Durante la campaña electoral, el hoy binomio presidencial, Alejandro Giammattei y Guillermo Castillo, alzaban juntos las manos en medio del vitoreo. Subían a los podios, se daban la mano y se presentaban como el tándem presidencial.
Pero la cadencia entre ambos gobernantes tardó apenas tres meses en quebrantarse. En abril de 2021, el vicepresidente Castillo salió públicamente a la defensa del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), institución a la que el presidente había intentado desacreditar por supuestamente no colaborar en el manejo de la pandemia.
Desde entonces, se sumaron a la lista una docena de conflictos públicos relacionados a las restricciones por la crisis sanitaria, destituciones de funcionarios públicos, integración de las cortes del país y el Centro de Gobierno, una entidad de interés para el presidente Giammattei pero que el vicepresidente calificó de innecesaria.
Los reclamos públicos que Castillo hizo a Giammattei tentaron a la oposición a confiar en que Castillo podía ser una figura de poder que hiciera contrapeso a la alianza oficialista. Pero, rápidamente, los pronunciamientos del vicepresidente perdieron fuerza y su liderazgo se vio mermado.
Calificación
La falta de liderazgo en la conducción de gobierno motivó a dos tanques de pensamiento a calificar la gestión del vicepresidente con un punteo de 61 sobre 100. Se evaluaron cuatro rubros. En cuentadancia obtuvo 70 puntos; en gerencia de la cartera, 60; en gestión de la pandemia, 58 y en calidad de gasto 56.
“El vicepresidente Castillo ha tenido experiencia en el sector público. Sin embargo, su administración y agenda ha sido paralela a la del presidente Giammattei, lo que ha impedido tener un rol trascendente dentro del Gobierno y su margen de trabajo es limitado, aunque ha tenido una vinculación con varios actores sociales”, expuso el Centro de Investigación para el Desarrollo Regional (Cindere), uno de los centros que realizó la evaluación.
En esto coincide el Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos (Ipnusac), que advirtió cómo, cada vez más, la vicepresidencia se convierte en una figura intrascendente.
“La Constitución Política le asigna (al vicepresidente) un papel clave en la coordinación de gabinetes de Gobierno, sin embargo, se observa una falta de liderazgo y de empoderamiento en ese ejercicio y poca explicación con relación a resultados de su gestión. Se ha quedado como una figura intrascendente”, razonó el Ipnusac.
Considera, además, que Castillo no ha mostrado firmeza en sus posiciones de gabinete, ni la conducción de los programas de gobierno que le corresponden y tampoco ha impulsado criterios técnicos y en la planificación para el monitoreo del programa de gobierno y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Actualmente, el segundo al mando del gobierno dirige dos gabinetes de desarrollo social y económico, consejos nacionales de seguridad alimentaria, vivienda, ciencia y tecnología y bienes en extinción de dominio y tres comisiones de trabajo en temas de industrias extractivas, lavado de dinero y adicciones y tráfico de drogas.
“Al ser una institución que funciona como articuladora con secretarias, consejos, gabinetes específicos y ministerios la vicepresidencia presenta un acceso dinámico y practico a los diferentes recursos que coordina y dirige”, afirmó Cindere.
En cuanto a la pandemia, estima que el vicepresidente tampoco ha tenido un rol trascendental en la estrategia gubernamental. Sin embargo, en sus informes de trabajo destaca la atención de grupos afectados por la pandemia, como mujeres, juventud y municipalidades.
Divisiones
Rigoberto Dueñas, dirigente sindical, considera que la vicepresidencia no ha sido eficiente para resolver los problemas sociales del país. “Lamentablemente por los incidentes que ha habido con el presidente de la República no se ha enfocado en los problemas nacionales, sino más en los de carácter personal”, dijo Dueñas.
Recordó que uno de los gabinetes que el vicepresidente lidera es el de seguridad alimentaria y nutricional, pero este durante la presente administración no se han visto avances. Al contrario, las muertes por este flagelo aumentaron y el presupuesto estatal para combatirlo se ha reducido.
El pastor César Ayala, presidente de la Alianza Evangélica, ve lamentable las fisuras que se han producido en la relación del binomio presidencial y considera urgente que ambos se reconcilien. “El problema que vemos es que esa discrepancia y pleito entre ellos hace que el trabajo se diluya y pierda fuerza porque no pueden enfocarse en trabajar como equipo. Cada uno jala su carreta en la dirección que le conviene o se siente más cómodo”, dijo.
A su criterio, Castillo debe reorientar sus esfuerzos y procurar una reconciliación con el presidente. “No podemos tener un gobierno dividido. Como dice el dicho popular, divide y vencerás. Debe haber una reconciliación por amor a Guatemala”, comentó.
Por su parte el cardenal Álvaro Ramazzini coincide con que el distanciamiento entre el binomio presidencial no ha ayudado al país y ha afectado al país en general.
“Yo esperaría que ellos arreglen sus problemas personales y haya armonía. Esa es una actitud adulta de gente comprometida en buscar el bien del país. Yo he visto que le vicepresidnete ha hecho lo que debe hacer según lo que la Constitución le permite hacer, pero ese deberían resolverlo como personas maduras”, dijo Ramazzini.
Afirmó que los conflictos entre ellos no ayudan a nadie. “Cada uno pensará que hace lo que debe hacer, pero pierden de vista que sus problemas son un gran agujero que se da en una democracia incipiente como esta”, dijo Ramazzini.
Mientras que Luis Alfonso Bosch, presidente de la Cámara de la Industria de Guatemala (CIG), considera que si bien el vicepresidente ha mostrado avances técnicos en las secretarías y consejos en los que participa, no ha tenido el liderazgo esperado en el gabinete.
“Creemos que la ausencia de su liderazgo en el gabinete del Consejo de Ministros ha debilitado la imagen del gobierno y complicado el desarrollo de la agenda del Ejecutivo”, dijo Bosch.
Agregó que uno de los retos del vicemandatario es acercarse ale quipo de trabajo del gobierno. “Debe acercarse al equipo de trabajo que lo llevó al puesto. Reconocemos que el vicepresidente es una persona de bien y estamos seguros que podrá encontrar el camino para reencausar el trabajo del equipo que él ayudó a conformar”, dijo Bosch.
Se consultó a la vicepresidencia qué acciones realizaría para retomar el liderazgo en el gabinete, pero al cierre de esta edición no hubo respuesta.
En su segundo informe anual de labores destacó logros en los gabinetes de desarrollo social, económico, en el Consejo de Seguridad Alimentaria y Nutricional, en la Comisión contra las Adicciones y el Tráfico Ilícito de Drogas, Comisión Presidencial contra el Lavado de Dinero y Consejo Nacional de Bienes en Extinción de Dominio, entre otros.
“Desde los gabinetes específicos de desarrollo social y económico, consejos, secretarías y otras instancias vinculadas a la Vicepresidencia se ha alcanzado resultados que redundan en beneficio de la población”, reza el informe.
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