Agentes de la Policía Nacional Civil, PNC, utilizaron gases lacrimógenos y la guardia de presidios disparó sus armas para retomar el control del presidio.
El amotinamiento inició a las 12 horas, justo después de recibir el almuerzo. La mayoría de los mil reos, armados con palos y piedras, quería escapar de la prisión.
Después de horas de tensión, balazos, pedradas y gases, los reclusos accedieron a negociar.
Para deponer su actitud, demandaron la presencia de la Procuraduría de los Derechos Humanos. Mientras transcurrían los minutos, los reos ingresaban a las oficinas y quebraban lo que encontraban en el camino.
Al caer la tarde, la presión de la PNC tuvo efecto, cuando cuatro representantes de los reclusos hicieron algunas peticiones a la directora del Sistema Penitenciario, Irma Arriaza, y al viceministro de Gobernación, Alfredo Cáceres, quienes se presentaron al penal.
Las demandas fueron: el retiro de la fuerza pública, no represalias por el motín, respeto de sus derechos fundamentales, la no restricción de la visita el día de hoy, por celebrarse la Navidad y una televisión.
Las autoridades citadas, luego de casi una hora de diálogo, acordaron con los reclusos firmar un acta donde se hace constar que se cambiará la guardia del penal, el no ingreso a la seguridad por la noche, y los reclusos se comprometieron a permitir a la guardia penal efectuar el conteo respectivo hoy por la mañana.
Además, autoridades y reos integrarán un comité para evaluar las condiciones del penal.
Trascendió que otra causa del levantamiento era la petición de que fuera trasladado Raymundo Alvarez, a quien apodan Beteta, pues aseguraban que es familiar de Noél de Jesús Beteta, sentenciado por la muerte de la antropóloga Myrna Mack.
Detalles del motín
A las 15 horas, el director del penal, Carlos Alvarez, intentó mediar con los internos para persuadirlos de desistir.
Por medio de un megáfono les advertía que no podían llegar hasta la puerta de ingreso, y que respetaran las instalaciones.
Los reos respondían con rechiflas, insultos, consignas y palabras soeces contra las autoridades.
Los amotinados no atendieron el llamado, y cuando avanzaron a la puerta los oficiales de las Fuerzas Especiales Policiales ordenaron accionar los lanzagases.
Al no soportar el asfixiante humo, los reclusos pidieron ser escuchados y aprovecharon para acercar a los lesionados a la puerta.
Durante 15 minutos se observó calma, pero después intentaron dirigirse a la puerta. Para entonces, el director del penal pidió a las FEP que ingresaran a las instalaciones para retomar el control.
Fueron más de tres horas de enfrentamiento violento, lo cual dejó como saldo cinco policías lesionados, incluido el subdirector de operaciones de la PNC, comisario Oscar Segura, quienes fueron atendidos por los Bomberos Municipales y los Voluntarios.
El ambiente se llenó de una densa nube de gas, pero no sofocó a los amotinados, quienes lanzaban toda clase de objetos mientras se paseaban por las azoteas, en un verdadero desafío.
La calma retornó al penal a las 21 horas; sin embargo, al cierre de nuestra edición, a las 23:30 horas, Raúl Manchamé, director de la PNC, indicó que un grupo de reos descontentos todavía provocaba algunos problemas dentro del penal.