Esta medida había sido derogada por un juez federal; sin embargo, el gobierno de EE. UU. apeló la decisión y fue favorecido. Actualmente se implementa en tres fronteras El Paso-Ciudad Juárez, Calexico-Mexicali y San Diego-Tijuana, fue en esta última donde comenzó a implementarse en enero pasado.
Un consulado centroamericano en Tijuana calculó que unas dos mil personas han sido retornadas solo a esa ciudad e indicó que debido al hacinamiento de los albergues algunos migrantes han tenido que dormir en las calles, lo cual se volvió una escena común.
Añadió que el problema “se salió de control” porque México no tiene la capacidad de recibir de vuelta a tantos migrantes los solicitantes de asilo.
Aunque la mayoría de los demandantes de ese alivio migratorio son hondureños, autoridades mexicanas han retornado por lo menos a 347 guatemaltecos, según cifras oficiales, muchos de los cuales no tienen donde esperar su primera citación en la corte, proceso que puede tardar, en algunos casos hasta un año.
Los más afortunados son aquellos que por tener familiares en EE. UU. tienen la posibilidad de recibir dinero y rentar un cuarto, mientras otros se han aventurado a buscar algún empleo para costear su estancia en la fronteriza ciudad mexicana.
José María García es presidente del Movimiento Juventud 2000, que desde hace años maneja un albergue en Tijuana. Vía telefónica contó que, aunque el movimiento migratorio no alcanza las dimensiones del año pasado cuando miles migraron desde el Triángulo Norte de Centroamérica en caravanas, la situación comienza a preocupar debido a que continúan llegando a esa ciudad migrantes que se juntan con aquellos que devuelve EE. UU.
García coincidió en que ya hay problemas de hacinamiento en algunos albergues, el que él dirige, por ejemplo, está en un 90 por ciento de su capacidad.
“Los migrantes que se van desocupan lugares, estos son ocupados por los que vienen del sur, pero luego cuando son retornados —de EE. UU.— dónde los colocamos si el único lugar que conocen ellos son los albergues donde han estado, y es ahí donde se complica y hay hacinamiento”, expuso García.
Si la migración sigue hacia el norte, y desde EE. UU. continúan retornándolos a México, advirtió el activista, podría desatarse una crisis humanitaria. Y es que aparte de los migrantes centroamericanos también hay cientos de mexicanos que han viajado de estados lejanos y que hacen uso los albergues.
En Ciudad Juárez
La situación en Ciudad Juárez, fronteriza con El Paso, Texas, también comienza a tornarse caótica, según Dylan Corbett, director del Instituto Fronterizo Esperanza, que funciona en la ciudad estadounidense.
Corbett afirmó que Ciudad Juárez “no tiene la infraestructura para acoger a estos migrantes. Hay miles, y los albergues no tienen cupo”, por lo cual Quédate en México es un plan que no es sostenible desde el punto de vista humanitario porque no hay suficientes recursos ni apoyo legal para los demandantes de asilo.
“Hemos visto migrantes que exasperados por su situación en Ciudad Juárez se han regresado a sus países de origen”, subrayó Corbett. Por si fuera poco, estas personas también deben enfrentarse a la violencia.
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En ese sentido, Corbett precisó que hace pocos días dos migrantes que habían solicitado asilo retornaron a México y fueron secuestrados.
El medio Texas Monthly precisó que una de las dos víctimas era el guatemalteco Ronaldo García a quien delincuentes se llevaron a punta de pistola junto con el salvadoreño Edwin Escobar cuando salieron de un refugio en una iglesia de Ciudad Juárez a busca de comida.
La nota indica que fueron tres secuestradores los que se los llevaron y los mantuvieron cautivos durante tres horas, los golpearon y les robaron lo poco que llevaban. Además, a García le fracturaron un dedo. Es por casos como este que grupos humanitarios enfatizan en que los solicitantes de asilo corren peligro.
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De acuerdo con Texas Monthly, cerca de mil demandantes de asilo han sido regresados solo a Ciudad Juárez, luego de aplicar para su solicitud. Corbett expuso que un proceso podría tardar un año o más.
Más problemas
Para agravar las penas de los requirentes de asilo, EE. UU. endurece cada vez más el proceso de admisión de solicitudes. El pasado 29 de abril el presidente Donal Trump firmó un memorando en el cual pide los departamentos de Seguridad Nacional y de Justicia tomar acciones que, según grupos de derechos humanos, niegan los derechos humanos de los solicitantes de asilo.
Estas medidas buscan, entre otras acciones, imponer una tarifa para los solicitantes del alivio migratorio, y restringir a los jueces su capacidad de otorgar libertad bajo fianza a un demandante; además, prohíbe otorgar permisos de trabajo a aquellos migrantes que hayan ingresado o intentado ingresar ilegalmente a EE. UU., como hace la mayoría, que no presenta su solicitud en los puntos fronterizos, sino que cruza la línea divisoria con México y se entrega a las autoridades.
El colectivo Campaña por la Justicia Migratoria (IJC en inglés) expuso que el plan Quédate en México también restringe el acceso a los abogados de inmigración, y deja serias dudas, hasta el momento no resueltas, sobre la logística para movilizar a los migrantes cuando llegue el momento de sus audiencias en las cortes.
El IJC teme que al ponerse en práctica las medidas que ordenó Trump para los procesos de asilo, se incrementarán las deportaciones ya que hasta no necesariamente un juez podría hacer estas pruebas de miedo creíble, incluyendo la Patrulla Fronteriza.
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