Lula da Silva, quien ya estuvo en prisión sindicado de corrupción, pero cuya sentencia fue anulada por vicios en el proceso, encabeza todos los sondeos, su principal perseguidor es el actual mandatario Jair Bolsonaro, de extrema derecha y quien ha gobernado en medio de la polémica.
De vencer Lula da Silva en las próximas elecciones, Brasil se sumará a la ola de países que ha optado por un gobierno de izquierda desde el 2018, como México, Argentina, Bolivia, Perú, y recientemente Honduras, Chile y Colombia.
En Guatemala, analistas políticos siguen con atención el proceso electoral en el país más grande de Latinoamérica y no descartan que los resultados influyan en los guatemaltecos.
El contexto en Brasil es distinto al del resto de Latinoamérica, explica el internacionalista Williams Álvarez. En el gigante sudamericano, dice, nunca desaparecieron los programas sociales impulsados por Lula da Silva, mientras que la ayuda social ha sido el principal clamor en países que finalmente se decantaron por la izquierda.
Por tal motivo, los brasileños voltean a ver de nuevo al exmandatario de izquierda, sobre todo al caer en la cuenta de las malas políticas ambientales y hacia los pueblos indígenas del gobierno de Bolsonaro, y por el “desastroso” manejo de la pandemia.
Políticos moderados
Álvarez considera que el vuelco hacia la izquierda en el continente tiene que ver con el extremismo de derecha que han ejercido mandatarios como Donald Trump, en EE. UU., o el propio Bolsonaro, y cree que en países como Guatemala se puede generar la percepción en la opinión pública de que “es posible un cambio ya que los extremismos no son lo mejor”.
Añade que los guatemaltecos no han a votado por extremismos, pero presidente como Jimmy Morales y Alejandro Giammattei han “ejercido con una clara tendencia de derecha conservadora”.
“Creo posible, en Guatemala, un mayor apoyo a la izquierda o a opciones más moderadas”, añade el experto en relaciones internacionales. Una victoria de Lula en Brasil puede influir en la percepción de pensar en que “puede haber un vuelco” en el país.
Desencanto con la derecha
El internacionalista y profesor universitario Pablo Rangel expuso que la tendencia hacia gobiernos de izquierda en el continente obedece al “desencanto con las políticas promovidas por la derecha neoliberal”, como también la hay en Guatemala.
Por lo tanto, los pueblos ven la necesidad de un Estado fuerte con políticas sociales orientadas a los más desfavorecidos que, en general, es la base de los partidos de izquierda.
Dijo que la elección en Brasil debe importar a Guatemala por varias razones. En primer lugar, porque es una potencia económica mundial emergente. Además, porque de ganar la izquierda podrían cambiar las relaciones bilaterales con el Gobierno de Guatemala a “diplomáticas poco colaborativas”.
Pero también podría abrir la posibilidad en la sociedad guatemalteca de tener la idea de que “quizás la izquierda podría gobernar en un país históricamente gobernado por la derecha”.
No obstante, reconoció que pueden surgir partidos o candidatos con discursos populares, pero que sean “versiones enmascaradas de izquierda progresista y en el fondo sean parte de la política tradicional del país”.
“La de Brasil es la madre de todas las elecciones”
La dinámica electoral de Brasil fue analizada por el politólogo y jurista argentino Daniel Zovatto.
El analista, actual director regional para América Latina y el Caribe del Instituto Internacional por la Democracia y Asistencia Electoral (Idea, en inglés), conversó con Prensa Libre y también habló de la coyuntura democrática en Latinoamérica y la inclinación de ciertos países hacia gobiernos de izquierda.
¿Por qué debe importar a Latinoamérica este proceso electoral en Brasil?
Yo la he calificado no solamente como la más compleja y la más importante del actual súper ciclo electoral, sino como la madre de todas las elecciones por varias razones. Lula, de momento, viene liderando en todos los estudios demoscópicos. Las últimas encuestas muestran una diferencia a su favor de cara a la primera vuelta, que oscila entre un máximo de 13 y un mínimo de 8 puntos.
Por su parte, los dos principales agregadores de encuestas, el del periódico Estadao y el de CNN Brasil, dan una ventaja de 11 puntos a Lula sobre Bolsonaro (44% Y 33%) y de 13 puntos (45% y 32%) respectivamente. Los otros dos candidatos mejor posicionados, Ciro Gómez (entre 7 y 9%) y Simone Tebet (entre 3 y 5%) no han logrado con sus propuestas romper la fuerte polarización.
¿Por qué la madre de todas las elecciones?
Primero, por el peso geopolítico y geoeconómico que Brasil tiene tanto en América Latina como en América del Sur, en particular. Segundo, por el alto nivel de polarización de este proceso electoral, centrado en la competencia entre el expresidente Lula, que intenta regresar y lograr un tercer mandato, y el actual presidente Bolsonaro que busca su reelección.
¿Cree que esa ventaja que muestra Lula sea definitiva o se puede revertir la tendencia en estos últimos días?
Esta ventaja de Lula, que Bolsonaro ha venido recortando en las últimas semanas debido a las ayudas sociales y a la mejora de la economía, no le alcanzaría para ganar la presidencia en primera vuelta. De mantenerse estos niveles de intención de votos, sería necesario disputar un balotaje que tendrá lugar el 30 de octubre.
A la fecha, el escenario más probable es un triunfo de Lula en primera vuelta, pero teniendo que disputar un balotaje. Actualmente casi todas las encuestas dan también como ganador a Lula en la segunda vuelta por una diferencia igualmente importante. Pero aún queda un mes para la primera vuelta y, de haber un balotaje, 28 días más después del 2 de octubre. Y en ese tiempo cualquier cosa puede suceder. La elección tiene un favorito, Lula, pero su triunfo aún no es seguro. Y el triunfo de Bolsonaro, si bien improbable, no es imposible. La elección sigue abierta.
¿Cómo analiza las denuncias que ha hecho Bolsonaro en donde insinúa la posibilidad de un fraude?
Es preocupante lo que el presidente Bolsonaro viene denunciando, desde hace tiempo y sin pruebas, que el proceso electoral en Brasil no ofrece las garantías para unas elecciones libres justas y competitivas. Viene denunciando que la urna electrónica no es confiable y que por ello podría haber un fraude electrónico. Ha llegado incluso a sugerir, que las fuerzas armadas sean las que cuenten en última instancia para certificar la confiabilidad del escrutinio que lleva a cabo el Tribunal Superior Electoral; sugerencia que obviamente fue rechazada.
Y también ha venido atacando, en innumerables oportunidades, al Tribunal Superior Electoral y a algunos de sus jueces, señalando, sin prueba alguna, que no es imparcial.
¿Cómo pueden afectar estas denuncias a las elecciones?
Todas estas denuncias de fraude anticipado del presidente Bolsonaro son infundadas y peligrosas ya que pueden llegar a comprometer la credibilidad del proceso electoral, a un aumento de la crispación, de por sí alta, y a gatillar una grave crisis política si Bolsonaro, de perder las elecciones, se negase a reconocer los resultados.
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