Santiago murió el jueves recién pasado junto a otros 54 migrantes que viajaban hacinados en el furgón de un tráiler que volcó en una carretera de Chiapas, México, un hecho que, además, dejó cerca de un centenar de heridos, la mayoría de ellos guatemaltecos.
Luis Fernando Hernández, sobrino de Santiago, lo recuerda como una persona ejemplar, al hacer referencia que durante muchos años fue el único maestro de la escuela de la aldea La Esperanza, en Lívingston, donde al mismo tiempo se hacía cargo de los seis grados.
Sin embargo, el amor de padre pudo más que su vocación de maestro, ya que decidió migrar para ir en busca de su hijo de 17 años, quien partió a EE. UU. hace siete meses, pero que empezó a padecer problemas de la vista y Santiago decidió dejarlo todo para ir en su ayuda. Su destino era Las Vegas.
“El lunes se despidió de todos. Se fue a despedir como que supiera que iba a perder la vida. Se fue triste, muy triste y nunca lo había visto llorar”, recuerda el sobrino, quien no pierde la esperanza de que su cuerpo sea repatriado para darle cristiana sepultura.
Agregó que le dejó recomendado un carro y que le dijo que “que primero Dios llego y lo arreglamos y lo pintamos”, también le pidió que cuidara de su esposa, su hijo de 12 años y sus padres, quienes por su avanzada edad están enfermos.
Santiago partió el martes pasado junto a otros dos parientes con una maleta en la espalda cargada de ilusiones, que se apagaron por la negligencia de los traficantes de personas que utilizan mecanismo de alto riesgo para acercarlos a la frontera entre México y Estados Unidos.
Según testimonios e indagatorias oficiales, los migrantes que viajaban en este vehículo ingresaron desde Guatemala durante varios días por caminos y veredas al estado de Chiapas y se concentraron en San Cristóbal de Las Casas en distintas viviendas utilizadas por los traficantes de personas.
Apenas una hora y media después de comenzar su recorrido, el camión volcó dejando una trágica cifra de muertos y lesionados. Viajar hacinados dentro de camiones es una de las formas más peligrosas formas de cruzar clandestinamente México que utilizan los migrantes tras pagar miles de dólares a sus coyotes o traficantes.
Luis Fernando contó que su tío nació en la aldea Choconchito, Lívingston, Izabal, donde creció y se formó como maestro, pero luego se trasladó a Río Dulce para estar más cerca de la escuela en la que impartía clases.
Angustia por mayor
En las mismas condiciones en las que se encuentra la familia de Santiago también están decenas de guatemaltecos que reciben información de la tragedia a cuentagotas de parte de las autoridades, que a dos días de la tragedia aún no oficializan el listado de personas fallecidas.
El último listado de heridos internados en hospitales cercanos al lugar de la tragedia que fue publicado por el Ministerio de Relaciones Exteriores detalla que 104 guatemaltecos han sido atendidos, de los cuales 80 son hombres y 24 mujeres.
Ruta trágica
El accidente coincidió con el inicio de la Cumbre por la Democracia del presidente estadounidense, Joe Biden, quien excluyó de la cita a Venezuela, Nicaragua, Cuba, El Salvador, Honduras, Guatemala y Haití, origen de la mayor parte de la migración indocumentada latinoamericana.
En su camino a Estados Unidos, los migrantes son además víctimas de abusos de autoridades mexicanas, según oenegés, y de accidentes como el de este jueves.
El pasado 9 de noviembre, 12 migrantes, incluidos varios centroamericanos, fallecieron en Chiapas en un siniestro que involucró dos camionetas que quedaron calcinadas.
En octubre, tres hondureños murieron y 23 más resultaron heridos al volcarse el vehículo en el que viajaban en el estado de Veracruz (este).
También en esa región, cuatro cubanos perdieron la vida en un accidente vial en septiembre.
En otro caso que causó conmoción, el 22 de enero, 16 guatemaltecos y tres mexicanos fueron hallados carbonizados en un vehículo que presentaba 113 impactos de bala en el estado de Tamaulipas (fronterizo con Estados Unidos). Por ese hecho fueron detenidos 12 policías de élite del estado.
También en Tamaulipas, otros 72 migrantes, en su mayoría centroamericanos, fueron asesinados en agosto de 2010 por presuntos pistoleros de la banda narcotraficante Los Zetas.
El flujo de indocumentados se multiplicó tras la llegada al poder de Biden, quien prometió analizar sus casos.
Más de 190 mil migrantes han sido detectados por autoridades mexicanas entre enero y septiembre, el triple que en 2020. Unos 74 mil 300 han sido deportados.
Estados Unidos, a su vez, registró que 1.7 millones de personas ingresaron ilegalmente desde México entre octubre de 2020 y septiembre pasado, un récord histórico.
Con información de EFE y AFP