El interés de Pekín por la región quedó subrayado esta misma semana por el presidente de China, Xi Jinping, quien al inicio de la Expo de Exportaciones de Shanghai, subrayó que la apertura de su país hacia el exterior es imparable, a la vez que afirmó su disposición a adquirir productos del resto del mundo.
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China, que se ha convertido en el segundo socio comercial de la región necesita aumentar sus importaciones para satisfacer una demanda interior creciente, ha encontrado en las mayores economías latinoamericanas (Brasil, Argentina, México, Chile o Perú, entre otros) un mercado importante en el que abastecerse.
En los últimos años estos países han visto que el gigante asiático les facilitaba acceso a una financiación para desarrollar, por ejemplo, sus infraestructuras, que los mercados tradicionales como los europeos o estadounidenses les negaban, inmersos en resolver sus propias crisis.
Desde 2005, el Banco de Desarrollo de China y el de Importaciones y Exportaciones han comprometido más de 150.000 millones de dólares en créditos a los países y empresas estatales latinoamericanas, según datos de la organización sin ánimo de lucro Diálogo Interamericano, con sede en Washington.
“China ha jugado un papel importante como demandante de materias primas desde 2010, lo que hizo que muchas economías latinoamericanas como Brasil, Perú o México, aumentaran sus exportaciones y vivieran un carnaval exportador de materias primas”, dijo a Efe el experto en Latinoamérica y exdirector de El País América Luis Prados.
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Señaló que los inversores de la UE y de Estados Unidos eran “reticentes a poner dólares” en algunos de esos países, en especial tras la crisis económica de 2008 y los esfuerzos que europeos y estadounidenses hicieron para recuperar sus propias economías.
“América Latina no se ha quedado sentada, la crisis de 2008 ya hizo que los países empezaran a mirar hacia otros inversores y socios comerciales, como los del Pacífico”, dijo a Efe la coordinadora para América Latina de la Fundación Alternativas, la colombiana Erika Rodríguez, a la vez que subrayó que “China también miró a otros lugares”.
La potencia del gigante asiático hace, según la experta, que “no necesite a nadie” para posicionarse en un mercado, y lo hacen “por sí mismos, sin condicionamientos políticos. (China) no quiere que nadie se meta con su régimen y tampoco se mete con el de otros”.
Carlos Malamud, catedrático de la UNED e investigador principal para América Latina del Real Instituo Elcano, resaltó a Efe por su parte que “no es que la UE y EEUU se hayan estado mirando el ombligo, pero a la hora de ofrecer préstamos para infraestructuras, China los ofrece a más largo plazo y no en condiciones de mercado”.
“No exigen condiciones en términos de corrupción o de derechos humanos, lo que sí exigen la UE o Estados Unidos”, dijo Malamud, que subrayó que “si la UE no pusiera condiciones, sus opiniones públicas se lo recriminarían”.
“La Unión Europea es más quisquillosa y tiene unos estándares muy altos”, señaló por su parte Prados.
En su Estrategia Global para 2016, la alta representante de Política Exterior de la UE, Federica Mogherini, se comprometía a ampliar la cooperación y establecer “asociaciones más intensas con América Latina y el Caribe, basadas en valores e intereses comunes”.
Por su parte la secretaria general Iberoamericana, la economista y diplomática costarricense, Rebeca Grynspan, dijo que España y Portugal “han sido voceros y defensores de las relaciones entre Europa y América Latina, muy constantes y leales para nosotros”.
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