En campaña parecían congeniar. Pero las cosas comenzaron a ir mal desde que Giammattei anunció la creación del Centro de Gobierno, una instancia a la que los ministerios debían rendir cuentas y que estuvo a cargo de Miguel Martínez, una de las figuras más cercanas al presidente.
Esta entidad reñía con la Vicepresidencia que constitucionalmente es la que tiene la tarea de coordinar a los ministerios.
El 19 de septiembre estalló el primer conflicto con la filtración de conversaciones de WhatsApp, en las cuales Castillo reclamaba la forma cómo se manejaba el gabinete y tildó al mandatario de hacerlo él “egoístamente”. Días después, Giammattei conminó a Castillo a ser “serio” y “correcto” y lo acusó de haber filtrado las conversiones a los medios.
El 28 del mismo mes, volvieron a enfrentarse por el tema de la desnutrición, luego de que Giammattei dijera que no se pueden resolver los problemas por arte de magia.
El 20 de noviembre, en otra muestra de la disputa, Castillo propuso a Giammattei que ambos renunciaran a sus puestos “por el bien del país” ya que se vivía una crisis política por las violentas protestas desatadas a raíz de la aprobación del presupuesto en el Congreso.
El 4 de diciembre el mandatario anunció la creación de una comisión de reconstrucción por los daños causados por las tormentas tropicales. En principio encomendó a Castillo su dirección, pero al publicarse el acuerdo gubernativo designaba estas funciones al ministro de Comunicaciones.
En marzo pasado el choque fue por el nombramiento de Leyla Lemus como magistrada de la Corte de Constitucionalidad. El vicepresidente presentó su voto disidente a la elección y le reclamó a Giammattei por el proceso y por la idoneidad de los candidatos propuestos.
El 17 de abril Castillo votó en contra del estado de Prevención decretado por Giammattei para combatir los efectos del covid-19, y un mes más tarde le reprochó la forma cómo se está gobernando y dijo que en campaña ambos habían prometido un gobierno diferente.
Enemigos internos
El 11 de mayo, durante la presentación del reporte Doing Bussiness del Banco Mundial, el presidente Alejandro Giammattei aseguró que durante su administración ha habido avances, a pesar de “las luchas a las que nos hemos tenido que enfrentar, incluso enemigos dentro del propio Gobierno”.
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Según Giammattei, estos enemigos tratan de “bloquear todas las iniciativas con el único fin y propósito de que el gobierno fracase”.
El mandatario y posteriormente la Secretaría de Comunicación de la Presidencia no dieron detalles de a quienes se refería en su declaración, y aunque no mencionó a Castillo, es evidente que la relación entre ambos no ha sido la mejor.
¿Pero qué tanto pueden afectar al Gobierno estas diferencias?
Guatemala es uno de los países en los que el vicepresidente tiene una alta incidencia en el quehacer del Gobierno. Aunque la Constitución le asigna menos funciones que al presidente, las que tiene a su cargo son cruciales dentro del engranaje del Organismo Ejecutivo.
Atribuciones
El presidente tiene 25 funciones, de acuerdo con la Carta Magna, muchas de estas tienen que ver con cuestiones formales, por ejemplo, cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes, presentar proyectos de ley al Congreso o mantener la integridad territorial y la dignidad de la nación.
Mientras que el vicepresidente, según la Constitución, tiene ocho obligaciones entre estas: participar en el Consejo de Ministros con voz y voto, coadyuvar en la dirección de la política general de gobierno, participar con el presidente en la formulación de la política exterior, presidir los órganos de asesoría del Ejecutivo que establezcan las leyes, y uno muy importante, coordinar la labor de los ministros de Estado.
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Esta última función hace que el vicepresidente esté a cargo de coordinar y dirigir prácticamente todos los gabinetes, comisiones y consejos del Gobierno.
Actualmente dentro del Ejecutivo funcionan dos gabinetes: el económico y de desarrollo social; cuatro consejos, de Administración de Bienes en Extinción de Dominio, de Ciencia y Tecnología, de Seguridad Alimentaria y Nutricional, y para la Vivienda.
Tiene bajo su responsabilidad tres comisiones; contra las Adicciones y Tráfico de Drogas, contra el Lavado de Dinero, y para a Implementación de Transparencia en las Industrias Extractivas. Además, preside la Autoridad Migratoria Nacional.
Es inevitable que las funciones del presidente y del vicepresidente se tienen que entrelazar en algún momento o complementar. Por ejemplo, aunque el segundo coordina la labor de los ministros, es el presidente quien tiene la potestad constitucional de nombrarlos y removerlos.
Por aparte, el vicepresidente participa en la elaboración de la política exterior, pero es el mandatario quien la dirige, celebra, ratifica y/o denuncia tratados o convenios internacionales.
Conflictos bajan la moral del equipo
Rafael Espada, vicepresidente de la República entre 2008 y 2012, afirma que la situación que ocurre en el Gobierno se asemeja a la de una familia donde el papá y la mamá pelean. “Esto desmoraliza a los niños y quiebra a las familias. Lo mismo pasa con los ministros”, subrayó.
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El ex vicemandatario recordó que durante su gestión tuvo desavenencias con el presidente Álvaro Colom que lo llevaron a no firmar unos 200 decretos gubernamentales, pero platicaban y no se boicoteaban ni destruían la opinión del otro en público, con lo cual, asegura, se mantenía la línea de trabajo.
Espada dijo que la situación conflictiva entre ambos altos funcionarios es “seria” porque afecta el funcionamiento del Gobierno, más aún en el contexto de la pandemia donde está en juego la salud, economía y desarrollo social del país.
“La Constitución dice exactamente qué debe hacer presidente y vicepresidente y parte de eso es trabajar juntos. Si están enemistados, incomunicados o hasta agresivos se pierde ese mandato”, enfatizó.
“El guatemalteco de a pie ya está cansado de la división y confrontación, y si los más altos funcionarios no caminan en la misma línea y sentido difícilmente van a poder resolver los problemas del país por muy pequeños que sean”, subrayó Espada.
Disputa perjudicial
Geidy De Mata, directora del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos (Ipnusac), expuso que el conflicto perjudica no solo la imagen del Gobierno, sino el seguimiento que se le da a las políticas públicas, y cree que las diferencias obedecen a intereses distintos que tienen el presidente y el vicepresidente.
“El debate es saludable en la medida que se tomen decisiones para el bienestar del Estado guatemalteco, pero da la impresión de que son diferencias que pueden llegar a impactar el avance de las políticas públicas”, señaló.
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Para la directora de Ipnusac la disputa también afecta “significativamente” el desempeño de los ministros ya que si Giammattei y Castillo no comparten la misma visión no se pueden alcanzar los objetivos.
De Mata recordó que ambos fueron electos para ser servidores públicos y que la visión de un buen político y líder es que todas sus decisiones tienen que estar dirigidas a generar el bienestar común.
Para Jahir Dabroy, coordinador del Departamento de Investigaciones Sociopolíticas de la Asociación de Investigaciones y Estudios Sociales, “la disputa no ayuda a resolver momentos de crisis y gobernabilidad” a la vez que implica “un desgaste innecesario y no manda un buen mensaje nacional e internacionalmente”.
Considera que los ministros se mantienen en una encrucijada porque, por un lado, en el papel, es Castillo quien debe coordinarlos, pero en la realidad es Giammattei el que tiene el poder.
“El vicepresidente está relegado de muchas decisiones y eso impacta en las acciones que toman los ministerios”, subrayó Dabroy.
Postura
La secretaria de Comunicación Social de la Presidencia, Patricia Letona, declinó hacer comentarios sobre la relación entre Giammattei y Castillo.
Al ser consultada sobre los señalamientos hechos por Giammattei la semana pasada refirió que “los opositores sistemáticos de la gestión de gobierno son muy variados y algunos actúan incluso desde el anonimato”.
“Se evidencia por ejemplo en el uso excesivo de la figura de citación en el Congreso en los cuales se compromete la gestión estratégica de carteras clave por la cantidad de tiempo que tienen que dedicar en atender múltiples reuniones. Hay funcionarios que han sido citados hasta cuatro veces en un mismo día”.
Agregó que “las constantes campañas de desinformación, especialmente a través de redes sociales y servicios de mensajería instantánea que generan confusión en la población” son otro ejemplo de los enemigos de los que habló el mandatario.
El equipo de comunicación de la Vicepresidencia no respondió a una solicitud de comentarios.