidente, el programa se implementó y admitió la deportación de más de 81 mil personas —entre ellos 15 mil 903 guatemaltecos— en el tiempo que estuvo en vigor.

En su discurso de campaña del sábado pasado, Trump resaltó que la amenaza que hizo al funcionario mexicano con el que habló a quien le dijo que, si no implementaban Quédate en México impondrían aranceles del 25% a todos los productos mexicanos.

Presiones en Guatemala

Aunque Trump no se refirió de manera directa en su discurso a Centroamérica, Guatemala también sintió, en 2019, las presiones que ejerció para forzar al país a firmar un acuerdo de tercer país seguro para que recibiera a deportados hondureños y salvadoreños que pedían asilo en la frontera sur de EE. UU.

Es icónica la fotografía en el Salón Oval de la Casa Blanca cuando el entonces ministro de Gobernación de Guatemala, Enrique Degenhart, firmó el Acuerdo de Cooperación de Asilo (ACA), el 26 de julio de 2019, a la par suya estaba el secretario de Seguridad Nacional de EE. UU. Kevin McAleenan y detrás de ambos, Trump con sus manos sobre los hombros de los dos funcionarios.

El ACA no funcionó como se tenía previsto puesto que apenas se recibió  a poco menos de mil solicitantes de asilo, de Honduras y El Salvador, pero la enorme mayoría optó por retornar a su país.

Antes de llegar a ese punto, Trump también había amenazado con imponer aranceles a los productos guatemaltecos, e incluso gravar las remesas, puesto que la Corte de Constitucionalidad había resuelto frenar la entrada en vigor de este acuerdo, atendiendo la petición de sectores sociales que habían interpuesto un amparo en el cual argumentaban que el país no tenía condiciones para recibir refugiados.

“Guatemala, que ha estado formando caravanas y enviando gran cantidad de personas, algunas con antecedentes penales, a EE. UU., ha decidido romper el trato que tenía con nosotros de firmar un necesario Acuerdo de Tercero Seguro”, tuiteó Trump en aquella oportunidad.

Ahora estamos mirando (analizando) el ‘BAN’ (vetos) tarifas, —y— tarifas a remesas o todas las anteriores”, añadió el exgobernante, con lo que encendió las alarmas del país, en especial de los exportadores, puesto que EE. UU. es el principal socio comercial del país.

¿Podría repetirse?

Los gobernantes se pusieron de alfombra frente a lo que el presidente Trump pretendía”, señaló Úrsula Roldan, analista en temas migratorios y directora del Instituto de Ciencias Socio Humanistas de la universidad Rafael Landívar.

Expuso que, a los gobiernos de Centroamérica, no les interesaban los derechos de los migrantes, sino quedar bien con la administración Trump para tratar de influir en la política anticorrupción de Washington hacia estos países.

Según Roldán, desde los años previos a Trump se traía una política que contaba con apoyo bipartidista en EE. UU. y que pasaba por el Plan Alianza para la Prosperidad y la lucha contra la corrupción, pero “todo eso cambió del 2017 para acá”.

A Trump, enfatiza, “le interesaba poner a la migración como un problema político y de seguridad en su país y la manera de combatirlo era aliarse con gobiernos corruptos, que estuvieron incluso a favor de poner el plan de tercer país seguro”, recordó.

La académica cree que aún es temprano para pensar en las posibilidades de que Trump regrese a la Casa Blanca en enero de 2025, aunque recuerda que el Partido Republicano no obtuvo la victoria que esperaba en las elecciones intermedias.

No obstante, reconoce que el discurso y prácticas antimigrantes de Trump podrían influirán en el resto de los contendientes republicanos. Incluso, señala, “hasta los mismos demócratas han tenido que cambiar sus propuestas para hacer una contención migratoria más fuerte”.

Migrante hondureño que fue deportado a Guatemala, desde EE. UU. dentro del convenio ACA, el 21 de noviembre al inicio del programa. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

En la práctica, esto podría traducirse en medidas similares a las implementadas durante el gobierno de Trump, que abordaban la migración desde un punto de vista de seguridad, pero sin abordar las problemáticas de fondo en los países de origen de la migración.

Los discursos antimigrantes calan hondo en estados de EE. UU. donde la migración se ha vuelto un problema social y donde hay prejuicios raciales, comenta Roldán, y “lamentablemente los republicanos, en vez de hacer esfuerzos por reformar las políticas migratorias y ser más contundentes en la lucha ante la corrupción” se han unido a ese discurso.

No se reelegirá

En EE. UU., parte de la comunidad migrante considera que Trump no logrará postularse para un nuevo mandato, y creen que el discurso antimigrante más bien, le ha causado prejuicio a los republicanos, así como la revuelta del 6 de enero de 2021 que se cree fue propiciada por el exgobernante.

Trump viene con más de lo mismo, con una retórica de atacar a los latinos a México a los inmigrantes, culpando todos los males de EE. UU.  Eso ya es cuento del pasado, no creo que el Partido Republicano lo elija si quieren un candidato que quiera competir”, opinó Francisco Moreno, director ejecutivo del Consejo de Federaciones Mexicanas de Los Ángeles.

El expresidente Donald Trump participó en su primer acto de campaña el pasado 29 de enero en New Hampshire, donde presumió de las presiones que ejerció hacia México. (Foto Prensa Libre: AFP)

Trump no tiene mucho de donde agarrase en cuestión de debates, no es de ideas trascendentales, es más terrenal y se va más al golpe, es así como maneja su política. Quizás agarre atracción muchos republicanos, pero no creo que esa misma canción le vaya a funcionar”, añadió.

No obstante, Moreno afirma que la retórica antimigrante impulsada por el exmandatario estadounidense “va a estar siempre lista para cualquier candidato que quiera posicionarse” con cierto sector del Partido Republicano.

“Y no solo republicanos, también demócratas, recordemos que no hubo reforma migratoria, que los demócratas nos han dado atol con el dedo”, añade el activista, quien considera que el balance político de estos “es muy débil” y que si los republicanos logran nominar a alguien que pueda congeniar con el ala anglosajona del partido y a la vez tenga carisma con la comunidad hispana “seguro se lleva la Presidencia”.

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