Atrás quedaron los meses en los que diputados parecían firmes aliados de Giammattei y el oficialismo, cuando se unieron para aprobar cambios a la Ley de Contrataciones o decretaron regulaciones para las organizaciones no gubernamentales, por ejemplo.
La de anoche, no fue la primera vez que otrora aliados, como diputados de las bancadas Viva, Unionista, Humanista y UCN le dieron la espalda.
El primer estado de Calamidad que Giammattei decretó el pasado 14 de agosto fue improbado por el Congreso 10 días después. En ese ínterin, legisladores que habían apoyado al oficialismo se pronunciaron en contra y criticaban las restricciones a la movilidad que contenía el acuerdo, y el hecho de que se podría prestar para hacer compras sin control ni medida.
Pero la presión del gremio médico por tratar de contener los contagios que están desbordando la ya precaria red hospitalaria nacional hizo que el Organismo Ejecutivo decretara un nuevo estado de Calamidad en el que se recogerían las recomendaciones que médicos le hicieron en una serie de reuniones.
Los médicos, incluso, se reunieron con los diputados en el Congreso para tratar de explicarles la necesidad de hacer algo para contener el alza de contagios.
Pero los esfuerzos resultaron infructuosos y los legisladores no lograron ponerse de acuerdo. Quienes se opusieron, aseguran que en el estado de Calamidad que se improbó anoche no se incluían las recomendaciones hechas por los médicos.
¿Pierde fuerza?
Independientemente de las motivaciones que los diputados, considerados afines al partido oficial, expusieron para improbar el estado de excepción, lo cierto es que es la segunda prueba fallida del oficialismo en menos de 15 días, y aunque en política no hay nada escrito es una evidencia de que ha perdido fuerza y de que tendrá que hacer mucho trabajo para recuperar esos apoyos.
Este debilitamiento preocupa a Giammattei puesto que la aprobación del presupuesto 2022 se antoja cuesta arriba, y de nos ser aprobado al 30 de noviembre como fecha máxima, quedará vigente otra vez el del 2018.
No obstante, el tiempo es más que suficiente para tratar de persuadir a los diputados que en dos ocasiones le han dicho que no a la alianza oficialista. ¿Pero cómo los convencerán?
“Los intereses continúan ahí, de Gobierno, de obras públicas, en temas municipales”, dijo Rubén Hidalgo analista del Instituto Centroamericano de Estudios Políticos (Incep).
Otros politólogos creen que lo ocurrido en el Congreso con los dos estados de Calamidad fue una especie de recordatorio por parte de las bancadas aliadas al oficialismo de que tarde o temprano los van a necesitar.
Aparte de las discusiones para la aprobación de presupuesto 2022 también están en juego la elección de la próxima Junta Directiva, que en los primeros dos años de la actual legislatura ha estado presidida por Allan Rodríguez, diputado del oficialista partido Vamos, electo por el distrito de Sololá.
Es probable que ciertas facciones afines al oficialismo vayan a presionar para relevar a Rodríguez de la presidencia y que esta quede a cargo de alguien no necesariamente de Vamos, sino de las bancadas que ahora le negaron el apoyo para la aprobación de los estados de excepción.
“Este pulso puede alterar las posiciones políticas para la próxima Junta Directiva”, dijo Hans Quevedo, analista político independiente.