La mayoría de los habitantes migró hace más de 20 años desde Zacapa, Jutiapa, San Marcos e Izabal, con la esperanza de mejorar su calidad de vida; sin embargo, aún no han encontrado un método sostenible de vivir ni desarrollo social.
“Hay casas que tienen paneles solares, suficientes para encender una bombilla y cargar algunos teléfonos celulares, pero no hay un centro de Salud o doctores”, comentó un vecino, quien añadió que ante cualquier emergencia solo se puede salir a la carretera en un vehículo todoterreno, luego de recorrer dos horas por un camino de tierra y encomendarse a Dios.
Frente a la ladera que divide los dos países vive Juana Reyes, de 45 años, quien desde hace 20 dejó su natal Izabal.
“La mayoría de familias nos dedicamos a sembrar maíz y frijol. Necesitamos madera para el fuego y otras cosas para sobrevivir porque aquí ya no hay, y estamos cansados de comer tortillas con sal”, dijo.
Ramón Cuc, vecino de Melchor de Mencos, expresó: “Petén fue invadido por ganaderos que quemaron la selva para criar ganado, Ahora solo hay planicies sin vacas. Esto mató la riqueza del departamento”.
Enfrentamiento
Los enfrentamientos entre los habitantes del caserío San José Las Flores y las fuerzas de seguridad beliceñas, que según ellos utilizan fuerza extrema, son frecuentes.
El último caso se registró el 21 de abril último, cuando Julio Alvarado, 13, fue ultimado presuntamente por soldados beliceños.
Carlos Alvarado, padre del menor, recuerda que ese día sus dos hijos caminaban por la zona de adyacencia, en busca de alimentos, cuando los soldados beliceños los atacaron con armas de fuego y mataron a Julio.
“Atacaron a mis hijos como a unos perros”, comentó Alvarado, quien exige un resarcimiento por parte del gobierno beliceño.
“Han pasado casi ocho meses de la tragedia y los recuerdos de aquel día siguen grabados en mi mente”, agregó.
Ismael Ramírez, vecino de El Barrillal, Poptún, comentó: “Vivimos con miedo, no sabemos en qué momento nos vienen a agredir los beliceños. Muchos campesinos no se atreven a salir a trabajar”.
“Eso pasa porque no hay una línea divisoria entre ambos países. Somos gente pobre y no sabemos qué hacer y a quién acudir”, lamentó.
Los gobiernos del Reino Unido y Guatemala han comenzado proyectos de siembra de cardamomo y crianza de tilapia. Sin embargo, mientras estos planes se concretan, los viajes a la peligrosa zona de adyacencia continuarán.
Conflicto
Video publicado en marzo del 2013