Para cualquier opción que escoja, Bode necesitará del apoyo de las subcontralorías, en donde a menos de 15 días desde que tomó posesión ya existen cambios.
José Ramírez dejó la subcontraloría de la Calidad del Gasto y Mario Xocoy abandonó la de Probidad; ambos compitieron contra Bode para dirigir la CGC.
“Ellos presentaron su carta de renuncia y en automático, con estos puestos uno sabe que viene únicamente por cuatro años”, dijo el nuevo Contralor, quien descartó haber destituido a ambos profesionales.
“De ninguna manera, cuando yo vine, al día siguiente presentaron su carta de renuncia y también es algo válido”, argumentó.
Hasta ahora en la única subcontraloria que no existiría algún cambio es en la Administrativa, dirigida por Bernardino Rosales, quien también intentó optar a dirigir la Contraloría en el proceso de elección. El nuevo contralor no llegó de fuera ya que era uno de los principales asesores de Edwin Salazar, el contralor saliente.
Los nuevos subcontralores
Jorge Giovanni Castellano Gudiel, quien fue nombrado por Bode como nuevo subcontralor de la Calidad del Gasto, tiene una carrera dentro de la institución desde 1992.
Ha ocupado puestos técnicos, direcciones, asesorías y actualmente uno de los más importantes en la institución. “Giovanni tiene 30 años de pertenecer a la CGC, es una persona de carrera. Estos puestos son para gente técnica, nosotros nos debemos de orientar a un cumplimiento del plan, y como es cambio de administración se cambió a los subcontralores”, señaló Bode.
El segundo puesto clave dentro de la CGC es para Carlos Emilio Morales Cancino, actual subcontralor de probidad, quizá una de las subcontralorías más importantes ya que ante el retraso en el proceso de elección es este profesional quien toma la jefatura de manera interina.
Morales Cancino es viejo conocido dentro de la administración pública desde al menos dos gobiernos. Durante el mandato de Jimmy Morales fue el director del Instituto Guatemalteco de Migración (IGM).
Luego, en mayo de 2020, llegó a la subsecretaria administrativa de la Secretaría de Asuntos Administrativos y de Seguridad de la Presidencia (Saas) para el gobierno de Alejandro Giammattei, puesto que recién abandonó el presente mes.
Los riesgos
Las organizaciones fiscalizadoras del proceso de renovación de la CGC afirman que es necesaria la vigilancia ciudadana y que hay que observar el trabajo de las nuevas autoridades, y no dejan de mencionar que esta serie de nombramientos despierta dudas.
Carmen Aida Ibarra, director de Movimiento Pro Justicia, manifestó que estos relevos son habituales ante la llegada de una nueva autoridad, pero señaló que tampoco se esperaba un cambio sustancial porque Bode ya tenía antecedentes profesionales dentro de la misma CGC.
“Todo indica que no ha habido un cambio de fondo en la CGC, no lo digo por los recién nombrados o los que sean nombrados a futuro, sino lo digo porque hay un solo cambio de estafeta si entramos a analizar que Bode era el principal asesor del contralor saliente, hay una continuidad del control de los cargos”, señaló la directora.
Otro aspecto clave, afirma, es evaluar las acciones concretas que tanto el nuevo contralor como sus subcontralores tomen, ya que Guatemala está por entrar a una etapa clave para la democracia.
“El contralor tendrá que sacar adelante la agenda que se la ha encomendado, esperamos que él atienda los llamados para que garanticen que la CGC no se va a convertir en tapadera de corruptos y que tampoco va a utilizar ese poder en una etapa sensible política como las elecciones favoreciendo o entorpeciendo candidaturas”, precisó.
María José López, analista de Guatemala Visible, coincide con el peso que tendrá la CGC en el proceso de elecciones, donde tanto el trabajo de Frank Bode como el de sus tres subcontralores será vital.
“La Contraloría tiene un papel importantísimo en nuestro sistema político, principalmente en la lucha contra la corrupción, pero ahora en la época electoral tomará incluso más relevancia. El contralor electo tiene experiencia en la Contraloría; sin embargo, no es una trayectoria larga, por lo que los subcontralores y el resto de la administración tienen tanto peso en apoyar la gestión del contralor”, comentó.
Uno de los requisitos fundamentales para el proceso de preselección del jefe de la CGC es la independencia, y el nombrar a un profesional con tanta cercanía con la actual administración de gobierno es algo que puede generar dudas, refirió López.
“Esto a simple vista puede darnos la idea de que la imparcialidad del subcontralor está en juego; sin embargo, es importante ir más allá de identificar la institución en la que laboró e identificar cómo fue su trabajo y desempeño dentro y en qué se basó su nombramiento para laborar en la Contraloría, el cual debería estar basado en meritocracia y no por vínculos personales o políticos”, destacó.
La CGC es la entidad encargada de vigilar que los impuestos que pagan los guatemaltecos se inviertan de manera correcta, pero también debe de extender solvencias a los funcionarios públicos que deseen optar a cargos de elección popular para el 2023.
El contar con una CGC sesgada, afirman los expertos, sería lo mismo que vetar la participación de grupos políticos que compitan contra el partido de gobierno y sus aliados, por lo que destacan la necesidad de una vigilancia constante hacía este ente fiscalizador.