Pese a la pregunta sobre si alguien procuraba por los derechos humanos en el país, el mandatario negó ayer que haya “pleitos” con el magistrado de conciencia.
“Lamento profundamente que el presidente de la República no conozca la Constitución que nos rige, porque está claramente la figura que existe, que es el procurador de los Derechos Humanos, que entró en vigencia el 14 de enero de 1986 y que juega un papel muy importante en la promoción de los derechos humanos”, dijo Rodas, en respuesta a las declaraciones del gobernante.
“Seguramente estaba muy agobiado con problemas de su gobierno”, agregó.
Rodas opinó, en septiembre, que el gobernante habría intentado expulsar a Velásquez porque ya había perdido la objetividad, debido a la investigación contra su hijo y su hermano.
“Dejen de estar haciendo pleito donde no hay. El presidente tiene mil cosas que hacer”, expresó el mandatario después de haber inaugurado un tramo carretero en Barberena, Santa Rosa, en relación con que no se ha reunido con el procurador.
Distancia palpable
Además del evidente rechazo del Ejecutivo hacia Velásquez, se ha notado distanciamiento del presidente con la fiscal general, Thelma Aldana, desde junio último, cuando la jefa del Ministerio Público no fue incluida en la delegación que viajó a EE. UU. para discutir asuntos del Triángulo Norte, pese a que los fiscales de El Salvador y Honduras sí lo hicieron.
“Dejen de estar haciendo pleito donde no hay. El presidente tiene mil cosas que hacer. Los medios de comunicación deben propiciar la unidad nacional”. Jimmy Morales presidente, al responder sobre por qué no ha dado cita al PDH Jordán Rodas.
Aldana y Morales no han cruzado sino un par de saludos en reuniones públicas donde ambos fueron invitados.
“Por nuestra parte no hay distanciamiento. El Ministerio Público está realizando su trabajo de acuerdo con lo que establece la ley. Con el Organismo Ejecutivo se ha tenido una relación cordial. Para el MP, la coordinación interinstitucional es importante, así como el acercamiento y apoyo de todos los que forman parte del Estado”, afirmó Julia Barrera, vocera del MP.
En algunos discursos, el gobernante y otros funcionarios han hecho referencia a las denuncias penales de la Contraloría General de Cuentas en temas que “deben verse administrativamente” de la Ley de Contrataciones, lo que levantó sospechas de si también había molestias hacia el contralor Carlos Mencos.
“No quisiera especular. Honestamente, no he tenido la necesidad de pedir una cita con el presidente, pero quiero pedirle una para hablar de un reglamento de la Contraloría”, explicó Mencos.
Puertas abiertas
El vicepresidente Jafeth Cabrera aseguró que las puertas de la Presidencia y su despacho están abiertas para dialogar “con cualquier guatemalteco”, en especial con jefes de instituciones importantes, como la PDH.
“No sé si hay alejamiento, porque las puertas están abiertas al diálogo”, afirmó.
Las redes responden
El mandatario también se molestó con la prensa. “Los medios de comunicación deben propiciar la unidad nacional. Tienen que informar, entretener y educar. ¿Qué están haciendo entre esas tres?”, dijo Morales, al estilo de Roxana Baldetti, quien, cuando se molestaba o se miraba acorralada ante los cuestionamientos, respondía con otras preguntas.
“Lo más preocupante es que, sin comunicación con el PDH, las declaraciones de Jimmy Morales dejan claro que desde el Ejecutivo nadie procura por el cumplimiento de los derechos humanos”, aseguró otro usuario.
Varios criticaron que con otros sectores afines, como algunos alcaldes y ganaderos, el mandatario se reúne sin mucho trámite, porque sabe que es para recibir apoyo. Pero también hay críticas para Rodas.
“Ni desde la PDH tampoco —se procura por los derechos humanos—, si solo en amparos, marchas y robando cámara se la pasa el procurador”, escribió un internauta.
Actitud beligerante
Es evidente que hay incomodidad del presidente, porque el procurador de los Derechos Humanos asumió un liderazgo fuerte contra la corrupción y por la defensa del comisionado Iván Velásquez, opinó Jennifer Brol, estratega política.
“La actitud del presidente es sumamente beligerante y radical. Los protocolos se convierten en asuntos burocráticos para ganar tiempo y retrasar las reuniones”, comentó la experta en relación con el trámite referido por Morales de pedir una cita por medio de la Secretaría Privada.
Para Brol, el distanciamiento es evidente con la fiscal general y el jefe de la Cicig, pero también con diferentes grupos de la sociedad civil, lo que muestra inmadurez política para discutir los temas de país como equipo.
“El presidente solamente se reúne con aliados y amigos, además de aquellos sectores conservadores que también, solapadamente, lo apoyan en la cruzada para debilitar a la Cicig y al MP. Atiende fácilmente a quienes le dicen lo que quiere escuchar”, señaló.