¿Por qué quiere ser presidente?
Veinte años después estoy en una etapa de mi vida en que tengo la madurez y experiencia suficiente, no sólo para entender cómo funciona el Estado guatemalteco sino para decir realmente lo que tengo que decir.
Me agota y me cansa ver la improvisación y la mediocridad de la mayoría de los funcionarios públicos, que dan mucha pena y vergüenza y creo que hay un elemento fundamental, estamos en el umbral y la obligación moral de rescatar el Estado, no sólo de la mediocridad y la improvisación, y en este caso particular del narcotráfico.
En esto último, todo lo que escuchamos da la impresión de que, en efecto, el narcotráfico está muy cerca, no sólo de lo que eran antaño las autoridades municipales fronterizas sino de las diputaciones, incluso detrás de algunos de los candidatos presidenciales, y antes, para que usted pueda dar cualquier plan de trabajo realmente tiene que rescatar al Estado.
¿Y cómo se haría esa recuperación?
Básicamente está en la voluntad política y el ejemplo que dé el presidente y sus ministros y la información que usted pueda tener y trabajar muy de cerca con las autoridades internacionales, en este caso, porque las nacionales están algo cooptadas en términos de narcotráfico.
La DEA lo ha hecho bien, no sé por qué lo hizo en este momento, obviamente debe haber algún interés institucionalidad, porque realmente no sólo para los intereses de Guatemala sino para nuestro vecino, México, y en particular EE. UU. Un narcoestado o un narco gobierno realmente sería funesto.
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¿Quiere decir que usted propondría una nueva Cicig?
He conversado mucho sobre lo que creo que no es una idea mía porque en Bruselas la señora fiscal, actual, discutió esto, que es fiscalía trasnacional contra la corrupción y en este caso contra la impunidad y el narcotráfico. Es obvio y evidente que solos no vamos a poder en la lucha contra la corrupción.
Cómo hacerlo, creo que toda institución tiene sus luces y sus sombras y obviamente en mi opinión y la de muchos guatemaltecos la Cicig (Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala) se salió del camino al alejarse de un mandato institucional e incursionar en temas de orden constitucional o incluso la propia Ley Electoral y de Partidos Políticos, pero el tema central es la lucha contra la corrupción, que es un tema que sigue siendo vigente y que está en primera plana.
La propuesta es una fiscalía nacional contra la corrupción, que no es la que ya existe, que es para defender los intereses de los ciudadanos norteamericanos en Guatemala, sino hacerlo con un gobierno bilateral, lo que requiere básicamente inteligencia, información, seguir el rastro del dinero; todo eso es tecnología y poca gente lo puede hacer bien, en forma más objetiva.
¿Cuáles serían las primeras acciones que implementaría usted?
Creo que la más fundamental y la más importante es la educación, porque un país educado es un país que tiene futuro, y una de las consecuencias de esa falta de educación es un ciudadano poco crítico.
Cuando hablo de educación estoy hablando de educación básica, de calidad, donde los niños realmente asistan todos los días que tienen que ir a clases, donde los padres de familia estén involucrados, donde los alumnos tengan sus textos a tiempo y el currículo sea mucho más práctico, muchos más orientado con un componente cultural (…) y esto lleva toda una generación.
Usted formó parte del gabinete actual, ¿cómo fue su percepción desde dentro?
Yo pienso que el presidente Jimmy Morales llegó al Gobierno, primero en forma inesperada, pero, segundo, llegó con buenas intenciones. El único consejo que yo le di fue que tan importante como entrar es salir de la Presidencia, y de ahí yo me dediqué a mis quehaceres propiamente de Cultura.
Se hizo un gran esfuerzo desde el principio, pero creo que la falta de experiencia, la propia conformación del gabinete, que era muy heterogéneo, y la falta de conocimiento de los actores reales del país, todo eso fue desgastándolo y la expectativa que había generado en el 2015 era demasiada alta a comparación de lo que el equipo podía hacer.
Sí hay que reconocer algo, que tal vez no tuvo esa luna de miel que todos los candidatos, usualmente, tienen con la Prensa, y por alguna razón el presidente entró en una confrontación directa con los medios en general muy rápidamente, y creo que lo medios son importantes; pueden discrepar, pero son a ellos realmente como políticos se debe.
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¿Cómo ve el ambiente actual de este proceso electoral?
Es terrible. Salimos en giras, pedimos el voto, hacemos caravanas, pero yo me voy fijando en la actitud de la gente con quien conversamos, fuera de nuestros simpatizantes, y veo realmente una enorme apatía, enorme desconfianza por parte de los guatemaltecos en general y mucha pérdida de credibilidad hacia los políticos en general.
Entonces la gente lo está viendo, lo está escuchando a uno, pero uno no sabe si realmente le están creyendo, o simplemente al salir de allí se van a otro mitin y a otro mitin, y eso es culpa de los políticos, pero también es parte de la irresponsabilidad ciudadana porque no se quiere comprometer.
Hay ocho millones 200 mil empadronados y digamos que vote el 30 o 40 por ciento, unos tres millones y piquito, ¿cómo hago yo en 40 días, si no es por estos esfuerzos que está haciendo la Prensa, para que me conozcan no sólo esos tres millones de guatemaltecos sino para que en ese momento digan Chea Urruela es la mejor opción? Es muy, muy difícil.
¿La apatía en las elecciones no debería de generar nuevas propuestas?
Es correcto, porque no puede haber más de lo mismo, y cualquier cosa es susceptible a una promesa electoral en un país que tiene tantos problemas, y lo que hacen mal algunos de mis colegas es prometer lo que no pueden cumplir, como crear un millón de empleos o cuatro centros carcelarios, porque no hay presupuesto.
La propuesta novedosa de nosotros es que todo el dinero y el capital debe ir enfocado a la educación; es decir, invertir en poder cambiar la mentalidad del guatemalteco para hacerlo diferente.
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¿Qué haría usted para mitigar la desnutrición?
Ahorita hay US$100 millones que entraron del Banco Mundial, y yo creo que quien debería encargarse de la logística y ejecución de este proyecto debería ser el Ministerio de Desarrollo (Mides), porque tiene las listas, tiene la gente, juntamente con los ministerios de Salud y el de Medioambiente, por el agua potable, que es uno de los elementos fundamentales para que un niño pueda crecer bien.
¿Por qué estos ministerios, si los tres han fracasado en su funcionamiento, sobre todo el de Ambiente?
Esta es una propuesta novedosa. El Mides debe dejar de repartir láminas, ser la caja chica clientelar de cualquier Gobierno y debe entregar la alimentación, porque tiene una base de datos. El Ministerio de Salud porque el tema pasa por esta cartera. Ambiente debe convertirse en algo más eficiente porque los recursos hídricos son fundamentales no solo en los cultivos, sino también el problema del desvío de ríos. No tenemos una política de protección de nuestras cuencas hídricas, nosotros somos, al final, los que formamos los ríos del sur de México y también los de Honduras.
El tema del agua es fundamental, no los personajes, pero en el caso del Mides sí porque tienen Q1,300 millones en presupuesto y no sabemos cuánto se va en funcionamiento, pero ellos deberían tener la logística y la estructura.
Usted propone salud de calidad y seguridad eficaz ¿Cómo lo hará con un presupuesto tan limitado?
De la manera como se concibió antes el ministerio de Salud, con hospitales públicos, médicos bien pagados y medicamentos, con esto uno llega y sale bien, porque el cuerpo médico es eficiente. Hay suficientes centros de salud preventiva y hospitales. Se trata simplemente de cumplir con lo que hay, pero hacerlo bien.
El problema de ahora es que los trabajadores se roban las curitas y las inyecciones y los médicos tienen práctica privada y parte de los insumos los usan en su clínica privada. La corrupción no solo es de los políticos sino que del país que carece de una cultura de transparencia.
El tema de seguridad es más complejo, pues entre los guatemaltecos de a pie hay varias angustias, entre ellas salir de noche, porque tiene miedo; Sin embargo, la primera preocupación es no tener empleo y de que llega el fin de mes y tiene que pagar la hipoteca y el carro y no tiene y no va a conseguir trabajo.
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Usted ha dicho que no se puede crear un millón de empleos, ¿Cuántos se deben facilitar?
El plan de creación de empleo ya está hecho por Agexport, no tenemos que inventarlo, ellos tienen un estudio excelente. El rol del Estado es ser un facilitador, porque, posiblemente, genera empleo en la construcción o en algunas ferias del empleo, pero lo que tiene que hacer es desarrollar las condiciones necesarias para que diferentes sectores como la manufactura, los textiles y área forestal puedan desarrollarse. También está la economía naranja que es la industria creativa, puede aportar mucho al Producto Interno Bruto, sin mucha inversión.
Un candidato dijo que iba a cerrar el Ministerio de Cultura y Deportes y a crear cien escuelas de deporte. En qué cabeza cabe que con esto el país va a progresar. Hemos regalado miles y millones de pelotas y trofeos y ni siquiera somos miembros de la Asociación Internacional del Deporte, no tenemos ninguna esperanza, pero la indiferencia de la cultura es lamentable: salga usted a regalar libros y lleve la misma cantidad pelotas, la gente lo que quiere son pelotas.
¿Alguien le sugirió que entregara pelotas?
Sí y esa es una de las razones por las cuales ya no me sentía cómodo en el actual Gobierno. Creo que el viceministerio de Deportes es un lastre para el de Cultura porque lo han politizado. En el último año de cada Gobierno es la bendita caja chica de la campaña del partido oficial, realmente no depende del ministro.
¿Pero usted estuvo tres años en ese ministerio?
Es parte del funcionario público hacer lo que se puede. Aguanté porque tenía otros proyectos que quería concluir como la Escuela de la Marimba, comenzar a remozar el Palacio Nacional de la Cultura. Trabajé mucho en quitar la discrecionalidad del cobro en el parque Tikal. Se la dimos a un banco y el fondo privativo de Tikal subió Q10 millones, es decir, esa suma desaparecía anualmente entre cobradores, vigilantes y guías, había una mafia.
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Usted habló en un spot publicitario sobre la pena de muerte ¿Qué trató de decir?
Lo que atañe más a las personas del área rural es la extorsión que afecta no solo a la economía y el emprendimiento, sino a la vida. El Código Penal contemplaba cuatro o cinco delitos con pena de muerte y la Corte de Constitucionalidad dijo que no eran basados en la convención Americana de Derechos Humanos, y el expresidente Alfonso Portillo quitó el perdón que había para los condenados a muerte, entonces no se puede aplicar, en estos momentos.
Lo que yo digo en ese spot es que la mayoría de los guatemaltecos dice que quiere justicia. Y qué justicia le voy a dar a una persona que le mataron a su esposo o a su hijo. No somos ni suecos ni noruegos, somos guatemaltecos y la gente desearía que se hiciera justicia en estos casos, y la naturaleza humana del guatemalteco quiero interpretarla de esta manera: quiere una justicia, en el caso de la extorsión, cuando la persona pierde la vida. Los guatemaltecos aprendemos por el miedo. Miedo a que me acuse la Cicig, miedo a las multas, así es la naturaleza humana y a pesar de que hay un debate en cuanto a que, si la pena de muerte es disuasiva, en el caso de Guatemala no se trata de disuadir sino de darle justicia a esa gente que ha perdido a un familiar víctima de las maras y la extorsión.
En términos de infraestructura alguien decía “que el asfalto no se come” ¿Qué opina?
Esta íntimamente ligado a la generación de empleo y la competitividad, un país que no tiene carreteras par qué voy a invertir, un país que no tiene internet tampoco, la infraestructura es la parte más importante para ser competitivo y nuestro país tiene el récord de dos metros por habitante y Canadá está 60 metros. Calculo que, si subiéramos de 2 a 3 metros en cuatro años, con una inversión de unos US$35 mil millones, vendrían las alianzas publicas privadas.
¿Cuál es su mensaje final?
Más que darles esperanza a los votantes, lo que tienen que tener es la convicción de elegir un candidato que pueda cumplir con lo que promete. Si están esperando un mago para ir a un mundial están equivocados van a elegir mal, en mí encuentran madurez y trayectoria y no tengo una acusación de corrupción.
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