Como tradición, que data de finales de la época de la colonia, miles de niños vestidos con trajes regionales de distintos lugares del país acudieron ayer al santuario para celebrar el día de la Virgen morena.
En la víspera de la festividad, el templo permaneció abierto, y miles de peregrinos participaron en las serenatas a la Guadalupana, que concluyeron a las 5 horas de ayer. A las 6:30, el Arzobispo Metropolitano celebró una misa, acompañado de muchos fieles, quienes manifestaron su fe en la Virgen, que se le apareció al indígena San Juan Diego en el cerro del Tepeyac, México.
Paula Chacón, quien se autodefine como ?mariana por naturaleza?, decidió que el próximo año intentará ser la primera en ingresar al templo el 11 de diciembre, como penitencia por los favores recibidos de la Virgen.
Todo por verla
Las filas para ingresar al santuario eran largas, al igual que la de vehículos, que se formó en las calles cercanas, y no faltó más de algún padre de familia desesperado que estuvo tentado a desistir de llevar a sus hijos, pero la devoción fue más fuerte.
En tanto, en la iglesia del Espíritu Santo, Las Charcas, también miles de niños acudieron ante la imagen de la Virgen que se venera en ese templo. Allí, moros y toritos bailaban con la música de una banda.
A las 13 horas, salió el rezado del santuario, considerado el más largo de todos. En una pequeña anda, la imagen de la Virgen recorrió las principales calles y avenidas de la zona 1, en compañía de miles de feligreses.