Isabel y Claudina, fueron víctimas de un sistema fallido; sus muertes se convirtieron en el detonante que provocó la creación de un sistema que busca no repetir esos errores nunca más.
A partir de agosto el Ministerio Público (MP) encabezará junto a la Policía Nacional Civil (PNC) un sistema de búsqueda de mujeres desaparecidas, en cumplimiento a las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH) por dos casos que expusieron el peligro de ser mujer en una sociedad inundada de estereotipos.
Alejandra González, jefa de la Secretaría de la Mujer del MP, explica que se trabaja con 11 instituciones y se dispondrá del teléfono 1792, y el 110 de la policía, para denunciar las desapariciones.
González explica que un boletín con fotografía, datos generales de la víctima y lugar donde fue vista por última vez, será difundido en las primeras horas para agilizar la búsqueda.
“Lo que está prevaleciendo es la reacción inmediata, hacer diligencias en las primeras seis horas, todas las instituciones”, dice González. “Esas primeras horas son vitales para proteger a la víctima”.
Condenada por estereotipos
María Isabel Veliz Franco murió a sus 15 años. Acababa de terminar tercero básico y trabajaba durante las vacaciones en un almacén en la 6ª. Avenida de la zona 1.
El 16 de diciembre de 2001 Isabel salió de su casa para no volver más. El día siguiente de su desaparición Elvira, su mamá, llegó al almacén pero no la encontró, solo fue informada que el día anterior un “muchacho de mal aspecto” la esperó y se fue con ella al salir del trabajo.
El cadáver de María Isabel fue localizado el 18 de diciembre en un terreno baldío en la zona 8 de Mixco. El informe forense confirmó que la niña fue violada y torturada.
Según familiares, la policía señalaba a María Isabel de ser pandillera o prostituta y por eso la habían matado. “Ellos tenían la obligación de investigar, cosa que jamás hicieron”, dijo a Prensa Libre doña Elvira, en 2015.
Funcionarios durante la investigación de los hechos “efectuaron declaraciones que denotan la existencia de prejuicios y estereotipos sobre el rol social de las mujeres”, cita la sentencia de la Corte.
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La indiferencia mata
La madrugada del 13 de agosto del 2005 quedo grabada en la memoria de la familia Velásquez Paíz. Una llamada a la casa familiar advertía que un amigo de Claudina, hablando por teléfono con ella, escuchó que gritó “¡no, no, no!”.
Claudina salió el 12 de agosto a las 8.30 de su casa rumbo a la universidad. Cursaba el cuarto semestre de Derecho, nunca regresó.
Jorge y Elsa, los padres de Claudina, comenzaron por notificar a la policía que su hija corría peligro. A las 3 de la madrugada de ese 13 de agosto dos agentes en una autopatrulla llegaron a la casa, en la zona 8 de Mixco, a conocer más detalles de Claudina y su desaparición.
A las 5 de la mañana los padres de Claudina llegaron a contar los escuetos detalles, otra vez, a la subestación policial, además aportaron una foto de su hija.
“No se preocupen, seguramente anda con su traido (novio)”. Fue la respuesta de la policía al conocer la denuncia, según declaró ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos José Velásquez, padre de Claudina. “O seguramente se emborrachó y está con una amiga pasando la borrachera”.
Claudina, según la necropsia, murió entre las la medianoche y las 4 de la madrugada de ese 13 de agosto. La Corte hizo responsable al Estado de violar el Drecho a la Vida y a la Integridad Personal.
*Con información de Glenda Sánchez