Los incidentes en los cuales fallecen grupos numerosos de migrantes se han incrementado desde el 2019. Estos son algunos de los más trágicos.
Antes del 2010 ya se registraban muertes de migrantes. Sin embargo, en agosto de ese año se produjo un hecho que captó la atención internacional. En San Fernando, Tamaulipas, fueron hallados 72 cuerpos en fosas, entre ellos el de al menos 24 guatemaltecos. Dieciocho integrantes de los Zetas fueron condenados, pero 12 años más tarde.
El 25 de agosto del 2013, el descarrilamiento de un tren donde viajaban cientos de migrantes dejó como saldo 12 víctimas fatales y 35 heridos.
El 7 de marzo del 2019, 24 guatemaltecos murieron luego de que el camión en el que viajaba volcara en la localidad Francisco Sarabia, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
El 22 de enero del 2021 fueron ejecutados 16 migrantes guatemaltecos, en Camargo, Tamaulipas. Al parecer, por arma de fuego, y luego sus cuerpos fueron quemados junto con los vehículos en los que viajaban. En el caso, en el que hay policías estatales señalados, todavía no hay sentencias.
En diciembre del 2021, 56 migrantes, la mayoría guatemaltecos, que viajaban en el furgón de un tráiler fallecieron luego de que este se accidentara en una carretera del sur de Chiapas. Otros cien quedaron heridos.
El 7 de febrero pasado, 11 guatemaltecos murieron en circunstancias que no han sido aclaradas. Fueron hallados dentro de un vehículo en el fondo de un río en Nuevo León. En total viajaban 14 migrantes.
Ocho días después, el 19 de febrero, tuvo lugar el episodio más reciente. Otro percance ocurrido en una carretera de Puebla se cobró la vida de 17 migrantes, aunque no hubo víctimas guatemaltecas.
Responsabilidad
En entrevista con Prensa Libre, Yesenia Valdez Flores, coordinadora de Litigio Estratégico de Fundación para la Justicia, señala que las autoridades mexicanas no hacen esfuerzos suficientes para detener a los responsables de las tragedias de migrantes, desde los que han perdido la vida en siniestros automovilísticos hasta los que han sido víctimas de la violencia.
La Fundación tiene su sede en México y uno de sus ejes gira en torno a la protección de los migrantes en tránsito por ese país, a quienes brinda asesorías. En fecha reciente respaldó un comunicado de varias organizaciones mexicanas que, tras el reciente percance ocurrido en Nuevo León, que señala que “no se trata de accidentes, si detrás de ellos hay políticas que ponen en riesgo la vida de los migrantes”.
¿Por qué estas muertes no son accidentales?
Decimos que no son solo accidentes, sino que por parte de las autoridades mexicanas hay omisiones en el tema migratorio, pero también en la investigación de los casos donde los migrantes mueren en accidentes o asesinatos. México es un país amplio y no es posible que las autoridades permitan que el flujo migratorio se siga dando en estas condiciones inhumanas, donde los migrantes son una moneda de cambio de grupos delictivos. Esta permisividad e impunidad que rodea los casos de muertes tiene como efecto que sigan ocurriendo.
¿Qué ha pasado con anteriores tragedias de migrantes? ¿Quedan el olvido?
Los casos suceden y son noticias de dos o tres días, pero no se hace más. Las autoridades no llegan hasta los responsables directos o indirectos, ya sea de las masacres, como el caso de Tamaulipas, o de las 50 personas que fallecieron en un accidente de tráiler en Chiapas. En ningún caso tenemos sentencias condenatorias contra los responsables. Mientras se siga generando impunidad provocada por falta de investigación y de interés político de las autoridades mexicanas, vamos a seguir mandando el mensaje de que en México pueden operar estas redes y no les pasará nada. No se trata de accidentes, sino de que persiste este sistema de impunidad que quiere mantener el Estado mexicano.
Yesenia Valdez, Fundación para la Justicia
¿Las autoridades no pueden o no quieren llegar hasta los responsables?
Nosotros hemos buscado comunicarnos con las autoridades para que muestren voluntad política de crear comisiones serias en favor de los migrantes, pero hasta ahora no se ha mostrado esa voluntad. Pedimos al Gobierno mexicano que se preocupe de combatir la impunidad que está causando tantas muertes y dolor.
¿Han aumentado las muertes de migrantes en tránsito por México?
Las muertes empezaron a aumentar a partir de la llamada guerra contra el narco —que inició Felipe Calderón en el 2010—. Desde entonces no ha habido un año en el que no exista una masacre de migrantes. En los últimos tres gobiernos, de Calderón, Enrique Peña Nieto y el actual, se ha mantenido este tipo de delitos en contra de migrantes. De ahí nuestra preocupación para que se creen comisiones con especialistas que permitan investigar y conocer la verdad y llegar hasta los responsables.
¿Cuánto han influido las medidas restrictivas que ha impuesto México en los últimos años?
Contrario de lo que se esperaba de México, la política migratoria ha sido cerrar las puertas a los migrantes y no buscar soluciones. La reacción de los políticos mexicanos ha sido seguir la línea marcada por EE. UU. de no permitir la entrada y construir muros invisibles a través de leyes y prohibiciones. Es un elemento muy importante que provoca que los migrantes se arriesguen cada vez más en condiciones infrahumanas, porque se militariza las fronteras y se mete a la Guardia Nacional para prohibirles el paso, pero la gente, por necesidad, va a seguir buscando formas de migrar.
¿Cómo ve la respuesta de los gobiernos de Centroamérica, en particular el de Guatemala?
Los gobiernos de origen de la migración, como Guatemala, tienen que ser solidarios con su gente y construir, a través de la diplomacia, caminos para dos cosas: exigir justicia a favor de sus connacionales, y elaborar un análisis para saber qué está pasando. Pero nosotros no vemos que los gobiernos alcen la voz. Cuando pasan estos hechos los gobiernos dan sus condolencias a las familias, pero no hay una exigencia formal de justicia para sus connacionales ante este tipo de atrocidades.
¿Acaso esa condescendencia no se debe a que se sienten responsables, en parte, de estas tragedias? En el caso del Gobierno de Guatemala, siempre culpa a los coyotes.
Este tipo de respuestas de los gobiernos son lamentables, porque significa reducir el fenómeno a una parte de lo que es en realidad. Por un lado, las grandes redes criminales, y por otro, el origen. Es como hacerse de la vista gorda de que el fenómeno no tiene un origen, pero sin duda lo tiene. Los gobiernos deben hacerse responsables.
“Los gobiernos de origen de la migración deben ser solidarios con su gente y, a través de la diplomacia, exigir justicia”.