Ministerio de Salud dice que secta Lev Tahor no concluyó con los permisos para habilitar un cementerio
Autoridades investigan el hallazgo de osamentas humanas en la comunidad Lev Tahor, quienes defienden que se trata de un cementerio autorizado. Sin embargo, autoridades confirmaron que el proceso para legalizarlo nunca concluyó.
Miembros de la comunidad judía Lev Tahor permanecen a las afueras de la escuela de educación especial Alida España de Arana, donde permanecen 160 niños rescatados de una finca de la secta Lev Tahor, un grupo judío ultraortodoxo investigado por presuntos abusos sexuales a menores, informaron el Ministerio de Gobernación y la Fiscalía. (Foto Prensa Libre: Johan ORDÓÑEZ / AFP)
En un rincón apartado de Ciudad de Guatemala, un hallazgo ha captado la atención de autoridades y la ciudadanía.
La comunidad Lev Tahor, conocida por su estilo de vida ultraortodoxo, es el centro de una investigación tras el descubrimiento de osamentas humanas en su territorio.
Lejos de guardar silencio, los líderes de la comunidad defendieron públicamente que se trataba de un cementerio legalmente establecido.
Sin embargo, el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (Mspas) ofreció una versión diferente. La institución confirmó que, aunque existió una solicitud para la creación de un cementerio en la zona, el proceso administrativo no llegó a concluirse.
Esto implica que, desde el punto de vista legal según la cartera, el terreno donde se asentó esta comunidad no contaba con el aval necesario para el propósito de hacer una sepultura.
Según las autoridades de Salud, la Dirección Departamental de Redes Integradas de Servicios de Salud confirmó que como parte del proceso, se efectuó una evaluación técnica del diseño del cementerio que se construiría.
No obstante, según la unidad no se inició ni se completó ninguna de las etapas del proyecto en mención, por lo tanto en ningún momento, la comunidad tenía autorizada la inhumación de un cadáver de ninguna índole.
La cartera indicó que el proceso para la autorización de un cementerio privado inicia con el Ministerio de Ambiente, al que se entrega un formulario con información sobre las condiciones del terreno, para poder evaluar el impacto y descartar peligros de contaminación.
Posteriormente, el proceso cotinúa en la cartera de Salud que procede a evaluarlo a través de la unidad correspondiente y verifica que se cuenten con las condiciones sanitarias apropiadas, la exhumación y el traslado interno de cadáveres, restos humanos y/o cenizas humanas.
El proceso se encuentra establecido en el Reglamento de Cementerios que establece el proceso para enterrar un cadáver tras el fallecimiento de una persona.
Entre las normas administrativas, también se establece, tal como describe el artículo 33, que debe llevar un registro estricto, que debe contener, por lo menos, datos como nombre y apellidos de la persona fallecida, edad, sexo, causa y fecha de defunción, así como el día de la inhumación.
Las mismas regulaciones se establecen para otros métodos como cremaciones o exhumaciones.
No obstante, la Dirección de Área de Salud respectiva no fue notificada de estos procesos, aseguró la cartera.