Balconi, quien posee una Maestría en Estudios de Asia Pacífico y es responsable de la cátedra que aborda esta región del mundo, cree que de momento los riesgos por las tensiones son económicos, pero que una invasión china a la isla podría derivar en eventos catastróficos para el mundo.
¿Qué implicaciones tiene para la paz mundial las tensiones entre Taiwán, China y EE. UU.?
La gran preocupación es la seguridad regional. En este momento, creería que la estabilidad global no está en riesgo, pero sí todas las cadenas de suministros porque Taiwán es un país que provee al resto del mundo del 65% de los semiconductores, que son fundamentales para muchas cosas. A Taiwán lo reconocen solo 14 países y con esta coyuntura muy posiblemente China se lance a quitarle algunos socios. Por otra parte, la economía china está bastante interconectada con el mundo y no tendría la capacidad de resistir las sanciones internacionales como lo está haciendo Rusia.
¿Las preocupaciones, entonces, son más económicas que un conflicto mundial a gran escala?
Sería un desastre mundial que las tensiones escalaran más porque EE. UU. entraría al conflicto y ya Alemania dijo que respalda a la isla —Taiwán—, especialmente por la preocupación que existe por el más débil, a propósito del conflicto entre Rusia y Ucrania. Detrás de EE. UU. y Alemania habría posibilidades de que entrara la OTAN.
¿Si China invadiera Taiwán peligraría la paz mundial?
Sí, y sería un desastre, el inicio de la tercera guerra mundial.
¿Y qué espera usted que ocurra, hay razones para preocuparnos?
En este momento lo que está haciendo China es mostrar su fuerza. Tiene que disuadir a EE. UU. para que vea el grande con el que se enfrentaría, y a sus vecinos es como mandarles el mismo mensaje que con China no se deben meter. La gran expectativa es que esta crisis termine como incidentes anteriores, aunque a la gente en Taiwán, donde hay muchos guatemaltecos becados, están preocupados, les han pedido que mantengan comida en sus habitaciones y que estén atentos a si suenan las sirenas para buscar refugios, aunque ni los mismos taiwaneses consideran que esto escale a más.
¿Por qué enfureció tanto a China la visita de Nancy Pelosi a Taiwán?
Por la política de una sola China —respaldada por EE. UU.—. El Hecho de que la tercera persona más importante del Gobierno de EE. UU., y la segunda en sucesión en caso de un problema con el presidente, visitara la isla… El nivel de la visita fue importante para un reconocimiento indirecto de un estado y ahí China siente que se viola el principio de una sola China, porque es como decir “reconocemos a Taiwán como un Estado con quien se puede dialogar de tú a tú y con quien se pueden platicar temas legislativos”. Si la visita hubiera sido de un congresista de otro nivel no hubiera habido problema.
¿Por qué China no podría resistir sanciones como las que se han impuesto a Rusia?
China importa el 60% de sus recursos energéticos, principalmente a Arabia Saudita. El hecho de depender tanto del exterior de esos recursos, así como de semiconductores y de otros productos que son vitales la hace vulnerable y si se le empiezan a cortar las rutas sería un problema dejar de recibir lo que necesita para mantener el crecimiento económico. Es impresionante lo que China necesita y sus propios recursos son insuficientes, eso la hace vulnerable.
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¿Cuáles son los grandes intereses de EE. UU. y otras potencias mundiales con Taiwán?
Los semiconductores son uno, el paso de recursos energéticos otro, además hay intereses militares porque Japón, Corea y Taiwán es una línea de contención estadounidense. Otra cosa, el mar del sur de China que está compartido con Taiwán tiene muchísimo petróleo y gas, así que también están en juego los recursos energéticos.
¿Cómo podrían afectar a Guatemala estas tensiones?
Lo que podría derivarse va en el contexto de la recesión económica, la inflación y la crisis energética, esos serían los tres puntos más complejos que sí nos afectarían a todos. Hace tres meses, por su política de cero covid-19, China cerró Shanghái y el mundo entero tuvo problemas porque se paralizó el movimiento de exportaciones e importaciones. Es decir, China tiene la capacidad enorme de paralizar el comercio mundial, aunque al final también les afecte a ellos. Guatemala exporta no de forma tan significativa a Taiwán y casi nada a China, pero la recesión y los precios de los combustibles lo sentimos rápido.
Políticamente ¿Qué posición debería adoptar Guatemala?
Nosotros somos del área de influencia de EE. UU., eso no hay que perderlo de vista. Acá no se trata de armar equipos como en el conflicto Rusia-Ucrania. Hay que entender que una buena política puede ser la neutralidad, que las tensiones las resuelven ellos, China y Taiwán. Yo considero que solo puede haber dos opciones: que se reunifiquen y que Taiwán termine como un Hong Kong o bien que se independice, y en ambos casos podemos llegar a tener relaciones con China —pero— lo mejor por ahora es esperar a que cada país resuelva sus conflictos.
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¿Qué significa para Guatemala ser aliado de Taiwán?
No hemos sabido valorar las relaciones que tenemos, podríamos aprovechar todas las ventajas. Creo que en algún momento se va a dar el tránsito a si se reunifican o independizan —China y Taiwán—, pero mientras tanto debería explorarse mejor la relación con Taiwán porque tienen el deseo de retribuir el reconocimiento que Guatemala les ha hecho.
¿Ha habido momentos igual de tensos que el actual?
Ha habido tres momentos de crisis y en los tres estuvo involucrado EE. UU. En 1954-1955, porque Taiwán ocupó las islas de Quemoy y Matsu. La forma de resolverlo fue que EE. UU. entró y se firmó un tratado de defensa mutua. China insistía con bombardeos hasta que EE. UU. habló de bombas nucleares.
En 1958 empezó la otra que terminó hasta 1979 cuando EE. UU. reconoció a República Popular de China como la única China en el mundo; sin embargo, también ese año firmó la ley de relaciones con Taiwán que le permitía a EE. UU. venderle armas. Aquí también EE. UU. lo disolvió al hablar de armas nucleares.
En 1996 la crisis estalló cuando el presidente taiwanés Lee Teng-hui visitó la universidad de Nueva York, y terminó hasta 1997. Esto nos hace pensar que esta cuarta crisis no va a ser de días, China ya amplió sus ejercicios militares lo cual significa que esto va para largo.
En octubre es el Vigésimo Congreso del Partido Comunista. Si Xi Jinping se confirma para un tercer mandato el reloj de Taiwán se acortará; es decir, algunos dicen que en 10 años vamos a ver la reunificación, pero si Xi se reelige posiblemente ese tiempo se acorte.
¿No es una contradicción que EE. UU. reconozca la política de una sola China y a la vez mantenga relaciones con Taiwán?
De hecho, se le reconoce como la diplomacia de la ambigüedad porque reconoce como estado a China, pero protege a Taiwán. Esa ambigüedad le permite a EE. UU. tener relación con ambas, esa es su intención.