A partir de las reformas de 1993, a esos representantes se les asigna “a dedo”, dependiendo de la cantidad de recursos que pueden aportar para la campaña electoral, o se designa a familiares de los caciques de los partidos políticos.
Esas casillas resultan muy atractivas, pues es relativamente fácil resultar electo, porque prácticamente los votos son arrastrados por la campaña e imagen que proyecta el binomio presidencial, además de la cantidad de sufragios que obtengan durante la primera vuelta.
El artículo 205 de la Lepp indica que el Congreso de la República estará integrado por “diputados electos en los distritos electorales —departamentos— y por el sistema de lista nacional. Cada departamento del país es un distrito electoral, con excepción del departamento de Guatemala, en el cual el municipio del mismo nombre comprenderá el Distrito Central y los restantes municipios el Distrito Departamental de Guatemala.
El número de diputados distritales, según la Lepp, no excederá de 128, el cual será distribuido entre los 22 departamentos y el número de diputados electos por el sistema de lista nacional, será de 32, que “constituyen el veinticinco por ciento del número total de diputados distritales que integran el Congreso de la República”. A la fecha, solo 17 partidos políticos, de 27, han efectuado su asamblea nacional, en la cual han proclamado su binomio presidencial, así como a sus candidatos a Listado Nacional y distritales.
Los que buscarán aferrarse al Congreso de la República a través de la primera casilla del listado nacional son: Manuel Conde, PAN; Felipe Alejos, Todos; Orlando Blanco, UNE; Javier Hernández Franco, FCN-Nación; Álvaro Arzú, Unionista; Julio Lainfiesta, UCN; Luis Rosales, Valor; Pablo Monsanto, Convergencia, Édgar Rodríguez, PPT y Armando Castillo, Viva:
Otros buscarán llegar por primera vez como Evelyn Morataya, Bien; Carlos Roberto Calderón, Vamos; Alex Franco Figueroa, Unidos; José Israel Pérez Quezada, Fuerza; Adela Camacho, Creo; Osmundo Ponce, URNG; Sonia Gutiérrez, Winaq y Juan Carlos Rivera, Victoria.
Los mejores
Según la politóloga Constanza Alarcón, directora de proyectos de Guatemala Visible, las primeras casillas del Listado Nacional deberían otorgarse por meritocracia e idoneidad. Además, ser los mejores representantes del partido, la ideología y sus valores. Deberían, adicionalmente, tener preparación o experiencia previa en el ámbito de políticas y administración pública.
Alarcón considera que para lograr esos objetivos, los partidos deben democratizar sus prácticas internas y motivar a los nuevos liderazgos a seguir una formación profesional y técnica, para tener las mejores capacidades para legislar.
“A pesar de que la ley es amplia en cuanto a quiénes pueden optar para ser diputado, los partidos deben ser responsables en cuanto a colocar a la cabeza de sus listados a los que mejor representan sus ideas, y no a quien más dinero aporte”.
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Muestra de poder
El politólogo de la Universidad de San Carlos, Luis Velásquez, asegura que la designación para ocupar la primera casilla en el Listado Nacional “es una demostración de fuerza” entre los líderes o dueños de los partidos políticos.
“En partidos más institucionales y democráticos, se suele elegir a una persona reconocida, con una importante trayectoria social, política o profesional, y con un liderazgo cohesionador dentro del partido”, opina Velásquez.
En, cambio, remarca que en los partidos más clientelares o “atrapalotodo” suele nombrarse a los caciques, con una trayectoria política visible dentro de los grupos más fuertes periféricos o quien trae a los financistas más grandes, como es el caso de la mayoría de partidos en Guatemala.
El politólogo de la Usac dice que la primera casilla del Listado Nacional es una posición clave, porque es el candidato con mayores oportunidades de entrar en el Congreso, en dado caso el binomio presidencial tenga como mínimo proyecciones de alcanzar el 5 por ciento del total de votos.
Clientelar y cacicazgo
El historiador y analista político Alfredo Calderón asegura que ese sistema político nunca ha cambiado, continúa siendo el mismo, donde se impone la voluntad del cacique del partido, o sea el dueño, quien lo convierte en clientelar.
“Sigue siendo el mismo de 1954, con cambios que se introdujeron en 1965 y 1985, pero ninguno cambió el sistema clientelar y patrimonial, pese que las reformas a la Lepp del 2016 los golpeó, pero no fue suficiente”, afirma Calderón.
El analista considera que el “pecado original” de esas designaciones es que no tienen prácticas democráticas, porque asignan las casillas a dedo y todos los puestos a elección tienen un precio. “Entonces, el lugar que ocupa la casilla tiene su precio”, afirma.
Según Calderón, muchas veces el que ocupa la casilla no siempre es el que aporta el dinero para la campaña. “Paga para colocar a una persona que lo único que va a hacer cuando esté en el puesto será responder a sus intereses. Se mantiene lo patrimonialista, y así funcionan todos los partidos”.
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De acuerdo con Calderón, las casillas del Listado Nacional son las más codiciadas, porque es más fácil llegar, contrario a los distritales, que tienen que competir más y hacer operaciones matemáticas con los votos de cada departamento para ver si logra ganar una curul.
Se desvirtuó
El exconstituyente y expresidente del Congreso de la República, Roberto Alejos, asegura que cuando se creó el Listado Nacional, en 1985, se hizo con la intención de propiciar una apertura democrática.
“Lo que pretendíamos era que lo mejor de cada partido político, que respondiera a la ideología, su trayectoria política y representara al candidato a presidente, fueran los de esa lista nacional”.
“Para que eso se cumpliera, decidimos que no debía existir la papeleta de Listado Nacional, sino que el número se deducía del porcentaje de votos que obtenía el candidato a presidente, “lo cual se cumplió durante algunas elecciones, pero a partir de las reformas de 1993 se ordenó usar una papeleta exclusiva para los de Listado Nacional”, comenta Alejos.
De acuerdo con Alejos, a partir de estas reformas se desvirtuó el concepto de que al Congreso llegaran representantes del candidato y de la ideología del partido.
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“A partir de este momento se comenzó a colocar personas de acuerdo con los intereses del partido. Por ejemplo, si al partido le interesan votos, colocan a una persona con trayectoria que atraiga sufragios; pero si al partido lo que más le urge es dinero, pues ponen a uno que financie la campaña”.
Representan minorías
Antonio Mosquera, experto en políticas públicas, explica que los listados nacionales en varios países están diseñados para que las minorías tengan representación.
“De manera que un partido por más pequeño que sea es una opción, una forma de ver la república por determinado número de ciudadanos”.
Por lo tanto, agrega, tiene suficientes seguidores, como cualquier distrito, pero están repartidos en el territorio nacional. Esta representatividad queda garantizada con la suma de votos a nivel nacional y llevar uno o dos diputados, lo cual garantiza el carácter democrático de un país.
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