Los mandatarios de México, Andrés Manuel López Obrador, y de Bolivia, Luis Arce, han manifestado que no asistirán a la cita en respuesta a que EE. UU. no invitará a los regímenes de Nicaragua, Venezuela y Cuba. Otros como la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, ha dejado entrever que podría no asistir por el mismo motivo.
No sería extraño que presidentes como el de Brasil, Jair Bolsonaro, o de El Salvador, Nayib Bukele, tampoco acudan a la cita, a juzgar por sus frías y espinosas relaciones que mantienen hoy en día con la Casa Blanca.
A esa ola se ha subido el presidente guatemalteco Alejandro Giammattei, aunque no por esas razones, consideran analistas, sino más bien como una forma de mostrarle a la administración demócrata que puede rivalizar con ellos y que no está dispuesto a ceder un centímetro a las demandas de Washington en asuntos relacionados al estado de derecho y lucha contra la corrupción.
“No me van a invitar a la cumbre. De todos modos, yo mandé a decir que no voy a ir”, dijo Giammattei la semana pasada. Sin embargo, días después divulgó la invitación que le hizo la Casa Blanca para que asistiera a la Cumbre que se celebrará del 6 al 10 de junio próximo en Los Ángeles, California.
El la comunicación, el Gobierno destacó que la invitación se hizo “en reconocimiento a los valores democráticos del país”. La Cancillería guatemalteca dijo que “aún no está definido” si el mandatario guatemalteco o alguna misión participará en la cita continental.
Migración
La cumbre reviste especial importancia debido a que Biden ha hecho un llamado para que el objetivo principal de la Cumbre sea alcanzar un pacto migratorio que permita gestionar de manera conjunta la migración para la próxima década.
En una declaración emitida el pasado 8 de abril, el mandatario estadounidense dijo que el cambio climático, la pandemia, la represión política y la corrupción han generado “flujos migratorios sin precedentes en la historia moderna”.
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Guatemala es parte importante de dichos flujos, con más de 134 mil detenciones en los últimos siete meses, que representan el 10 por ciento del total.
Al tratar de entender el por qué la posible inasistencia de Guatemala a la Cumbre, el analista político Renzo Rosal afirma que la migración “no es una prioridad para el Gobierno”.
“Lo que sí ha sido prioridad para el anterior gobierno y para este es retar al Gobierno de EE. UU. Entonces, el anuncio que se hace de no ir a la Cumbre es para rebelarse y decirles ‘no cuenten conmigo’. Si finalmente asiste Guatemala será por presiones y no porque les interese el tema migratorio”, expuso el analista.
Para Rosal, tanto el Gobierno como ciertos sectores de poder en el país se sienten muy cómodos con el aumento de los flujos migratorios porque eso representa más remesas y estas a su vez crecimiento económico. De esa cuenta “es un incentivo que haya migración, aunque en el discurso se diga lo contrario”.
Mensaje contundente y sanciones
Algunos analistas creen que la Cumbre de las Américas será aprovechada por EE. UU. para enviar un mensaje más contundente, en cuanto al respeto a la democracia y la importancia de la independencia de poderes y el estado de derecho.
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El problema, afirma Úrsula Roldán directora del Instituto de Ciencias Socio Humanistas de la universidad Rafael Landívar, es el nivel de compromiso que tengan los gobiernos de Centroamérica para cumplir con estos valores democráticos que disminuyan la migración. Por lo tanto, cree que el acuerdo, si es que se alcanza, serán “solo buenas intenciones”.
Roldán califica de “berrinche temporal” la postura de Giammattei y otros gobiernos de la región al amenazar con no asistir a la Cumbre, puesto que saben que las economías de estos países aún son altamente dependientes de EE. UU. y que en cualquier momento este podría tomar acciones que impactarían en gran medida.
De hecho, la analista estima que las acciones de EE. UU. hacia Guatemala podrían encaminarse a emitir sanciones con base a sus leyes a “ciertos personajes y élites”, similar a lo que está ocurriendo en Nicaragua, donde el círculo íntimo del presidente Daniel Ortega ha sido sancionado.
Tiempos convulsos
Roldán añadió que “las américas no pasa por su mejor momento político” y que en la región confluyen una serie de factores que propician que los gobiernos rivalicen con EE. UU., como no sucedía antes. Esto ha causado que la potencia mundial haya perdido su poder de influencia en la región.
Estos factores son: el que EE. UU. le esté apuntando a la corrupción, de la cual se han beneficiado los sectores políticos dominantes en estos países; el acercamiento, en años recientes, de otras potencias mundiales; las polémicas internas que se viven en aquella nación, y el que el conflicto entre Rusia y Ucrania capta gran parte de la atención de la Casa Blanca en estos momentos.
Rosal coincide en que “desafiar a EE. UU. se está volviendo tendencia” lo que significa que “ha perdido presencia y liderazgo en su principal zona de influencia geopolítica”. Sin embargo, añade, “en tanto los discursos oficiales —de Washington— no se refrenden con acciones contundentes, estas actitudes desafiantes se fortalecerán”.
Yanira Arias, gerente Nacional de Campañas de la organización Alianza Américas, dijo que las advertencias de no asistir a la Cumbre de las Américas demuestran que ha existido una “precariedad” del enfoque que la administración Biden ha hecho en su trabajo diplomático en Centroamérica y México, que continuó con el mismo trabajo que se hace desde hace años sin generar cambios.
Dijo que la actitud de los gobernantes de pretender boicotear la cita regional puede obedecer a varios factores, entre estos las crisis internas que viven en sus propios países o el que querer evitar verse cuestionados por la prensa internacional en temas como corrupción, autoritarismo y violaciones a los derechos humanos.
Arias, agregó que EE. UU. continúa como la potencia económica mundial que dicta hacia dónde va el curso de las inversiones y a quienes se beneficia en Centroamérica y México. En tal sentido, cree que estos gobiernos podrían pretender “forzar otro tipo de conversaciones que convengan a sus propios intereses políticos” a cambio de asistir a la Cumbre.
“EE. UU. no quiere verse débil”, subraya Arias, y eso es probablemente con lo que están jugando países que han sido históricamente sus socios al declinar su participación o amenazar con no asistir.
- El secretario de Comunicación Social de la Presidencia y otros funcionarios destacaron la invitación a Giammattei a participar en la Cumbre, pero no se ha definido si asistirá.
.@POTUS invited @DrGiammattei to the Ninth Summit of the Americas, underscoring our shared democratic values that bind us together and highlighting the commitment of the @GuatemalaGob towards economic prosperity, security, human rights, and dignity for the people in the region. pic.twitter.com/IaDaGlT9Qw
— Kevin López Oliva (@KLopezOliva) May 23, 2022
Historia
La Cumbre a celebrarse en Los Ángeles será la segunda que organiza EE. UU. puesto que también organizó la primera edición que se celebró en Miami, Florida, en 1994.
Desde entonces se han efectuado ocho cumbres ordinarias. A la de Miami le siguió, Santiago de chile, 1998; Québec, Canadá, 2001; Mar del Plata, Argentina, 2005; Puerto España, Trinidad y Tobago, 2009; Cartagena de Indias, Colombia, 2012; Panamá, 2015; y Lima, Perú, 2018.
Solo en la cumbre que se llevó a cabo en Ciudad de Panamá, en 2015, asistió al totalidad de líderes de los 35 países que integran la Organización de Estados Americanos (OEA) y a la que se sumó también Cuba con la participación de Raúl Castro.