La inversión en los menores es la más baja de Centroamérica después de Nicaragua, apenas un dólar per cápita al día, una cifra que contrasta con países como Costa Rica y Panamá, que invierten en promedio cinco dólares diarios.
En la evaluación de 2010, el Comité recomendó al Estado de Guatemala aprobar una reforma tributaria “amplia y progresiva” para aumentar la base impositiva y cubrir los sectores sociales y la infancia.
A pesar de ello, las organizaciones denuncian que la carga tributaria no ha superado el 11 % (2013) e incluso ha disminuido, llegando a 10.2 % en 2017.
Este es un “resultado muy desalentador” para una sociedad en donde el 47.9 % de su población son menores que requieren “bienes y servicios públicos diseñados y ejecutados para promover la igualdad, el bienestar, la democracia y el desarrollo”.
Además del insuficiente gasto público alerta de la baja ejecución presupuestaria, llegando “a niveles mínimos en 2013, con el 76.1 %, y en 2015 con el 80.3 %”.
“Esta incapacidad de ejecutar los presupuestos ha significado, entre 2009 y 2016 una pérdida de por lo menos Q10 mil 201 millones (más de US$ 1 mil 390 millones) que no se invirtieron en garantizar la seguridad alimentaria y nutricional de los menores de cinco años”, agrega el comunicado.
Unos datos que explican porque la desnutrición crónica, que afecta a la mitad de los niños menores de 5 años, apenas a disminuido un 9 % desde 1996, dejando 111 pequeños muertos en el último año.
La situación de pobreza en los niños se acentúa en los indígenas, donde según los últimos datos del Icefi y Unicef el 82.8 % de los pequeños viven en condiciones de pobreza, en contraste con el 55.7 % de la niñez mestiza.