Migrantes

¿Qué tipo de niños y adolescentes migran hacia EE. UU.? La OIM responde esta pregunta

Cada año más menores de edad salen del país, la razón en general es buscar mejores condiciones de vida.

Menores de edad no acompañados son regisrados en una estación fronteriza de EE. UU.  (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Menores de edad no acompañados son regisrados en una estación fronteriza de EE. UU. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Un reciente informe divulgado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) reveló que la enorme mayoría de los menores de edad que migran hacia EE. UU. lo hace con la intención de mejorar sus condiciones de vida, un menor porcentaje para reunirse con familiares y muy pocos por cuestiones de seguridad.

De julio a diciembre del año pasado, la OIM pasó la Encuesta de hogares sobre movilidad humana a dos mil 842 madres, padres o encargados de hogares donde se reportaron niños o adolescentes migrantes que viajaron solos a EE. UU. y que fueron deportados a los centros de recepción de Guatemala.

Dentro de los hallazgos, resalta que el 95% de los menores migrantes eran adolescentes de entre 13 y 18 años, el 74% varones, y la mayoría —el 61%— no tenía la escolaridad mínima que se esperaba para su edad.

La niñez y adolescencia no acompañada retornada a Guatemala se compone, en su mayor parte, por adolescentes de 13 a 18 años (95%). Con respecto al sexo, 74 por ciento son niños y 26 por ciento son niñas.

Asimismo, se revela que el 74% de las familias encuestadas dijo que el menor de edad había migrado en busca de mejores condiciones de vida, el 57% por trabajo, el 40% por reunificación familiar, y apenas un 2% por inseguridad.

Cada vez más niños

El estudio coincide con un deterioro de las condiciones de vida de miles de familias guatemaltecas, a la vez concuerda con las estadísticas, según las cuales, cada año la niñez guatemalteca rompe récords entre los menores de edad que llegan a la frontera sur de EE. UU.

Solo el año pasado más de 71 mil menores de edad se entregaron a la a las fuerzas de seguridad en aquel país, según cifras de la Patrulla Fronteriza (CBP, en inglés); es decir, cada ocho horas, un niño o adolescente abandonó sin ninguna compañía el país en busca de una mejor vida.

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Las cifras, dicen analistas, reflejan el impacto que tuvo la pandemia en las familias rurales y de escaso recursos, pues subió 162% en comparación con el 2019, cuando fueron detenidos 27 mil 34 menores de edad.

La encuesta justamente refleja que muchas familias viven en condiciones precarias. Un 21% respondió que no tiene acceso a energía eléctrica, un 33% no cuenta con agua entubada en su vivienda y solo un 29.9% tiene inodoro, el resto utiliza letrina o fosa séptica.

Además, indica que el 43.6% de los menores viven en un hogar monoparental y en el 62.6% la madre es la jefa del hogar.

En cuanto a educación, el estudio demuestra que entre más edad tiene el infante menos cumple con la escolaridad esperada. Así, el 80% de los menores de 12 años cumplía con esta expectativa, frente a solo el 31% de los menores de 17 años. Asimismo, esta escolaridad es menor en las niñas —45%— que en los niños —36%—.

Entre otros datos reveladores que da a conocer la encuesta, está que el 65% de los menores de edad tienen un familiar en el extranjero y que el 44% de las familias reciben remesas del exterior. También, que los hogares de los menores migrantes son habitados en promedio por 5.6 personas, y que el 57% dijo que viajó a EE. UU. con un traficante de personas, frente a un 38.2% que lo hizo por su cuenta.

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Situación se ha deteriorado

Para Otto Rivera, secretario ejecutivo de la Coordinadora Institucional de Promoción por los Derechos de la Niñez —Ciprodeni— es innegable el deterioro que ha sufrido la niñez y adolescencia de Guatemala en los últimos años y responsabilizó de esto a la clase política para quien este sector de la población sigue sin ser prioridad.

Un adolescente es registrado por un guardia fronterizo. Solo en 2021, más de 70 mil menores de edad guatemaltecos migraron solos hacia EE. UU. y se entregaron a las autoridades de ese país. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Expuso que en febrero del 2018 el Comité de Derechos del Niño hizo 54 recomendaciones al Estado para el cumplimiento de la Convención, de la cual Guatemala es signataria, pero hoy en día no se han cumplido.

Como muestra, citó que el gasto diario para cumplir con todos los derechos de la niñez apenas alcanza los Q9.54, lo cual es “lamentable” puesto que la mitad de la población está compuesta por niños, niñas y adolescentes.

Guatemala está perdiendo su capital más preciado”, señaló Rivera al referirse a los infantes que a diario salen del país, al mismo tiempo de indicar que miles de adolescentes han abandonado el sistema de educación nacional porque está centrado básicamente en el nivel primario y deja sin atención a los menores de 12 a 17 años que, como lo muestra la encuesta de OIM, son lo que menos cumplen con la expectativa educacional de acuerdo con su edad.

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Desde temprano, los menores se integran a la vida económica de las familias. Como lo demuestra al encuesta, más de la mitad de los entrevistados dijo que buscaba un mejor trabajo, lo cual va en contra de los derechos de la niñez, cuyo ocupación no debería ser otra más que el estudio.

“Las cosas van a cambiar en la medida que los niños, niñas y adolescentes sean prioridad de la clase política”, enfatizó el secretario ejecutivo de Cirpodeni. “Los niños están en los discursos políticos en las fotografías con candidatos, pero el que resulta ganador nunca vuelve su mirada ni sus acciones hacia ellos”, dijo.

Una niña, a punto de abordar el avión que la llevará deportada a su país de origen. (Foto Prensa LIbre: Hemeroteca PL)

No hay futuro

El diputado Edgar Batres, presidente de al Comisión del Menor y la Familia del Congreso, remarcó en que el Estado no propicia buenas condiciones de vida para las familias guatemaltecas, por lo cual, para evitar reproducir el círculo de miseria, los padres “se ven obligados” a enviar a sus hijos a EE. UU. en busca de un mejor futuro.

Expuso que el Estado no llega a la ruralidad, ni siquiera a través de los gobiernos locales, pese a que cuentan con presupuesto. En educación, dijo, los niños se van con cero habilidades y en uno o dos años de vivir en EE. UU. ya dominan el inglés. Esto demuestra que los infantes están ávidos de aprender, pero no se les facilitan las condiciones para hacerlo.

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El legislador coincidió con que las condiciones económicas son el principal motor que impulsa la migración de menores de edad, pero expuso que no hay que dejar de lado las múltiples formas de violencia que sufren los infantes.

“Hemos monitoreado a 21 instituciones del Estado, entre secretarías y ministerios, que deberían proponer mejores condiciones para las familias, pero eso no se refleja en sus presupuestos ni en sus POAS —planes operativos anuales—, ni en sus metas ni en su calidad de ejecución”, lamentó.

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