¿Cómo analiza lo ocurrido en Nicaragua donde Daniel Ortega resultó reelecto en un proceso muy cuestionado?
Es muy grave porque lo que estamos presenciando en Nicaragua es la consolidación de una dictadura familiar represora que está dispuesta a hacer todo lo que tenga que hacer para permanecer en el poder de manera indefinida. Es un proceso que viene desde el regreso de Ortega a la Presidencia en el 2007 y que fue construido con la connivencia y apoyo de actores dentro de Nicaragua, como partidos políticos, fuerzas policiales y militares y empresarios, y por el otro lado también con la desidia, indiferencia y en algunos casos complicidad de actores internacionales,
La dictadura de Ortega-Murillo ha construido un estado policial altamente represor y tomó todas las medidas necesarias para que la elección del pasado 7 de noviembre fuera una farsa electoral.
¿Cómo ha visto la reacción de la comunidad internacional?
Ha comenzado a reaccionar. Coincidió que días después de esa farsa se reunió la Asamblea General de la Organización de Estado Americanos (OEA) que adoptó una resolución, que si bien no resuelve el problema, ha sido un paso en la dirección correcta porque señala la gravedad de la situación, considera que las elecciones no han sido libres ni justas ni transparentes. Dice que las medidas tomadas por Ortega constituyen una violación que socavan las instituciones democráticas nicaragüenses, y el punto más importante es el que instruye al consejo permanente a que haga una evaluación y presentar un informe al 30 de noviembre que servirá de base para ver si se convoca, yo esperaría que sí, a una asamblea extraordinaria y que existan los votos necesarios para suspender al régimen autoritario como país miembro de la OEA.
Esta dictadura se fraguó desde hace años ¿Cree que la comunidad internacional está reaccionando ya demasiado tarde?
Siento que debió haber actuado con mayor determinación antes, le dieron demasiado tiempo y las posibilidades para que Ortega manipulara los procesos de diálogo y de reforma electoral y en lugar de mejorar las condiciones de competencia él adoptó una serie de leyes que le dieron el absoluto control.
Verificamos por usted: ¿Hay consecuencias para los funcionarios que no rindan cuentas al Congreso?
¿Aún se está a tiempo de recuperar la democracia en Nicaragua?
Debe haber una estrategia con una hoja de ruta en la cual la comunidad internacional se coordine y articule mejor para llevar a cabo una serie de medidas que impacten en un mayor aislamiento del régimen, nuevas sanciones individuales y familiares y a instituciones que aún apuntalan y mantienen al régimen, como a las fuerzas policiales y militares, así como a ciertos empresarios.
También presionar para que organizaciones financieras internacionales, el Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial y Banco Interamericano de Desarrollo, que todos los préstamos queden congelados para cortar el financiamiento externo. Hay que avanzar en más investigaciones sobre cuentas del régimen que tiene en Europa, EE. UU. y América Latina con el objetivo de identificar esos bienes y congelarlos bajo investigación de lavado de dinero y narcotráfico.
La única manera cómo se le va a poner fin a la dictadura es acorralando a Ortega y aplicando el mayor grado de sanciones individuales y colectivas para hacerle entender que la comunidad internacional está dispuesta a aumentarle significativamente el costo de su continuidad en el poder.
¿Eso será suficiente?
Además, la comunidad internacional tiene que articularse con actores nacionales en Nicaragua, la experiencia dice que estas dictaduras no caen solo por la presión internacional y que la recuperación de la democracia está en manos de actores democráticos nicaragüenses. Se tiene que dejar de lado las diferencias y formar un frente amplio, no solo de partidos políticos, sino incorporar a empresarios, sindicatos movimientos sociales, estudiantes, iglesia católica. Hay que arrinconar a la dictadura en el plano nacional e internacional.
¿Cómo esperar un cambio en Nicaragua cuando, por ejemplo, en Venezuela esto no ha sido posible, pese a todas las presiones internacionales?
Hablamos de dos situaciones y países diferentes. Venezuela es un país mucho más grande con más peso geopolítico y geoestratégico, con mayores recursos. Uno de los errores más importantes en Venezuela fue subestimar al régimen, la oposición venezolana siempre le costó tener un frente unido, hubo muchas divisiones internas porque había diferencias de tipo personal y de estrategia. Pero hay que aprender de esto y entender que las democracias en los países la recuperan los actores nacionales, por eso debe seguir la presión para que el régimen baje el tono represivo y ponga en libertad a los presos políticos.
¿Qué lecciones debemos aprender de Nicaragua los demás países de la región?
Una muy importante: que a estas dictaduras y gobiernos autoritarios hay que enfrentarlos con mucha determinación lo más temprano posible porque si se les deja avanzar más allá de un cierto límite se van empoderando cada vez más porque asumen mayor control de todos los órganos políticos e institucionales. Comienzan llegando al poder con elecciones cuestionadas, ya en el poder toman el control del poder legislativo y judicial y terminan atacando a la oposición, denigrándola, deslegitimándola o sacándola del juego o poniéndolos presos.
Entonces, la primera lección es confrontar a estos regímenes cuando están en construcción porque después ya es bastante tarde y lo segundo, no prestarse al juego de ser cómplice de estos gobiernos solo porque me interesa y me sirve para mis negocios.
¿Cree que este modelo dictatorial de Ortega pueda copiarse en los otros países del istmo?
Esa es una tercera lección. O enfrentamos a la dictadura de Ortega y le ponemos un alto o el efecto contagio negativo de lo que vemos en Nicaragua puede llegar a ser muy peligroso para el resto de Centroamérica y América Latina. Ya hay varios presidentes que esperan a ver cómo reacciona la comunidad internacional frente a los asesinatos, la represión y el control absoluto de todos los poderes del Estado, incluyendo el judicial, de Ortega.
Si a Ortega se le permite actuar como un sultán y se permite que Nicaragua se convierte en una Corea del Norte con total impunidad… Será un incentivo perverso para que —Nayib— Bukele y otros presidentes profundicen su deriva autoritaria.
Entonces sí deben encenderse las alarmas en Guatemala, El Salvador y Honduras
Nicaragua es un campanazo de alerta para el resto de Centroamérica, si a la dictadura Ortega-Murillo no se le enfrenta con todo va a ser muy peligroso como efecto contagio, en un momento donde tenemos una deriva autoritaria en El Salvador, liderada por Bukele, y donde hay un deterioro democrático muy claro tanto en Guatemala como en Honduras. Este campanazo no debe sr subestimado y los actores democráticos dentro de estos países tienen que mirarse en el espejo nicaragüense.
En la crisis de Nicaragua hay mucho en juego para el resto de Centroamérica por el efecto espejo que esto pueda tener en el sentido que otros piensen si Ortega hace lo que hizo con total impunidad ¿Porque yo no puedo hacer lo mismo en mi país?
¿Dentro de los primeros síntomas de estas dictaduras está el ataque a los medios de comunicación?
Ese es un elemento fundamental a monitorear, cómo desde los regímenes de turno se está respetando o atacando a la libertad de expresión, y cuando se comience a ver que desde el Gobierno se ataca y cercena esta, y se deslegitima, degrada, persigue, acosa y amenaza a periodistas tiene que ser otro campanazo de alerta muy importante porque uno de los rasgos de los nuevos autoritarismos es ir con toda la fuerza en contra de la libertad de expresión para silenciar las voces de medios independientes.
El otro tema importante es la cooptación del poder judicial, porque cooptándolo se garantizan impunidad y lo usan como lanza de ataque contra la oposición o contra quien los quiere enfrentar, en ese sentido, hay signos y luces amarillas y rojas en Honduras, Guatemala y El Salvador, donde vemos cómo se está cooptando y sometiendo a la justicia para provecho propio y cómo se está yendo contra el periodismo independiente, hay que tener mucho cuidado con eso.
¿Qué piensa de los apoyos esporádicos que ha recibido Ortega, por ejemplo, de Rusia y Corea del Norte?
El reconocimiento es prácticamente nulo, frente al nivel de aislamiento que tiene en América Latina que es muy grande. La resolución de la OEA tuvo el apoyo de 25 países. Además, EE. UU., Canadá y la Unión Europea lo han condenado. Los únicos apoyos que ha recibido vienen de la dictadura cubana la de Venezuela y algunos otros países que no tienen credenciales de democráticos. De estos el que más me preocupa es el de Rusia porque se corre el riesgo de internacionalizar el conflicto.