También pidió que se admitiera a Rusia; sin embargo, este país ya es miembro observador desde el 13 de diciembre de 2018.
“Vamos a plantear que se debe revertir la presencia de Taiwán en el Sica, que ya no tiene razón de ser”, afirmó Ortega luego de reunirse con integrantes de la Agencia China de Cooperación Internacional para el Desarrollo, en Managua. “Esa base militar yanqui debe ser retirada, expulsada”, enfatizó.
Honduras es el país del Sica más reciente en romper relaciones con Taiwán, el pasado 25 de marzo. Un día después, el canciller Eduardo Reina, viajó a China para establecer formalmente los vínculos diplomáticos.
El conflicto entre China y Taiwán se remonta a la década de los 50 cuando un grupo de rebeldes del partido Kuomintang se refugió en la isla y con el paso del tiempo formó un nuevo régimen. Pekín considera suyo ese territorio y cree que más temprano que tarde regresará a su dominio.
Taiwán, por su parte, lucha por ganar espacio y reconocimiento en el mundo, pero esta batalla diplomática la ha perdido paulatinamente.
De los ocho países del Sica, el primero que estableció vínculos diplomáticos con China fue Costa Rica, en junio del 2007. Le siguió Panamá, 10 años después; luego, Nicaragua que lo hizo en diciembre del 2021. También, República Dominicana y El Salvador, en mayo y agosto del 2018; y finalmente, Honduras.
Posibilidad
¿Pero de qué depende que un país observador abandone su representación dentro del Sica?
Este organismo se creó el 13 de diciembre de 1991 con la firma del Protocolo de Tegucigalpa. Su objetivo es fomentar la integración centroamericana para constituir una región de paz, libertad, democracia y desarrollo.
Actualmente, aparte de los estados miembros, también lo acompañan como observadores regionales, EE. UU., Canadá y nueve países latinoamericanos. Además, otras 24 naciones del resto del mundo, entre ellas Taiwán, y cinco organismos regionales.
El artículo 17 del Protocolo de Tegucigalpa explica que es competencia del Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores la admisión de los observadores, mientras que el 21 indica que “las decisiones sobre cuestiones de fondo deberán ser adoptadas por consenso”.
En cuanto a la salida de uno de los miembros, el artículo 16 del Reglamento para la admisión y participación de observadores especifica que la condición de observador quedará sin efecto por decisión de este o por acuerdo mutuo, por vulnerar los principios y propósitos del Sica o por cualquier otra causa que estime el Consejo de Ministros.
Agrega que este órgano del Sica “deberá adoptar por consenso” el acuerdo de retiro del estatus de país observador.
En general, las decisiones que adoptan los distintos órganos del Sistema deben adoptarse con el visto bueno de todos sus integrantes. Esto significaría que, por el momento, no sería posible retirar a Taiwán del Sica porque se opondrían al menos Belice y Guatemala, países con los que la isla todavía mantiene vínculos diplomáticos y de amistad.
El presidente guatemalteco Alejandro Giammattei recién concluyó una visita a Taiwán de cuatro días en donde mostró su respaldo a la isla —con la cual lleva 62 años de relaciones— y donde abogó porque sea reconocida internacionalmente y que tenga participación en la Organización de Naciones Unidas (ONU).
No pasó ni un mes desde que la presidenta taiwanesa Twai Ing-Wen había visitado Guatemala y Belice, sus únicos aliados en Centroamérica, con quienes refrendó los lazos de amistad.
Decisiones por consenso
Olinda Salguero, exjefa de gabinete del Sica (2017-2021), coincidió en que Taiwán fue admitido por consenso “como todas las cosas en el Sica”, y para que dejara de ser un miembro observador extra regional todos los países tendrían que estar de acuerdo.
“Todos los estados tienen derecho a hacer propuestas, pero el mecanismo de toma de decisiones de cualquiera de estas es por consenso”, resalto Salguero, al mismo tiempo de indicar que ninguna decisión se toma por mayoría.
Precisó que no hay ningún papel en específico que juegue un país observador dentro del Sica y que, más que todo, lo que les interesa es tener ese espacio de representación política, “que a nosotros como región nos fortalece” ya que, a la larga, estos países suelen convertirse en cooperantes, con lo cual “contribuyen al desarrollo de la región”.
Respecto a si la petición de Nicaragua podría repercutir en las relaciones entre Taiwán, Guatemala, Belice y el resto de los países del Sica, expuso que “ningún país observador tiene injerencia alguna en la región” ya que es un espacio “bastante respetuoso”.
“Cada país es soberano de decidir cómo lleva sus relaciones internacionales y diplomáticas”, subrayó Salguero. Como ejemplo, citó las visitas presidenciales recíprocas entre Guatemala y Taiwán que se produjeron poco después de la ruptura de vínculos entre Honduras y la isla.
Dicha ruptura redujo a 13 el número de países en el mundo que aún tienen relaciones diplomáticas oficiales con Taiwán y convirtió a dicha nación centroamericana en el noveno país —y quinto latinoamericano— que desde 2016 corta con la isla para establecer lazos con Pekín.