El fantasma del 11 de septiembre ensombreció las fiestas navideñas del año pasado. Para estas fechas, en el 2001, pocos se animaron a salir del país. La seguridad de los aeropuertos del mundo estaba en entredicho.
Sin embargo, en el 2002, el panorama cambió. Las líneas aéreas han registrado un repunte significativo en la ocupación de sus aviones.
Claudia Arenas, directora de Comunicaciones del Grupo Taca, cuenta que este año se puede hablar de un ?incremento interesante? en la ocupación de los aviones que se dirigen, principalmente, a Los Angeles, Miami, Nueva York y Washington. ?Estos vuelos ya están llenos. Y lo curioso es que es tanta la demanda, que tenemos problemas hasta para retornar a Guatemala?, añade.
El año pasado, agrega, las líneas aéreas vivieron una temporada compleja. ?Recién había pasado la tragedia del 11 de septiembre, y las personas tenían temor de volar?, indica.
Sin embargo, ahora pareciera que esa pesadilla quedó atrás, y ?la gente otra vez se anima a volar en un avión?, añade.
Mala temporada
La suerte de las líneas aéreas no la comparten las rutas de autobuses extraurbanos.
Consultadas varias empresas que viajan por tierra a Quetzaltenango, Petén, Chiquimula y Puerto Barrios, algunas se quejan de que en esta Navidad ha disminuido el número de pasajeros; otras, en cambio, consideran que se mantiene dentro de los límites de la regularidad.
Los que consideran que hay menos pasaje hablan de que, por ejemplo, viajes a Petén que hasta hace un mes tenían una ocupación buena, 40 pasajeros por lo menos, hoy viajan con 15.
Algunas empresas han sacado, inclusive, autobuses de servicio, por la poca afluencia de pasajeros. ?Nuestra flota es de 23 autobuses. El año pasado no nos dábamos abasto; hoy mejor guardamos tres, para ahorrar nuestros costos administrativos?, cuenta el empleado de una compañía que viaja a Petén.
Testimonio: Una espera de 35 años
José Víctor Monterroso y Trinidad Chocón Morales partieron ayer rumbo a Oakland, California, con el propósito de celebrar las fiestas navideñas en compañía de sus cinco hijos, nietos y bisnietos que residen en los Estados Unidos.
La pareja, de 85 y 68 años, respectivamente, intentará que un sueño que ya dura 35 años se haga realidad este 24 de diciembre.
?Voy a poder abrazar a mi René?, cuenta Trinidad emocionada, al referirse al hijo que desde hace 35 años no besa ni abraza. ?Se fue cuando era muy joven, y a nosotros se nos hizo muy difícil verlo; teníamos que cuidar a nuestros otros 11 hijos?, añade.
Entre abrazos y besos de despedida de los siete hijos que viven con ellos en Guatemala, las nueras, los nietos y los bisnietos, los ancianos abordaron el avión que los transportaría a la ciudad estadounidense, donde el resto de la familia esperaría con emoción la llegada.
Hace dos años viajaron a Chicago, donde vive una de sus hijas, pero no pudieron compartir con el resto de su familia.